José Miguel Cremades, el chef con el que todos quieren estar

De José Miguel Cremades cocinero apasionado por la comida, viajero incansable y recientemente embajador del producto de la Región de Murcia en el congreso San Sebastián Gastronomika, es difícil encontrar una opinión negativa. Creativo, entusiasta, nervioso, alegre, trabajador, quienes le conocen le atribuyen, además de todos estos adjetivos, el que quizá mejor le define, el de «compañero perfecto» que esgrime María Crespo, chef del restaurante murciano Perro Limón, con quien Cremades compartió oficio hace unos años en las cocinas de Cabaña Buenavista, antes de que el buque insignia de Pablo González recibiera su segunda estrella Michelin.

Nacido en Alicante, aunque ha crecido en la Región, Cremades es la cara más visible del Grupo Cangreja, un proyecto gastronómico y hostelero que el inquieto cocinero impulsó en 2014 junto a su socio, Ángel Sánchez, con quien abrió entonces el chiringuito La Cangreja en la playa Galúa, en La Manga, y que ha ido creciendo hasta convertirse en una de las firmas más relevantes dentro de la hostelería regional.

De aquel local que lindaba con la arena surgieron dos establecimientos más con igual concepto: una cocina callejera, viajera y fresca que hoy se sirve también en Cabo de Palos y Cartagena, y a la que después se sumaron La Palera y Blue Fish, otros dos proyectos hosteleros ahora fusionados en La Mestiza, el restaurante que los dos socios inauguraron este año en La Manga y cuya carta de presentación tuvo espacio en San Sebastián Gastronomika.

En el acontecimiento gastronómico por excelencia, Cremades debutó con un original formato no solo limitado a desvelar la elaboración de los platos, sino que le permitió realizar un recorrido visual por la Región a partir de cada producto. Con él mostró parte de la propuesta que defiende en La Mestiza, cuyo principal objetivo es contribuir a la desestacionalización de La Manga abriendo las puertas de su restaurante incluso en invierno.

Es en ese empeño en el que ahora está enredado Cremades, «un tío con amigos hasta en el infierno», le describe con una sonrisa el actual jefe ejecutivo de las cocinas del Grupo Cangreja, Samuel Sánchez, vinculado a la firma desde hace más de siete años, y quien subraya de Cremades su modo de ver la hostelería, donde no solo es importante «la comida y el cliente», sino el equipo con el trabaja: «Es de los pocos jefes que se preocupan por sus empleados casi más que por sus negocios», comparte. Ese interés por el bienestar de quienes están a su lado y por tener un equipo cohesionado y motivado también se pudo ver en la cita de San Sebastián, a la que acudió acompañados por todos ellos.

En el currículo de José Miguel Cremades figura una diplomatura en Turismo, que cursó en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), y que terminó enfocando en la hostelería. Hijo único, Cremades heredó el amor por los fogones de sus padres. Su madre, de hecho, afirman sus allegados, es una gran cocinera, y a su padre, ya fallecido, le encantaba cocinar, aunque ninguno de los dos regentó nunca un restaurante. Atraído por el arte de transformar alimentos en suculentos bocados y con un entregado afán por aprender, el cocinero alicantino empleó varios años en pulir su formación junto a grandes chefs. Cremades ha pasado por las cocinas de Neichel, en Barcelona; Arzak, en San Sebastián; Casa Alfonso, en Campoamor; y El Palacete de la Seda o El Estudio de Ana, en Murcia, además de por Cabaña Buenavista, entre otros restaurantes, entre los que figuran locales de Londres y Nueva York.

A Cabaña Buenavista, recuerda González, llegó con muchas ganas de trabajar y sin importarle cuál sería su sueldo. «Se ganó entrar en la plantilla», afirma el chef murciano, quien destaca de Cremades su capacidad para «sumar» y «hacer grupo». Se marchó del restaurante para volar en solitario justo antes de que sobre la finca de El Palmar cayera la segunda estrella.

Cuenta con grandes amigos dentro de la profesión. Sergio de la Orden, de El Mosqui, en Cabo de Palos, es uno de ellos, pero también David López, de Local de Ensayo y la propia María Crespo.

Con pareja, aunque sin niños, Cremades disfruta del tiempo libre al lado de su familia y sus amigos. Después de cocinar, su segunda pasión es comer. También le encanta viajar, y una gran muestra de ello es su propuesta culinaria.