Urgente Un terremoto de 2,6 grados sacude Murcia y alarma a los vecinos
Isabel Martínez de Ilarduia, Consuelo Ortega y Petri Yanguas, en su casa de Los Mateos. PABLO SÁNCHEZ / AGM

La discreta siembra de las hermanas

José Sánchez Conesa

Miércoles, 15 de julio 2020, 00:34

Lo escribió la propia Consuelo Ortega en el número monográfico titulado 'La Iglesia de la Transición en Cartagena' de la revista de estudios Cuadernos del ... Estero (2001), que dirigió durante años Francisco Henares: «Las religiosas sufrimos a raíz del Concilio (Vaticano II) una fuerte sacudida. Empezamos a vislumbrar una vida distinta, más encarnada, más cercana a los hombres y mujeres de nuestra sociedad de la que nos separaban, no sólo las tapias de los grandes conventos, sino nuestra forma de pensar y vivir». Comenzaron un proceso de cambio que les llevó a ser críticas con sus propias instituciones, dejando la enseñanza privada para dedicar su trabajo docente a niños y niñas desfavorecidas. Así Consuelo dejó un colegio de élite en Madrid, como era Nuestra Señora de Loreto, para venir al colegio público de La Palma en 1971. Otra compañera ejercía en Torre Pacheco, donde vivían. Luego vinieron a Cartagena, pero siempre en barrios, «donde se capta más el contacto directo con la gente que en el centro». Entre otros, José María Lapuerta, el Ensanche y 27 años en Los Mateos.

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Forman parte de la congregación Sagrada Familia de Burdeos con presencia en 27 países de cuatro continentes, siendo en África y Asia donde más vocaciones surgen. Leo en su revista 'Carisma' una entrevista a Asunción Esteve, la superiora provincial de España en la que afirma que buscan estar con los descartados de la sociedad desde la acogida, la escucha, el acompañamiento, la colaboración en red con otros grupos y el cuidado del planeta. Sueña con que escuchemos los gritos de la Madre Tierra para que busquemos estilos de vida alternativos, creciendo en diálogo, creatividad, interioridad, contemplación y presencia de Dios en todo.

Consuelo no olvida cómo al principio les abrió sus puertas la comunidad franciscana de la Barriada Villalba, en la que Henares y otros dos religiosos residían. Era un movimiento muy activo en esos años en los que numerosas órdenes pasaban de los conventos a los barrios. Conocieron a curas como Telesforo, Pepe Nicolás, Antonio Sicilia, Pedro Castaño, Paco Clemente, algunos del grupo 0brero de Cartagena. Se fueron formando en la escucha de teólogos de la talla como Ricardo Alberdi y Fernando Urbina, o Adela Cortina, catedrática de Ética, quienes frecuentaban la parroquia de Santa Florentina. Durante años las maestras se reunían clandestinamente para mejorar la enseñanza pública y otras compañeras luchaban para que las guarderías en barriadas periféricas, montadas mediante voluntariado, fuesen municipalizadas. Colaboraron ya en democracia con los movimientos vecinales para que el Ensanche tuviese el parque Sauces.

Las tres religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos dejan la ciudad tras 50 años de trabajo en ambientes sencillos

Presencia en Los Mateos

En este último barrio fue secretaria de la asociación de vecinos, donde ha colaborado en El Taller de la Gitana, cuyo nombre cambiaron por el de Jaloque. En este espacio unas cuarenta mujeres, payas y gitanas, aprendían no sólo costura para ganarse la vida, sino que participaban de una educación integral, desde formación en cocina y alimentación a charlas relacionadas con el Día de la Mujer o el Día de los Trabajadores. Era un instrumento interesante para llegar a las familias, concienciando para que los niños y jóvenes se escolarizaran en guarderías, colegios o institutos. Que fuesen al médico con normalidad, dejando atrás las prácticas de cortar el mal de ojo. Ahora confeccionan mascarillas de protección contra el coronavirus, pasando el taller a ser gestionado por Cáritas. Van mujeres que forman parte del Culto, porque siempre han tratado de estar junto a la persona, sin importar religión o color de la piel. Me confesaba que quizá no han sabido hacer proselitismo de su comunidad, pero sus prioridades, como pueden apreciarse, eran otras.

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En la zona del Ensanche llegaron a contar con ocho o nueve asociadas a la Sagrada Familia de Burdeos. También les ha costado crear tejido eclesial entre los pobres de la barriada, pero cree que ha merecido la pena vivir una espiritualidad profunda, más allá de rezos, procesiones y otros ritos externos, muy en sintonía con el mensaje del Papa Francisco. Se van superando incomprensiones pasadas en las que sacerdotes eran dolorosamenterelegados o puestos entre paréntesis dentro de la Iglesia.

Dejan una siembra que nunca se sabe cuánto fruto dará en su máximo esplendor. Una obra con inmigrantes en Murcia Acoge, la labor educativa en colegios y guarderías, la pertenencia a la comunidad cristiana de base radicada en la parroquia Santa Florentina, al sindicato STERM, las buenas relaciones con el Grupo Scout de Los Mateos, Rascasa o la Coordinadora de Barrio. Consuelo no pierde vitalidad a sus 85 años ni el recio acento castellano de la Soria que la vio nacer. Ahora marchará a Campo Hermoso, localidad almeriense que pertenece al municipio de Níjar. Una zona de fuerte inmigración africana, quizá allí colabore en talleres de elaboración de fundas para peines y bolsas para que estas personas puedan ganar su sustento. Sus otras hermanas Isabel Martínez de Ilarduia y Petri Yanguas marcharán a Bilbao y a Getafe.

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Despedida

El pasado miércoles celebraron una misa en la parroquia de Los Mateos, seguida de un sencillo picoteo, no querían nada más en su despedida de Cartagena tras cincuenta años de presencia y siembra. En realidad, celebraban los 200 años de la creación de su asociación por el francés Pedro Bienvenido Noailles y sus 27 de misión en el barrio. Se vieron sorprendidas por la concurrencia de unas cien personas, algo que no esperaban porque se van discreta y humildemente, como han vivido entre nosotros.

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