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Alfonso Díaz y Marina Conesa brindan a las puertas de la capilla del Virgen de La Arrixaca, tras contraer matrimonio, el pasado 3 de marzo. Cedida

Del altar al quirófano: la boda de Alfonso y Marina en La Arrixaca

El cáncer de páncreas irrumpió en la vida de esta joven pareja en febrero. Tres días antes de que él se sometiera a una compleja cirugía, sellaron su relación en la capilla del hospital

Domingo, 19 de mayo 2024, 21:26

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Como en tantas otras bodas, en el enlace de Alfonso Díaz, un guardia civil de 36 años, y Marina Conesa, enfermera de Oncología pediátrica, hubo cava, tarta, pétalos y música. Pero los novios no hicieron su entrada en un salón de celebraciones, ni el sacerdote los casó en la iglesia de El Ranero, donde residen. Alfonso y Marina brindaron a las puertas de la capilla del Virgen de La Arrixaca y cortaron la tarta en la cafetería del Materno-Infantil, rodeados del cariño incondicional de sus familias y amigos más íntimos. El novio llevaba, bajo el traje que le prestó uno de sus primos, un drenaje biliar. Era domingo, 3 de marzo. El miércoles 6, Alfonso entró al quirófano para someterse a una compleja intervención. Apenas unas semanas antes le habían diagnosticado cáncer de páncreas.

«Tenemos dos hijos de 7 y 4 años, Leo y Mía. Yo quería afrontar tranquilo la operación, por si no salía bien. Por eso decidimos casarnos», cuenta Alfonso en una soleada terraza de su barrio, ya recuperado del postoperatorio. Marido y mujer lucen los anillos que Marina compró el día de antes del enlace en un mercadillo medieval.

Todo fue muy rápido. A principios de febrero, la vida de esta familia era todavía muy diferente. Él estaba trabajando en Lérida, en un grupo de intervención rápida de la Guardia Civil. Ella permanecía con sus hijos en Espinosa de los Monteros, una localidad al norte de la provincia de Burgos en la que se instalaron hace años, cuando Alfonso comenzó su trayectoria en la Benemérita mientras ella trabajaba en el cercano Hospital de Cruces, en Bilbao.

El primer fin de semana de febrero, Alfonso regresó a casa y se quejó de molestias en el estómago. Podía ser cualquier cosa sin importancia, pero Marina no se quedó tranquila. «Él nunca se queja de nada. Si dice que le duele algo, es porque algo pasa», cuenta. Así que, como la molestia continuaba, le aconsejó que fuera a Urgencias en Lérida. Le hicieron una radiografía que no detectó ningún problema y le dijeron que sería estreñimiento. Al fin de semana siguiente, de nuevo en Espinosa de los Monteros, el malestar continuaba. La orina, además, empezó a ser «muy oscura». «Me di cuenta de que podía ser bilirrubina, y la parte inferior de los ojos empezaba a estar un poco amarilla», relata Marina.

Los recién casados cortan la tarta en la cafetería del Materno Infantil de La Arrixaca. Cedida

Tener una enfermera en casa fue crucial, porque detectar estos síntomas les llevó a pedir rápidamente cita en el médico. Acudieron al hospital Quironsalud de Leioa, en Vizcaya, con las bicicletas en el coche, dispuestos a hacer una ruta por Algorta cuando terminase la consulta. Pero las bicis se quedaron en el maletero. Las pruebas revelaron que había una masa en el páncreas. El 'shock' fue tremendo.

Había que correr

El de páncreas es uno de los cánceres de peor pronóstico y menor supervivencia, y muchas veces se diagnostica tarde porque no da la cara hasta que ya está muy extendido. En el caso de Alfonso, los síntomas aparecieron antes de que el tumor afectase a estructuras vasculares esenciales, lo que suponía una ventana de oportunidad: quizá podría someterse a una operación. Pero para ello había que correr.

Alfonso y Marina decidieron volver a su tierra, a Murcia, y no solo porque querían pasar por este trance en compañía de sus familias y en casa. También sabían que La Arrixaca es una referencia en cirugía pancreática de alta complejidad de la mano de Francisco Sánchez Bueno, jefe de la Unidad Biliopancreática. Movieron cielo y tierra y se encontraron con la empatía de profesionales como el cirujano Víctor López, que les recibió en el hospital y puso en marcha las pruebas necesarias.

El viernes 1 de marzo, Alfonso ingresó en espera de la cirugía. Ese día decidieron casarse. El capellán de La Arrixaca, David Magno Pujante, se volcó con ellos. «El cursillo prematrimonial lo hicimos en el despacho de la supervisora», cuentan entre risas. Unas 30 personas acudieron el domingo a la capilla de La Arrixaca, donde se desbordó la emoción. De la mano de un grupo de jóvenes reclutados por el capellán sonó la balada de Maluma que Mónica siempre había querido para su boda. Del ramo que lució durante la ceremonia se encargaron las amigas.

CEDIDA

Hubo risas y alegría, aplausos de médicos y enfermeros, improvisados 'vivan los novios' entre los clientes de la cafetería del Maternal. Fue una boda «emocionante, improvisada y auténtica». Celebraron su amor y celebraron la vida. Tres días después, Alfonso se puso en manos de Sánchez Bueno y entró al quirófano, de donde salió cinco horas más tarde sin una parte del estómago y del páncreas, sin duodeno ni vesícula biliar. Tras la resección, el experimentado cirujano procedió a la reconstrucción de los diferentes órganos.

La recuperación fue dura pero, dos meses después, Alfonso está en casa y ha empezado incluso a hacer deporte, que es una de sus grandes pasiones. Le dieron el alta el día del Entierro de la Sardina, y se fue a ver el desfile con sus hijos. Ahora ha comenzado a tratarse con quimioterapia. «Mi mentalidad es la de no rendirme nunca. Así ha sido en mi trabajo, y también ahora con el cáncer», resume este guardia civil que ha superado pruebas de enorme esfuerzo físico para acceder a los grupos de intervención rápida del instituto armado. Todo esto ha sido una ayuda, pero lo que de verdad le ha hecho no desfallecer es el apoyo de Marina y ese amor que empezó hace nueve años, cuando se conocieron, y que quedó sellado para siempre un 3 de marzo en la capilla de La Arrixaca.

Una referencia en cirugía pancreática

El equipo de cirugía pancreática de alta complejidad, que lidera Sánchez Bueno, suma ya más de 900 intervenciones. Desde el año 2021, La Arrixaca ha incorporado la cirugía robótica para algunas de estas pancreatectomías. Ya se han realizado unas 40 intervenciones mediante los robot Da Vinci, aunque Alfonso Díaz se sometió, por las características de su tumor, a cirugía abierta. La incidencia del cáncer de páncreas está aumentando tanto en la Región de Murcia como en toda España. El año pasado se detectaron 246 casos en la comunidad, lo que representa una tasa de 16 casos por 100.000 habitantes.

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