Un pacto rebaja de 35 a 6 años la pena a uno de los pederastas más activos
La circunstancia de que la instrucción haya tardado diez años ha propiciado un acuerdo de la defensa y el Ministerio Público, al apreciarse la atenuante de dilaciones indebidas
Alicia Negre
Miércoles, 3 de diciembre 2014, 01:42
Han pasado más de diez años, pero las víctimas de José León Tornero no olvidan su cara. Este pederasta, uno de los más reincidentes de la Región, volvió a sentarse ayer en el banquillo para responder por los abusos sexuales a los que sometió a varios chavales en el verano de 2004, aprovechando que era su entrenador de fútbol. Aunque la Fiscalía solicitaba más de 35 años de cárcel, León regresó a la prisión con una condena mucho más exigua. Apenas una quinta parte. La excesiva duración de la tramitación de esta causa es una de las razones.
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Con un brazo en cabestrillo y cubriéndose el rostro con una chaqueta, José León atravesó los pasillos del Palacio de Justicia de Murcia e ingresó en una sala de vistas en la que fue condenado, por conformidad, a seis años y medio de prisión, apenas una quinta parte de los años entre rejas que la Fiscalía solicitaba inicialmente para este pedófilo. Su defensor, Melecio Castaño, llegó a un acuerdo con el Ministerio Público y la acusación particular -representada por el letrado Felipe Insúa-, que evitó la testifical de las víctimas.
Un álbum repleto de fotos
Tras reconocer los hechos, fue condenado a seis años y medio de prisión por cinco delitos de captación de menores con fines pornográficos, un delito de agresión sexual y uno de corrupción de menores. Inicialmente, la Fiscalía solicitaba más de 35 años, pero al haber transcurrido más de una década, admitió que cabía aplicar en este caso la atenuante cualificada de dilaciones indebidas. El procesado debe indemnizar a cada víctima con 3.000 euros. Su abogado, Melecio Castaño, solicitó que parte de la condena sea conmutada por multa, algo que también reclamó la letrada de Roberto A., colaborador de León, que fue condenado a un año por dos delitos de captación de menores.
A las puertas de la sala, sus víctimas, la mayoría de los cuales ya están en la veintena, recordaban cómo este vecino de Murcia, con numerosas condenas por pederastia a sus espaldas, los engañó y abusó de ellos siendo aún unos niños. «Nos compraba la Nintendo 64 y nos daba perras a cambio de hacernos fotos desnudos», relata Manuel (nombre ficticio). «Eramos unos críos y nos engatusaba ».
En el verano de 2004, José León ejercía de ojeador y entrenador de fútbol, aunque no tenía título, en la pedanía murciana de El Puntal y en otras tantas. Un puesto idóneo para acercarse a su objetivo: los niños. Este experto en informática -con la ayuda de su colaborador Roberto A.- se dedicaba a captar a menores ganándose su confianza con la excusa del fútbol, dándoles dinero o haciéndoles regalos. Una vez en sus redes, José León y su compinche, tal y como ellos mismos reconocieron ante el juez, fotografiaban a los menores desnudos o, incluso, mantenían relaciones sexuales con ellos, que grababan en vídeo y compartían por internet. A dos de los niños, el acusado les entregó diez euros para que posarán desnudos y en actitud de contenido sexual.
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«Siempre nos estaba ofreciendo cosas. Nos daba dinero, nos llevaba a cenar al Bocatta...», recuerda Manuel. «A nosotros -él y sus amigos- solo nos hacía fotos, pero a otros niños les hacía algo más». Según explica este joven, el pederasta mantenía vínculos con muchos menores y, en ocasiones, pagaba a algunos para que les presentasen a otros jóvenes. «Cuando declaré ante la Policía me enseñaron un álbum gordísimo con muchas fotos de niños para ver si conocía alguno», recalca Manuel, que asegura que León actuó durante algunos años antes de que se destapara su caso y resultara arrestado. «Recuerdo que cuando lo detuvieron me sacaron del colegio para que declarara». Solo tenía 12 años.
Las víctimas criticaron duramente la excesiva duración del proceso. Durante más de una década han tenido que relatar lo ocurrido en diversas instancias, entre ellas Madrid, donde León tiene aún asuntos pendientes. «Hemos tenido que ir varias veces a Madrid y somos gente humilde», relata la madre de uno de los afectados. Manuel reconoce que su principal objetivo ahora es pasar página. «Yo ya tengo mi vida y solo quiero olvidarme de esto».
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