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Pablo Rodríguez Ros en el glacia Johnson, en la Antártida, junto a la base española Juan Carlos I. P. R. Ros
«No hay nada más inhóspito que un desierto marino»

«No hay nada más inhóspito que un desierto marino»

El científico cartagenero Pablo Rodríguez Ros relata en 'Argonauta' su periplo investigador de diez años rastreando los efectos del cambio climático en todos los océanos del planeta

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Lunes, 24 de agosto 2020, 07:44

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Entre el muestreo rutinario de algas en el Mar Menor y la convivencia con tiburones leopardo y pelícanos en la playa de La Jolla (San Diego, California, EE UU), en la biografía del oceanógrafo Pablo Rodríguez Ros (Cartagena, 1990) se aprietan diez años de estudio, investigación básica y expediciones científicas a lo largo de todo el planeta en busca de los efectos del cambio climático en el medio marino. Una década prodigiosa con mucho trabajo de bota y bata, mareos a bordo, algunas aventuras y pequeñas calamidades (circunnavegar el Océano Antártico no es precisamente como una excursión a la isla Perdiguera) que este ambientólogo y doctor en Ciencias del Mar relata en 'Argonauta', un libro destinado a despertar vocaciones científicas que la editorial murciana Raspabook publicará el 16 de septiembre.

El subtítulo de la primera obra de Pablo Rodríguez Ros, 'Peripecias modernas entre el océano y el cambio climático', define el tono de una narración que se lee como una novela, que divierte e informa, atrapa y también deja en el lector una sombra de preocupación. «No quería escribir una obra exclusivamente de divulgación, sino reflejar mi experiencia personal como investigador, con detalles del día a día del trabajo científico, que en mi caso ha estado volcado en los océanos de casi todos los puntos del planeta», explica el autor a LA VERDAD desde Cabo de Palos, donde pasa el mes de agosto buceando y comprobando con fastidio (no tenemos remedio) que las embarcaciones recreativas siguen echando el ancla sobre las praderas de posidonia, sin control alguno, como quien aparca encima de la acera. Ojo a este dato: cuando un barco arranca una hoja de un metro de esta planta acuática se está llevando por delante un siglo de vida marina, ya que su ritmo de crecimiento es solo de un centímetro al año.

El doméstico y maltratado Mar Menor, el Estrecho de Gibraltar, el Mar del Norte y los océanos Atlántico, Antártico y Pacífico son los escenarios donde se desarrolla 'Argonauta', cuyo título remite a los navegantes que en la Grecia clásica eran enviados en misiones imposibles en busca de nuevas rutas comerciales, conquistas militares y otros prodigios. Para Pablo Rodríguez Ros, los argonautas actuales son los científicos; en su caso, su condición de explorador del conocimiento le ha llevado a navegar miles de millas (enrolado en buques de investigación como el 'Hespérides') para rendir cuentas de sus descubrimientos a instituciones científicas nacionales e internacionales: Universidad de Murcia, Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Universidad Politécnica de Cataluña, Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), Scripps Institution of Oceanography (Universidad de California), ONU...

¿Qué ha encontrado más allá del horizonte, cuál es su diagnóstico sobre el estado de los océanos? «Hemos observado muchos cambios y lo peor no es lo que vemos, como el aumento de la temperatura, la abundante presencia de plásticos y la acidificación de las aguas, sino los impactos negativos que intuimos que se están produciendo, pero que ni siquiera se están estudiando porque aún no los hemos identificado», informa con prudencia científica.

Con Bradley Cooper

'Argonauta' proporciona información sobre el preocupante estado de los mares, que el investigador cartagenero ha comprobado directamente analizando columnas de agua en enclaves oceánicos remotos, y también datos reveladores de un medio natural aún poco explorado: como la inmensidad del Pacífico, donde cabría toda la superficie terrestre del planeta y aún le sobraría espacio, y la soledad y sensación asfixiante de aislamiento en los giros subtropicales, las zonas centrales de los océanos donde desaparecen los signos de vida en la superficie: «No hay nada más inhóspito que un desierto marino», recuerda ahora Pablo Rodríguez Ros. Ni momento más impactante que «cuando te encuentras delante de tu primer iceberg».

  • 'ARGONAUTA. Peripecias modernas entre el océano y el cambio climático.

  • Autor. Pablo Rodríguez Ros.

  • Prólogo. Andreu Escrivà.

  • Editorial. Raspabook. Murcia, 2020. 260 páginas. 15 euros.

Elefantes marinos, petreles gigantes, 'blooms' de fitoplancton, tiburones martillo, albatros viajeros, rayas, ballenas jorobadas, pingüinos y otros habitantes de aguas superficiales y profundas protagonizan un relato que fluye como una corriente cálida arrastrando historias, conocimiento y anécdotas. Por ejemplo: la incómoda rutina de los simulacros de incendio a bordo del 'Hespérides', que obligan a calzarse un pesado traje de seguridad con el que militares, científicos y demás personal parecen 'teletubbies'. Aunque nada que no pudieran remediar los deliciosos menús de don Paco, el cocinero natural de Pliego.

Las páginas de este instructivo y divertido cuaderno de bitácora enseñan que una brillante carrera científica puede comenzar pintando una boya, que puedes terminar avistando un ciervo cuando en realidad querías contemplar una orca y que en un buque de investigación es fundamental asegurar todo el instrumental del laboratorio (ordenadores, recipientes, microscopios, incluso las sillas) con cabos elásticos, cinchas y velcros para asegurarse de que una tormenta no arrase el laboratorio. Especialmente, cuando hay que cruzar varias veces el Estrecho de Drake.

El autor destinará los beneficios de su primera obra a proyectos de recuperación del Mar Menor

También puede leerse en 'Argonauta' que la ciencia duele, sobre todo si uno se resbala sobre una roca mientras recolecta copépodos en Baleares, y que el trabajo de los investigadores no tiene nada de glamur hasta que una carambola del destino durante una campaña en la Polinesia te lleva a cenar junto al actor Bradley Cooper y la modelo Irina Shayk en el complejo turístico de lujo que fundó Marlon Brando en el atolón de Teti'aroa, un lugar que parece formar parte del mundo de los sueños más que de la vida real.

Un cernícalo viajero

Pablo Rodríguez Ros también se detiene en sus trucos contra el mareo (comer con frecuencia, fruta especialmente, y la biodramina siempre con cafeína) y anota un misterio: el del cernícalo que acompañó la travesía del 'Hespérides' entre Cartagena y Chile y que se atracaba de peces voladores y aves marinas. La pequeña rapaz abandonó el barco en mitad del Atlántico en busca de un rumbo propio, en plena calma ecuatorial, y el científico cartagenero siempre se ha preguntado qué habrá sido de ese valiente argonauta alado.

El autor destinará los beneficios de su primer libro a proyectos de recuperación del Mar Menor a través de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse). «Es una forma de devolver a la Región de Murcia parte de lo que me ha dado; espero que sirva para mejorar el estado de la laguna y también como herramienta de divulgación. Decidí que lo gestionara Anse porque es una organización que desarrolla una labor ejemplar, cubriendo los huecos importantes que está dejando la administración regional», sostiene Pablo Rodríguez Ros.

Elefantes marinos, tiburones martillo, albatros viajeros y ballenas jorobadas protagonizan un relato que fluye como una corriente cálida

En el Mar Menor, que atraviesa el peor estado ecológico de su historia, se inició la peripecia científica narrada en 'Argonauta': «Hace falta una reflexión acerca de lo que, como sociedad, queremos que sea el Mar Menor, sobre todo por parte de los municipios ribereños. ¿A qué nivel queremos recuperarlo, al de 1970, al de 1980, al del año 2000? Hay que saber a dónde queremos ir, porque a día de hoy falta un consenso amplio, tanto a nivel político como social», plantea Pablo Rodríguez, quien advierte de que al impacto de las actividades humanas en la laguna habrá que añadir otros daños previsibles, que irán en aumento, como las consecuencias del calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la proliferación de especies invasoras.

Las rutas marinas siguen sosteniendo la mayor parte del comercio mundial, después de haber consolidado los intercambios culturales siglos atrás. Aspectos históricos y leyendas, como las de los tiburones guardianes de las islas del Pacífico, también afloran a la superficie de 'Argonauta', en pasajes que se alternan con avisos sobre la función del océano como generoso productor de oxígeno y proveedor de alimentación para buena parte de la humanidad. Pese a que los mares son fundamentales para la vida en la Tierra, «los tratamos muy mal porque no somos conscientes de lo importantes que son para nosotros», advierte un investigador que, afincado en Mallorca, atraviesa un periodo de reflexión en el que sopesa cambiar la ciencia pura y dura por la gestión pública. Siempre de buen humor, aguarda con ilusión el momento de embarcarse en la promoción de su debut editorial mientras nuevos proyectos profesionales van llegando a puerto.

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