Tragos volcánicos

En Sicilia, la isla más grande del Mediterráneo, la isla del eterno verano por su cálido clima, y donde se entrelazan arte, historia y cultura, se encuentra Santa Maria La Nave, una pequeña bodega 'boutique' en las faldas del Etna. Un volcán que hoy en día aún se encuentra activo y que cuenta con una extensa historia agrícola por sus fértiles suelos.

La historia de esta bodega comenzó en 1954 con el abuelo 'Peppino', Giuseppe Mulone, que era un enamorado del Etna y sus viñedos. Hoy, la familia Mulone continúa salvaguardando la tradición vinícola del Etna de la mano de Sonia Spadaro Mulone (nieta de Peppino) junto con su marido, dedicando toda su pasión, amor y respeto a este proyecto familiar.

Debido a la pendiente de las laderas y la gran altitud donde se cultivan estos viñedos, esta familia practica una viticultura heroica en unas parcelas situadas en los cráteres del Etna y rodeados de antiguas coladas de lava. Santa Maria La Nave puede presumir de contar con uno de los viñedos más altos de Europa, a unos 1.100 metros de altitud, con el que elaboran un vino blanco llamado Millesulmare. Calmarossa es el tinto de la familia Mulone, un vino que cobra vida en un viñedo situado en uno de los conos volcánicos más grandes del Etna, el Monte Ilice, sobre arenas negras y gravas, en la ladera de un cráter situado al suroeste del mítico volcán siciliano.

Es un viñedo con corazón prefiloxérico, a gran altitud y de muy bajo rendimiento (unos 800 gramos por cepa). En él encontramos antiguas variedades de vides locales cultivadas en vaso, las cuales están en proceso de recuperación. Este vino tinto se elabora con dos variedades de uva autóctonas de la zona. Una pequeña porción de nerello capuchino y, mayoritariamente, nerello mascalesse: el príncipe indiscutible de las viñas presentes en este volcán. Calmarossa se elaboró por primera vez en 1980 y, desde entonces, se continúa produciendo mediante un proceso de vinificación absolutamente delicado, y nada invasivo, para mantener intactos el carácter del racimo y las notas distintivas de la añada, permitiendo así la elaboración de un vino auténtico.

Cuenta con nueve meses de crianza en barricas francesas y otros seis en botella antes de salir al mercado, y en nariz encontramos intensas notas de rosas y violetas mezcladas con frutas rojas. Se aprecian de forma sutil las notas del 'terroir' volcánico. Es un vino fresco en boca, con tanino pulido y tiene un final envolvente y persistente. Calmarossa puede ser un gran acompañante para las brasas, asados y pescados ahumados.

Bodegas Launa y los viñedos donde nace este vino se encuentran en La Rioja Alavesa, bajo la Sierra de Cantabria, que sirve de barrera natural frente a los fríos y húmedos vientos del Cantábrico.

Tras siete generaciones en la familia vinculadas al mundo del vino, con la novena generación nace este proyecto familiar. Tres hermanos dirigen hoy esta bodega: Iker, Unax y Usuri. Este vino blanco está elaborado únicamente con viura procedente de un viñedo de 40 años y tiene una pequeñísima producción de no más de 1.300 botellas. Fermentado en barricas de roble francés cinco meses con sus lías, en naves subterráneas a unos seis metros de profundidad, es un vino de gran estructura, con aromas a cítricos y frutas tropicales, acompañadas de tostados y con una textura cremosa debido a su envejecimiento sobre lías.

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• Denominación de Origen Vino de Jumilla
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