Entre alisios y volcanes

Cuando hablamos de Tenerife, lo primero que nos viene a la mente es el contraste entre sus playas de arena negra, sus grandes acantilados, ciudades vibrantes y sus paisajes lunares y semidesérticos. Sin olvidar, por supuesto, el Teide que, con sus 3718 metros de altura, es el corazón de la isla. Todo este bello contraste hace que, a veces, se nos olvide que el archipiélago Canario también cuenta con una gran riqueza vinícola. Solo en Tenerife podemos encontrar cinco denominaciones de origen con unas características que las hacen únicas.

La isla de Tenerife tiene, además, una particularidad que hace que sus vinos sean únicos. Y es que, a pesar de la llegada a Europa de la filoxera en el siglo XIX, que causó grandes estragos en los viñedos de todo el continente, este letal insecto nunca llegó a las Islas Canarias. Por eso esta es una de las pocas zonas del mundo libres de filoxera y conserva variedades únicas que no se encuentran en ningún otro lugar.

Hoy quiero volar hacia la cara noroeste de la isla de Tenerife, donde encontraremos verdes paisajes y exuberantes bosques. Este enclave cuenta con un factor de gran importancia para los cultivos: los vientos alisios. Estos vientos se generan en el mar y originan nubes que se estancan en la parte alta de la isla creando un microclima único, con humedad y temperaturas moderadas, que mejora las condiciones para el cultivo.

En este hermoso lugar, dentro de la DOP Ycoden-Daute-Isora, se encuentra una bodega que elabora vinos desde 1927, Borja Pérez Viticultor. Borja Pérez comenzó su andadura en el mundo del vino en 2007, junto a su padre y su tío, en la bodega familiar. En 2011 asumió las riendas del proyecto, aportando una visión renovadora que transformó el estilo y la forma de trabajar de la bodega.

Su proyecto vinícola se basa en los suelos volcánicos, el clima subtropical y la recuperación de variedades locales, y tiene como objetivo elaborar vinos limpios, con carácter y largo recorrido que expresen las características de las variedades y los suelos.

El primer proyecto de Borja Pérez fue Ígneos Orígenes, elaborando vinos monovarietales y parcelarios. En 2014 nace Artífice un proyecto piramidal basado en diferentes segmentos del vino.

Llanito Perera es un vino blanco de la gama Artífice, elaborado con uva Listán Blanco seleccionada de las mejores viñas, de dos parcelas de unos ochenta años, situadas a más de 600m. de altitud. Tras una crianza de ocho meses en barricas, nos encontramos un vino con volumen en peso y boca que cautiva con sus notas forales, fruta blanca madura y final cítrico.

Julián Chivite, tras más demedio siglo de experiencia a sus espaldas, vuelve a sorprender al mundo con su proyecto más personal hasta la fecha. Unzu Rosé, como su nombre indica, es un vino rosado elaborado con uvas de la variedad Garnacha procedente dela selección de diferentes parcelas del pueblo natal de Julían Chivite en Navarra, Citruénigo. Un rosado elaborado con mimo, un regreso de a las raíces de la familia, que combina la tradición en su elaboración junto con las nuevas tendencias del mercado. Una garnacha que ha permanecido en contacto con sus lías durante seis meses y que muestra un color pálido al más estilo provenzal, pero con una boca voluminosa, sedosa y equilibrada. Destaca por su frescura, sus notas florales y bayas rojas. Un rosado vibrante que invita a compartir con los demás, un gran acompañante para estos días de verano y calor.

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