El restaurante de Mazarrón donde brilla el producto en entrantes, arroces y pescados a la brasa
Bruma, de Eduardo Cerezuela, conjuga un servicio de nivel con una cocina sin estridencias que vayan a volver loco a nadie, pero todo lo que hay está bueno o muy bueno
Eduardo Cerezuela es un apasionado de la gastronomía. Desde sus inicios se ha emocionado a cada paso que ha dado aprendiendo de maestros como Santi Santamaría o directamente de alumnos aventajados de ElBulli. De todos aprendió el camino que le ha llevado a convertirse en un referente en Mazarrón. Aunque reconoce que es en Fizz Gastrobar, su primer proyecto en solitario ya como cocinero y empresario, donde más ha aprendido de este mundo de Dios.
Desde hace poco más de un año, Cerezuela ha levantado la persiana de Bruma. Un local que, a poco que lo pienses, cubre un espectro gastronómico vacío en Mazarrón, donde una buena cocina se conjugue con una sala de nivel a un precio razonable en una ubicación donde la terraza recoge toda la brisa del mar. A mi modo de entender, cubre una carencia en la oferta gastronómica y, por extensión, me da la sensación de que saca una espina que tenía Cerezuela al haber pensado el modelo de negocio y la ubicación con más calma que cuando se lanzó con Fizz.
En definitiva, Bruma es un restaurante de medio largo plazo. No hay estridencias que vayan a volver loco a nadie, pero todo lo que hay está bueno o muy bueno. Entrantes sabrosos, arroces y pescados pasados por la brasa y, como digo, un servicio que te hace repetir una y otra vez. El único resbalón que encuentro durante toda la experiencia llega con un gazpacho casero perfectamente equilibrado pero con una falta tremenda de frío. Posiblemente para hacer una cata sea la temperatura perfecta pero, en estos días de verano, a uno lo que le apetece es que el gazpacho, la cerveza y el vino blanco estén a medio grado de la congelación.
Muy rica encuentro la croqueta melosa de paleta ibérica con velo de papada y el tataki de atún con ajoblanco de leche de coco. Sabiendo que el restaurante tiene el horno de brasas, me decanto por la almeja con guindilla y piñones, pero la última ración ha salido en la mesa de al lado y me quedo con las ganas.
Callos de atún
Los callos de atún es uno de esos platos que es preferible acompañar con una ensaladilla o algún otro que rompa la potencia del plato e ir combinándolos los dos. Como la comida china. Al principio, me sabe fuerte a ajo. Después, creo que es salsa kimchi la que se hace notar. Rico, pero potentísimo.
Valoración
7
Cocina
6
Calidad/precio
7
Servicio
7
Local
7
Bodega
6
Datos
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Dirección: Paseo Alcalde Mariano Yúfera, 155 (Puerto de Mazarrón, Mazarrón)
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Teléfono: 968 153 004
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Horario: Cierra martes y miércoles. Abre mediodía de jueves a lunes y solo las noches de viernes y sábados.
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Precio medio: Unos 40 euros por persona.
Uno de los platos que más me gusta de Bruma es el ceviche. En este caso lo traen de corvina con una leche de tigre de curry y coco, cebolla morada, boniato y maíz chulpi. Refrescante y ligero. Para terminar, una lubina abierta en libro con una estupenda guarnición de patatas con pimientos. Para mi gusto, el pescado ha estado un par de minutos de más en el horno y la carne, aunque sigue estando jugosa, podría tener más hidratación. Me como media cabeza y media ventresca, ofreciendo, como mandan los cánones, la carrillera del pescado al que mejor me cae de la mesa.
Dejo el tomate de Mazarrón, los arroces, la carrillera de atún rojo con demiglase de ibérico y el rodaballo estilo Orio para la próxima visita que, sin duda alguna, será en breve. Larga vida.
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