Arrozante, arroz y mil cosas

Hace unos años, tras un concienzudo estudio pormenorizado alrededor de una mesa con unos amigos, llegamos a la conclusión de que el producto más murciano, diferenciador, único y especial de nuestra gastronomía es la ñora. Seguida muy de cerca de limones, alcachofa y langostinos. El arroz, sin embargo, teniendo esa imagen de valenciano por los cuatro costados, se colocaba en el primer puesto de los productos más consumidos en la Región y, lo que es más importante, de los más demandados.

Quizá, este estudio de la universidad de la vida que hicimos cuatro iluminados lo ha llevado a cabo quien esté al frente de Arrozante, un restaurante ubicado en el interior del hotel Siete Coronas con veinticinco variedades de arroz disponibles y que, a mi modo de ver, cubre una parte importante de las demandas de los murcianicos en el centro de la capital donde comerse un arroz en condiciones cualquier día de la semana es más complicado que pillar un taxi libre un fin de semana.

Recibiendo con agrado la propuesta, los arroces van de quince a treinta y cinco euros por persona, según el marisco que le pongas. De ventresca de atún con acelgas, de bogavante con vino tinto, negro con carabinero con caviar de salmón, con pulpo, con verduras, de marisco con alcachofas; de boletus, foie y pato macerado en Jerez; paella valenciana; de marisco y hasta de langosta, entre algunos más. Un menú disponible por 28 euros más bebida, donde entra un entrante y el arroz -no todos- de martes a viernes y algunos entrantes muy bien ejecutados si prefieres ir a tu aire.

Además del precio, algo alto bajo mi punto de vista, la camarera que me coge el teléfono a la hora de hacer la reserva me hace elegir uno de los arroces del menú para la correcta elaboración del mismo. Lo entiendo, pero me parece una medida demasiado anquilosada para un cliente libertario como yo.

Correctas las patatas aliñadas con cebolletas frescas y ventresca de atún en conserva. Muy bien cocinados los caballitos, que salen con una gota de mayonesa de soja y con un crujiente fino y sabroso. La gamba cristal también presenta un rebozado de nivel, aunque el huevo frito que lo acompaña a modo de pamela se queda corto para tal cantidad de gambas. Y es que los huevos, siempre de dos en dos.

El arroz de verduras con bacalao sale meloso de cocina. La sala, un poco tensa y aún por rodar, me ofrece comerlo directamente, pero en este caso decido que lo sirvan en plato. El punto del grano variedad Dinamita está perfecto. El arroz llega a mis dominios emplatado, en un intento de sofisticación un tanto trasnochada, tras haber sido dispuesto en un molde redondo, ganando bastante altura. Muy sabroso, con multitud de tropezones, un tanto meloso y con una ración tan generosa que daría para repetir.

Reconozco resultón el postre de limón y muy mejorable la tarta de manzana con la que termino la comanda en Arrozante, un local que está dispuesto a satisfacer a los arroceros de la capital murciana, donde hay, sin duda, buena mano en la cocina.

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