Cuánto cuesta y qué prendas tiene un traje de huertano

La Catedral, el limón, el río Segura, el paparajote, el Teatro Romea o el Cristo de Monteagudo son símbolos que definen la identidad de la capital de la Región de Murcia. Siempre están presentes entre los murcianos. Hay otro que, en cambio, reaparece en contadas ocasiones al año, como en el Bando de la Huerta, cuando los murcianos los rescatan para homenajear y recordar sus raíces. Es el traje tradicional, que tiene el zaragüel y el refajo como sus piezas más características pero también ofrece a los huertanos innumerables variantes, según el nivel socioeconómico o la época histórica donde se popularizó: chambras, puntas, mantos, chalecos, monteras, fajas, medias y una amplia variedad de complementos.

El traje que se adueña de las calles de Murcia en el Bando de la Huerta es el contemporáneo de hombre, una opción que se ha extendido, muy a pesar de los puristas al colectivo femenino, sobre todo el más joven. Es el atuendo más demandado por los murcianos que forman largas colas estos días en Trajes Regionales Beatriz, un comercio de referencia ubicado en el barrio del Carmen. Mercedes Herrera, que en las semanas previas a las Fiestas de Primavera tiene que hacer horas extra para atender a los clientes, explica que el traje más popular de la actualidad corresponde al siglo XX.

Las prendas que lo definen son el zaragüel, la camisa (ambos blancos), el chaleco y la faja, que deben ser del mismo color. En las piernas, el huertano lleva siempre medias blancas. La indumentaria completa y de tejidos de calidad sale por unos 100 euros para adulto y 70 para niño, más las esparteñas. Trajes Regionales Beatriz son fabricantes de tejidos y no venden calzado, pero en otros comercios cuestan alrededor de 15 euros, según la talla. El 'ticket' puede subir de precio si se añaden adornos como «relojes, detentes, escapularios y rosarios», comenta Mercedes Herrera. Y para la cabeza, una montera, ya que «el huertano solo se descubría para entrar a la iglesia».

Esa era la vestimenta tradicional más común entre los huertanos, aunque no la única que guardaban en el armario. «Ese traje lo llevaban todos y lo que marcaba la diferencia eran los tejidos. La clase social más alta vestía sedas y brocados, y el pueblo, algodones u otros más económicos», cuenta Mercedes Herrera. Eso sí, «aunque fuera humilde», el huertano sacaba su mejor gala para una celebración, ir a misa, a un entierro o, en general, para el domingo.

Otra opción más alternativa para el Bando de la Huerta es el goyesco, del siglo XVIII, cuando se había extendido el uso de los trajes tradicionales. Los tejidos de este atuendo son más ricos y las medias, rayadas o de color. Otro cambio importante es que el zaragüel se sustituye por un calzón beis de lienzo y la negrilla. La faja y la camisa, por su parte, son de hilo, al igual que el chaleco.

Las calles de Murcia también se inundarán este martes con diferentes versiones del traje de huertana. El contemporáneo se caracteriza por el refajo bordado, disciplina en la que es especialista Trajes Regionales Beatriz. De hecho, también confeccionan a mano atuendos para fiestas regionales de otras provincias o celebraciones como bodas y comuniones. El bordado es el contemporáneo femenino, pues también se popularizó en el siglo XX, «cuando las mujeres rescataron el vestuario tradicional para todo el país», explica Mercedes Herrera. A día de hoy, un traje completo de este tipo alcanza unos 1.200 euros.

Otra opción más económica es el refajo de listas, que cuesta 72,50 euros. Encima de esta prenda se coloca un delantal de lorzas y debajo, la enagua y el cuco. La huertana también lleva una chambra, como se denomina la camisa, blanca o beige y una punta sobre los hombros. En total, unos 270 euros para mujer y alrededor de 235 para niña.

En cuanto a los complementos, son indispensables las flores. «Ese es el perfume de la huertana: rosas de pitiminí, clavellinas, flor de azahar, margaritas, todas pequeñas. No los clavelones grandes, aunque es lo que se pone ahora todo el mundo. Es como llevar un geranio, si te pones dos pareces un jarrón». También era tradicional «colgarse una cruz, aunque actualmente también se utiliza un colgante de la Virgen de la Fuensanta, un camafeo o una cruz de Caravaca», apunta Mercedes Herrera. Otros posibles adornos son broches, pendientes, abaniqueras, collares de perlas o anillos del botón huertano.

También han sobrevivido al paso del tiempo los trajes de mujer del siglo XVIII. Uno de ellos es precisamente el de ruedo, es decir, de rayas horizontales, «aunque en Murcia estamos acostumbrados a las verticales», matiza Herrero. También es paradigmático de esta época el zagalejo: una falda de tejido decorada con puntillas, entredoses, vieses o piculinas. «Sería como una enagua más arreglada, pero es una pieza de exterior», concreta Mercedes Herrera. En lugar de la punta de seda, la huertana también puede vestir un mantón bordado y el traje se completa con un justillo, de castillos, con unas almenas y de color. En cualquier caso, sea con zaragüel, negrilla o refajo, este día es una ocasión para que los murcianos recuerden a sus antepasados y cómo era la vida en la huerta. Como dijo Paco 'el de las Borregas' en una entrevista con LA VERDAD hace casi 30 años: «El Bando es un documento vivo».

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