Los usuarios de Monte Romero piden soluciones

El estadio Monte Romero, situado en el Campus de Espinardo de la Universidad de Murcia, reúne todas las condiciones para convertirse en centro de preparación de atletas del más alto nivel. Es un recinto con pista de atletismo de ocho calles, césped natural, zona para entrenar salto, martillo y jabalina, entre otras disciplinas, y hasta una calle exterior de césped artificial.

Un lugar donde, hasta hace unos años, se organizaban campeonatos oficiales de la Federación de Atletismo de la Región de Murcia (FAMU). Ahora esas competiciones y controles se celebran en municipios como Alhama, Yecla y Lorca, en instalaciones con prestaciones menores que Monte Romero y que obligan a desplazarse a muchos deportistas que viven en el municipio de Murcia.

También es el lugar donde se forjan los talentos locales, esos que arrancan en el atletismo por puro divertimento o que entrenan para cuidar su salud. Pero también es vivero de atletas emergentes que, en unos años, pueden copar grandes portadas.

Es el caso de Sergio Fernández Villa (1997), atleta en modalidad de 3.000 y 1.500 metros del UCAM Cartagena y campeón de la San Silvestre murciana en los años 2018 y 2019. Él es asiduo a entrenar en Monte Romero, tanto en la pista como en el gimnasio. Sin embargo, tanto este atleta como otros usuarios y deportistas sienten que hay una dejadez patente en el mantenimiento de las instalaciones: máquinas obsoletas y algunas en mal estado dentro del gimnasio, así como deficiencias en la zona exterior. Especialmente la calle de césped artificial, bacheada y hundida en varios tramos después de que hace unos meses un camión entrara en la pista provocando socavones en gran parte del terreno.

Por la pista del estadio de la UMU pasan, diariamente, un promedio de 700 personas entre atletas, opositores y aficionados al deporte. Son varios los usuarios que piden que mejoren las instalaciones, pero a la hora de pedir responsabilidades afirman que «se pasan la bola» entre todos: «Cuando preguntas a los empleados de la empresa que gestiona las instalaciones te dicen que hables con el Ayuntamiento. En mi caso, me he puesto en contacto con ellos y me dijeron que habían tomado nota hace un mes, pero que el descuido de las instalaciones viene de mucho tiempo atrás», reconoce Sergio Fernández.

«Sentimos que hay relajación y que nadie hace nada. Se destina mucho dinero al mantenimiento de las instalaciones, pero hace años que el gimnasio tiene las mismas máquinas, algunas parcheadas y otras directamente rajadas. Llevo diez años haciendo atletismo y sigue todo igual. Atletas más veteranos me dicen que llevan más tiempo incluso», lamenta el velocista murciano, añadiendo la necesidad de mejora de la única pista de atletismo de la ciudad de Murcia, que se encuentra en tan mal estado.

Además, en el caso del gimnasio solo está abierto en horario de tarde (de 16.00 a 22.00 horas) y muchos deportistas optan por no usarlo ya que, al verse obligados a utilizarlo todos en la misma franja, se llena y es difícil llevar a cabo una rutina de entrenamiento normal. Los usuarios piden que, al abrir la pista de atletismo también en horario de mañana, se disponga del gimnasio las mismas horas del día.

«Algún día habrá que arreglarlo, y cuanto antes mejor. De momento no hemos tenido que lamentar lesiones graves, pero entrenar en estas condiciones es muy peligroso. Aunque la pista de Monte Romero parezca algo pequeña, es punto de encuentro de atletas internacionales de Estados Unidos, Bélgica o Reino Unido. Aquí han entrenado atletas olímpicos como Ross Milligton, Charlie Grice, Andrew Butchart o Ciara Mageean, triple medallista europea. O los propios olímpicos de nuestra tierra, sin ir más lejos. Tenemos una buena imagen exterior de Murcia y estas cosas perjudican mucho», avisa.

La Federación Murciana es consciente del problema: «Siempre nos quieren escuchar y están con el atleta, pero no puede hacer nada por sí misma. Ellos contactan con las instituciones públicas y les trasladan lo que les decimos, pero por el momento Monte Romero sigue así. Muestran interés, invierten en actividades para la ciudadanía y tienen ganas de hacer cosas, pero la última palabra siempre la tiene el Ayuntamiento», recalca.

«No tenemos información y no sabemos si habrá cambios. No hay comunicación con el Ayuntamiento. Entiendo que hay muchas cosas que hacer, pero el problema viene de muy atrás», relata un Sergio Fernández que anhela una solución al problema.