Florian, un ariete de palabra con una misión en La Arboleja
A sus 39 años, el delantero francés vive su penúltima primavera en Cieza, donde lidera la tabla con el ascenso entre ceja y ceja
Antonio Zomeño
Domingo, 19 de octubre 2025, 07:46
Las nubes bajas ocultan el Pico de la Atalaya, invisible desde los aledaños de La Arboleja. Tras los muros, la primera plantilla del Cieza colorea de rojo una mañana gris, pero ni rastro del pichichi sobre el verde. Todavía no es la hora. Aunque la espera se hace amena viendo la sesión del líder del grupo 13, los ejercicios se suceden sin ese delantero que marca la diferencia. Aún queda un rato, pero Florian Taulemesse (Bagnols-sur-Cèze, Francia, 39 años) es un goleador de palabra, siempre puntual a su cita con el fondo de la red. Da lo mismo que todavía bregue con una gripe, igual que el pasado domingo no le importó esa microrrotura que arrastra para anotar el doblete de la victoria.
La bruma no escondía al ariete, tan solo ajustaba las bujías en el taller. «Los que nos hacemos mayores necesitamos un poco más de cariño del fisio», bromea Florian mientras toma asiento en la grada de La Arboleja. Pese a que algún piloto del motor comienza a encenderse, el olfato del francés permanece intacto a sus 39 batallas. Como un buen vino, que con los años se hace más bueno. De la vid del Avignon a la floración de Cieza, donde ha encontrado una misión por la que pelear en su penúltima primavera.
«Es importante para la confianza del equipo porque tenemos un objetivo muy difícil», asegura el galo. Se refiere al liderato de Tercera, ese puesto de honor que a punto estuvo de complicarse. Florian vio desde el banquillo de El Palmar el gol inicial de los locales, pero su doblete tras entrar al descanso culminó la remontada para asaltar la primera plaza. «El Cieza es un sitio idóneo. La dirección y todo el 'staff' nos transmiten mucha confianza. No hay ningún problema de cobro, lo que es un placer en esta categoría», destaca, víctima de un acto reflejo del pasado.
De Avignon a la Región
En 2009, Florian Taulemesse emigró desde su Francia natal para encontrar un hogar en España, aunque cualquiera habría regresado a las primeras de cambio. En plena crisis por el estallido de la burbuja inmobiliaria, el ariete recaló en el Terrassa de Segunda B: «El primer mes nos pagaron con normalidad, pero a partir de ahí no volvimos a cobrar». Harto de una situación insostenible, en enero cambió Barcelona por Moratalla, pero la suerte le daba la espalda: «Pasó lo mismo: la primera nómina y después nada. Te pasa esto lejos de casa, con 23 años, sin hablar el idioma... Fue difícil, pero a la vez era una experiencia enorme a nivel personal. Mis padres me querían matar, pero decidí continuar en España». Y no pudo elegir mejor.
Al año siguiente, su gran curso en el Orihuela le abrió las puertas del Sabadell, en Segunda División, donde a punto estuvo de ascender vestido de albinegro con 19 goles en la 12-13. «En el Cartagena disfruté como nunca, con una afición espectacular», narra Florian sobre un gran año que terminó de la peor manera. «Fue muy triste porque echar a Pacheta antes del 'playoff' fue una decisión loca. Al final, cuando no conseguimos el objetivo, tuve una pequeña depresión y me tuve que ir fuera», confiesa. Una mudanza que lo cambió todo junto a un amor oriolano y una promesa.
Casi cuatro años en Bélgica, donde llevó al modesto KAS Eupen hasta la Primera belga a base de goles, sirvieron como preludio al mejor momento de su longeva carrera: «Junto al Cartagena, es el año que más he disfrutado del fútbol». Al otro lado del Mediterráneo, Florian sumó 21 goles y 7 asistencias en 21 partidos en su primer curso en Chipre, «un paraíso» donde fue nombrado mejor jugador de la 17-18 con el AEK Lárnaca tras conseguir el doblete de Copa y Supercopa, además de una histórica participación en Europa League.
El regreso a casa
Pero los años lejos son como los goles de visitante, que pesan doble. «Hace dos temporadas decidimos volver a casa», aunque el avión no aterrizó en su país natal. «Francia se acabó desde que conocí España. Por la cultura, la forma de vivir... y, sobre todo, por mi familia. Cuando nos marchamos fuera, le prometí a mi mujer que volveríamos a Orihuela. Cuando doy mi palabra, la cumplo siempre», asegura en un español que ahorra sílabas entre el acento francés y el deje panocho. Aunque su verdadero idioma nativo es el gol, ese que grita cada domingo desde su atril en el área.
El pasado verano llegó al cuadro espartero como la guinda del proyecto, pero sus 18 dianas se quedaron a las puertas del ascenso. «Fue una decepción porque teníamos todo para lograrlo», valora el actual pichichi del grupo, indiferente al conocer que de hacer cinco goles más alcanzará los 200 en su carrera. Sordo ante las ofertas de superior categoría que han intentado sacarle de Cieza; tiene una misión en La Arboleja: «No siento presión, el ascenso es un deber porque lo queremos todos. Tenemos ese sueño y confío plenamente en que vamos a conseguirlo». Con la pasión intacta, disfrutando como un niño. Pero no conviene olvidarlo, Florian Taulemesse es un hombre de palabra: «Este es el año», promete.
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