José Luis Faura: del cicloturismo a La Vuelta 2025
De Pliego a la bola del mundo. A sus 24 años, el ciclista del Burgos BH debutará en la ronda española a partir de mañana como el único corredor de la Región
Antonio Zomeño
Viernes, 22 de agosto 2025, 11:46
Del margen derecho del río Po a la bola del mundo. Desde la línea de salida en el corazón del Piamonte italiano, bajo la imponente mirada de los Alpes, hasta las rampas del 20% en la temeraria subida a Navacerrada, sobre el icónico 'skyline' madrileño. La Vuelta a España celebra desde mañana sábado 23 de agosto hasta el próximo 14 de septiembre su 90 aniversario, una 80ª edición que llevará a los 184 elegidos desde la salida en Turín hasta el podio de Madrid, a través de un trazado acumulado de 3.150 kilómetros divididos en 21 etapas. Tres semanas eternas sobre las dos ruedas, y un solo elegido de la Región, aunque nunca estuvo predestinado.
José Luis Faura (Pliego, 24 años) correrá a partir de este sábado en su primera gran vuelta de la mano del Burgos BH. El ciclista pleguero ha sido el último murciano en dar el salto al profesionalismo, el insospechado protagonista regional que se encargará de poner el acento panocho al pelotón de La Vuelta a España 2025. Su inclusión definitiva en el plantel del cuadro burgalés ha caído como agua de mayo en medio del yermo que vive el ciclismo regional, huérfano caprichoso de las grandes figuras que hace no tanto escribieron los capítulos dorados del pelotón local.
En apenas cinco años, Faura ha pasado de correr por 'hobby' en mountain bike a debutar en la Vuelta a España
Pero sobre los hombros del joven corredor del Burgos BH jamás cayó la expectativa de un futuro prometedor, nunca sintió la presión de ser bautizado como 'el próximo Valverde'. Porque Bala solo hay uno, y Faura es un fruto tardío, un talento regional producto de ese azar que hizo pasar a un joven estudiante del cicloturismo con el que desconectaba de fórmulas y valencias a la línea de salida de una de las grandes vueltas en apenas cinco años: el lapso de tiempo que tarda el azar en redactar un giro de guión repentino.
El sueño que nunca imaginó
«Realmente, jamás habría imaginado correr en La Vuelta», confiesa José Luis Faura desde Turín, donde descansa tras su sesión de masaje a dos días del comienzo transalpino de la ronda española. «En la preselección éramos doce corredores y solo nos podíamos quedar ocho. Hemos estado con la incertidumbre hasta el final de la Vuelta a Burgos, nervioso porque estaba en casa y no podía hacer nada, ya no estaba en mi mano». Pero el teléfono sonó en Pliego y, al instante de colgar, el ciclista llenó una maleta donde ya no quedaba espacio para la inquietud.
Era la confirmación de un premio inesperado, la materialización de un deseo que nunca anheló a viva voz. «Nunca me lo había planteado, pero conforme vas dando pasos, no lo ves más posible, pero quizá sí más cerca. Da un poco de respeto, es una carrera de tres semanas al máximo nivel, pero lo afronto con muchas ganas e ilusión. Al final, no deja de ser cumplir un sueño. Es lo máximo a lo que puedes llegar», concreta el de Pliego.
El regreso al profesionalismo
Faura nunca fue un talento precoz. La bicicleta de montaña fue durante años un pasatiempo, «una forma de desconectar de los estudios», hasta que la pandemia le dio tiempo para probar en carretera. Desde entonces, nunca ha mirado atrás: «Mis padres hacían un esfuerzo enorme para que pudiera correr en Mountain Bike, y no quería cargarles con más gastos. La carretera te abre más puertas en ese sentido». Desde el cicloturismo al Esetec Cartagena, de ahí al Valverde Team, y después al Electro Híper Europa, donde debutó como profesional en 2023. Una aventura que se truncó de golpe, en una curva que parecía inofensiva. «Teníamos agendadas las siguientes competiciones, pero todo se fue al traste. Sabía que en noviembre, con lo próximo de la temporada, iba a ser muy difícil encontrar equipo», lamenta Faura.
Con el grado universitario recién terminado, varado en el arcén tras la caída, el de Pliego pudo haber colgado la bicicleta y buscar un futuro estable en la Ingeniería Química: «Decidí darme un año, una última oportunidad. No quería quedarme con la sensación de lo que podría haber sido». Determinado a agotar el ámbito de lo posible, el ciclista bajó de categoría el año pasado para enrolarse en el Cortizo, un vivero de talento donde Faura derribó la puerta a base de podios con un curso arrollador.
De aquella apuesta salió con un pasaporte de regreso al pelotón profesional: el Burgos BH llamó a su puerta: «Aquí es donde realmente he sentido lo que significa ser ciclista profesional. Correr en carreras de máximo nivel, ver lo rápido que se rueda. Era lo que quería: medirme y ganarme un hueco en el pelotón». En 2025, Faura ha vivido un curso de adaptación. Fue protagonista en la Vuelta a Murcia, donde se llevó el maillot de la Montaña tras pasar escapado por su Pliego natal. Se filtró en fugas en Omán y Turquía y logró un notable décimo puesto en la general de la Route d'Occitanie. Una campaña de aprendizaje, como él mismo resume: «Ha sido un año de aprender, de adaptarme al equipo y al nivel. Creo que me beneficia correr en un terreno de fatiga».
Ilusión y respeto
Ahora afronta el reto más grande de su corta e insospechada vida deportiva. Su debut en La Vuelta lo coloca ante 3.150 kilómetros de resistencia; once finales en alto con un claro favorito: Jonas Vingegaard. Con la ausencia de Pogacar, el danés del Visma parte como cabeza de cartel. Un posible dominio temprano sobre el resto de mortales podría provocar unas últimas semanas pausadas para que equipos como el Burgos BH prueben a entrar en el corte de alguna etapa, aunque Faura vive instalado en el 'carpe diem': «Prefiero ir día a día, porque nunca sabes cómo te vas a encontrar. No tengo ninguna etapa marcada en rojo para probar la fuga», asegura el ciclista, que no se llena la boca con objetivos grandilocuentes: «Mi ambición es ayudar al equipo, dar visibilidad y mostrarnos combativos. Demostrar que merecemos esta invitación».
Su presencia en la salida de Turín simboliza la resistencia de un ciclismo regional que, alejado de las grandes figuras, en una clara etapa de transición, ha mantenido al menos un corredor de la tierra en cada edición de la ronda española desde 2001. El relevo de Antonio Soto, Luisle Sánchez, Rojas y Alejandro Valverde; ahora es el turno de José Luis Faura. El azar le mostró la meta; pero sus piernas le llevarán a coronar la bola del mundo. A veces, los sueños que nunca se imaginan también se pueden conquistar.
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