'Visit Spain', la exposición de Ramón Masats para quedarse con la boca abierta llega a Murcia

Si ustedes visitan la excelente exposición 'Visit Spain', que hasta el 13 de septiembre acoge el Archivo General de la Región de Murcia, allí se encontrarán nada menos que con Charlton Heston, muy relajado, durante el rodaje de 'El Cid' (Anthony Mann, director), que tuvo lugar en España en 1960. Pero del actor que encarnó a Moisés y a Ben-Hur se olvida uno rápido ante la potencia y la belleza, en blanco y negro, de todas las demás fotografías de Ramón Masats (Caldas de Montbuy, 1931-Madrid, 2024), que han sido elegidas para su exhibición por el comisario de la muestra, otro de los grandes fotógrafos españoles, el murciano Chema Conesa. Háganme caso, no se vayan de la exposición sin saludar a los pavos que Masats inmortalizó en Madrid en 1959.

Precisamente, entre 1955 y 1965 Masats recorrió la geografía española «con su cámara y una obsesión en su cabeza: retratar los tópicos con los que la cultura oficial bendecía los valores patrios». Se trataba de un trabajo de encargo para diferentes revistas que, cuenta Conesa, «confiaban al reportaje fotográfico un nuevo valor testimonial. A falta de desarrollo de la televisión, la fotografía era el vehículo adecuado para reconocer y reconocernos».

Esta década «coincide con el fin de la autarquía del régimen de Franco y con la apertura diseñada desde el Ministerio de Información y Turismo, que potenció la nueva industria que permitía poner en el mapa a nuestro país, relajar la cerrazón de fronteras y, sobre todo, obtener divisas que equilibraran la exhausta balanza de pagos». «'Visit Spain'», recuerda Conesa, «fue ese primer mensaje que utilizó la propaganda oficial para incentivar la cultura y el viaje». «El secretismo y la cerrazón internacional del régimen político», explica, «propiciaron la percepción exterior de España como un país exótico, cautivo de una dictadura, en el que los turistas hallarían una geografía exuberante, repleta de gitanos y bandoleros, toros y toreros, guitarristas y flamencos, playas y monumentos históricos bajo el sol y a un precio mínimo». 'Visit Spain' recoge «estas escenas de aquel tiempo, proyectadas sobre el espejo de la mirada irónica, desenfadada y directa del autor, decidido a interpretar esos tópicos turísticos en clave autóctona».

«Su mirada», advierte el comisario, con quien es un placer hablar de Masats, cuya obra admira y de cuya amistad disfrutó hasta el final, «describe una imagen de un país atrapado en la pobreza material, laminado en lo social y acérrimo en su atadura espiritual. Un relato a través del claroscuro de una composición austera, sintética y directa».

'Visit Spain' reúne lo más conocido de su obra de Masats, Premio Nacional de Fotografía en 2004, junto «a una gran parte de imágenes que ven por primera vez la luz». Estamos ante la obra, indica Conesa, de un hombre «de pocas palabras, cachazudo y terco en sus convicciones, coherente en su conexión ojo-corazón y creador de un legado fotográfico imprescindible para comprender el camino en la madurez del reportaje gráfico en nuestro país».

A mitad de aquella década de los 50, Masats «se presentó en Madrid. Venía de su Cataluña natal en busca de un hueco como fotógrafo profesional» e hizo «su presentación con un reportaje sobre los Sanfermines, su primer trabajo, con el que consiguió respeto y admiración, además de un lugar en la plantilla de colaboradores de 'Gaceta Ilustrada', un semanario gráfico con pretensiones de emular a la mismísima 'Life' americana».

Masats recorrió España, precisa, «a bordo de una motocicleta, primero, y de un Seat 600, después, que consiguió en apenas una semana gracias a la camaradería del presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, José Ortíz Echagüe, reputado fotógrafo, ingeniero y presidente de Seat». «Una carta adecuada obró milagros en la cola de espera de recepción de vehículos, que tenía una demora de hasta un año», rememora Conesa.

Y en estos recorridos, «más allá de su misión profesional, decide derramar toda su intensidad fotográfica en lo que él llama 'tópicos culturales patrios', como son los ritos y fiestas populares, ya sean religiosos o folclóricos. Una forma diferenciada de narración. Recorre pueblos pintorescos, monumentos y paisajes que debe fotografiar con la ortodoxia de la perfección fotográfica al uso de la comunicación turística».

«Masats era un tipo con una personalidad arrolladora, un auténtico jabato trabajando y con las ideas muy claras sobre lo que quería y no quería hacer», comenta Conesa. «Además», añade, «y pese a las dificultades con las que tuviera que convivir, era un tipo socarrón que se reía de su propia sombra y al que le gustaba la fiesta como al que más».

«Se emocionaba a veces con las imágenes que fotografiaba», prosigue, y, ¡atención!, «mandaba él cuando lo creía oportuno y le encantaban los placeres mundanos». «Era un gran 'gourmet' y cocinaba de miedo», da fe el fotógrafo y comisario murciano, quien pasó muchos días de verano junto al catalán en su casita de Cadaqués: «Le gustaba ir por la mañana a la compra y preparar la comida que luego nos llevaríamos en su pequeño barco para pasar el día. Disfrutaba como un loco de los amigos y de los pequeños placeres». Y, sonríe Conesa al contarlo, «le encantaban los lenguados, y se los comía y chupaba las raspas hasta dejarlas tan limpias que parecían dibujos de Picasso». «Un tipo generoso, abierto, bonachón, y un fotógrafo al que en otro país lo tendrían en los más alto», cree Conesa, para quien «España es un país de artistas, pero todo aquello que sale a través de un objeto mecánico, como es una cámara fotográfica, se ha desprestigiado mucho, lo han desprestigiado. Los santones del mundo del arte nunca han considerado a la fotografía como se merece». Y, «de hecho», continúa, «somos de los pocos países de Europa, junto a Rumanía y algún otro más, que seguimos sin tener un centro nacional de fotografía; los franceses, por ejemplo, los tienen hace ya 33 años». «La pena», alerta, «es que en España se están perdiendo a manos llenas colecciones de imágenes de fotógrafos que se mueren y cuyos trabajos, muchos de ellos de una gran interés, nadie quiere».

Una de las fotografías de 'Visit Spain', la que muestra a una pareja de enamorados en una verbena celebrada en 1964 en la madrileña Plaza Mayor, ya verán que no tiene mucho que envidiar a la famosísima instantánea 'El beso', de Robert Doisneau, más apasionada esta última, eso sí.

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