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José María Goñi, autor de 'La española de Montmartre'. ART & PARAULA
Arte

La vida de cine de «la española de Montmartre»

José María Goñi presenta este jueves en Murcia la historia de su abuela que ha sorprendido a estudiosos de las vanguardias

Miércoles, 28 de mayo 2025, 00:35

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La madre de José María Goñi guardó un secreto hasta los 90 años. Fue en su fiesta de cumpleaños, rodeada de los suyos, cuando se derrumba y habla, por vez primera, del pasado de Francisca, su madre. «La verdad es que no entendíamos, mis primos y yo, la situación. Porque todos teníamos apellidos diferentes, y cuando preguntábamos a las hijas de Francisca, que entonces quedaban vivas dos, Amelia y Carmen, mi madre, daban la callada por respuesta. No había nada que hacer, no había manera de averiguar el pasado de la familia. Los dos hermanos varones que quedaban, también hermanos de Amelia y Carmen, no sabían absolutamente». Cuando solo queda viva Carmen, con 90 años, acorralada, comenzó a explicar «con pelos y señales» la vida de Francisca. «Nos decía que su madre no había sido mala persona, sino que el amor pudo con ella, decía», cuenta Goñi desde Madrid. Este jueves, a las 19 horas, estará en el Museo Ramón Gaya de Murcia para presentar su novela 'La española de Montmartre' (Bookman/Art&Paraula), con Pedro Alberto Cruz, que firma el prólogo, y el crítico de arte Fernando Castro Flórez.

Goñi conversa con LA VERDAD sobre esta novela, inspirada en hechos reales, en concreto, en los escritos de Francisca de los años en que vivió en París y fue testigo directo del ambiente del Bateau-Lavoir, el inmueble que fue lugar de residencia y de reunión de numerosos pintores y escritores, como Pablo Picasso, Fernande Olivier, Juan Gris, Max Jacob, Guillaume Apollinaire, María Blanchard, Isabel Güell y otros artistas e intelectuales de la época. «La verdad es que fue una sorpresa enorme, y, como dice el dicho, la realidad siempre supera la ficción. Imagino que la historia de mi abuela Francisca no es la única y debió haber más que se perdieron en el tiempo. Pero la de mi abuela es de película y debido a los convencionalismos de una época no tan lejana fue considerada indecorosa y conveniente de ocultar, pero no tiene desperdicio».

Se dice que los trapos sucios se lavan en casa, pero en este caso, ni en casa. Hay que tener en cuenta que Francisca nace en el año 1885, en un pueblo perdido en la provincia de Castellón, en Montanejos, y gracias a las últimas voluntades de su padre, que muere cuando su hija tiene dos meses de vida, sabemos que este hombre, aficionado a la pintura y a la literatura, un hombre culto, y apodado de manera despectiva por sus paisanos como «el afrancesado», dejó dicho que quería que a la niña le enseñaran números y letras. Aquello ya fue un escándalo, «pues las niñas en aquella época estaban destinadas a ser cazadas para la procreación, para las tareas domésticas y para el cuidado de la huerta y de los animales de granja. Pero ella tuvo el privilegio de acceder a la educación». A los 23 años, sus ansias de libertad y sus deseos de conocer mundo la llevan a Barcelona, «con tanta mala suerte que ella marcha el 13 de julio de 1909, y a final de ese mes estalla un proceso revolucionario en Barcelona, conocido como la Semana Trágica, en la que los anarquistas durante una semana se hacen con el control de la ciudad. No te digo nada». Allí, en medio del caos, Francisca conoce a Carlos Túrrez, un joven pintor formado en la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia, un gran pedagogo, y exalumno de un muy joven Pablo Picasso. Las autoridades buscan a Túrrez por su implicación en la revuelta, Francisca está enamorada del amor de su vida, y la pareja huye al exilio, se instala en París y no tarda en integrarse en la fértil vanguardia artística concentrada en torno a Montmartre.

'La española' (c. 1910-1913), de María Blanchard, muestra a Francisca Calpe apenada por la muerte de su hija. en la imagen pequeña, retrato de la pintora María Blanchard, a la que Francisca conoció en el inmueble parisino de los artistas, el Bateau-Lavoir. Musée d'Art Moderne de Paris

Tras el fusilamiento de Francisco Ferrer i Guardia, André Salmon [poeta, crítico de arte y escritor francés], que se había casado en julio con Jeanne Blazy-Escarpette y, les cede su apartamento en el Bateau-Lavoir, pues estos se habían trasladado a Montparnasse. Allí, Francisca conoce la otra mitad del amor; el sufrimiento, la miseria que oculta la belle époque, porque no todos pueden vivir del arte, «pero allí ella vive un sinfín de experiencias únicas con artistas e intelectuales que acaba anotando en un diario». A partir de aquí es cuando la familia ha podido desglosar una historia que no tiene desperdicio. «Tanto mis primos como yo hemos decidido recuperar la historia de su vida, también como homenaje a aquellas mujeres que en aquellos momentos tan difíciles tuvieron que pagar un alto precio para conseguir un poco de libertad». Francisca Calpe se hace muy amiga de la modelo francesa Fernande Olivier, entonces todavía musa y compañera de Picasso, llegan a ser íntimas amigas. La relación de Picasso y Olivier naufraga. En el libro, que recoge el sentimiento, el pensar y las experiencias de Francisca, la figura de Picasso queda tocada desde un punto de vista personal, pues sabido es su dificultad de relación con las mujeres. «Yo hago una descripción de los hechos muy femenina, y bajo el prisma de una mujer la relación entre ellos está llena de contradicciones, y ella explica la relación de ese grupo desde el tuétano del hueso. Era un grupo hermético, cerrado desde un punto de vista personal, pero abierto en lo artístico. Aquello era una comuna, ellos paseaban por todos los prostíbulos de París, se iban a los cabarets, se daban la gran vida, se abrochaban los botones de la bragueta, y aquí no pasaba nada. Pero en el libro hay un capítulo en el que se explica por qué Olivier hasta se cambia de nombre y huye por las palizas que le daba su último marido. La mujer estaba poco valoraba y la justicia poco hacía por ellas».

Francisca Calpe fue testigo directo, entre 1909 y 1914, de la vida y penalidades de los artistas españoles en París

La novela de Goñi, que hizo la mili en Alcantarilla y vive hoy en Madrid, aunque viaja a menudo a Barcelona, donde tiene a sus hijos y a sus nietos, es interesante para los historiadores del arte, pues el testimonio de Francisca Calpe, su mirada y sus anotaciones, están en todos los capítulos. «Y hay muy pocos testimonios, en realidad, de ese momento». Se vio obligado a suprimir escenas «maravillosas». Pero, por ejemplo, se explica la fiesta de fin de año de 1909 a 1910 de las vanguardias parisinas. Montmartre, en ese tiempo, estaba en manos de un grupo de delincuentes, los Apaches, y por la noche el barrio quedaba en sus manos. «La banda de Picasso iba armada. De hecho, mi abuela dice que Picasso tenía una Browning de seis tiros».

Francisca, apodada «la española», vivió en París hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Vio morir con dos años a una hija, quizás por las condiciones pésimas de vida que tenía. María Blanchard la retrató en ese momento embargada por la tristeza. Esa obra, que se conserva en el Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris se expone estos días en el Museo Picasso de Málaga. A su vuelta a Barcelona fue después dama de compañía de Isabel Güell y juntas recorrieron media Europa.

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