Tres días para descifrar a Esmeralda Berbel
El proyecto Remanso eligió Puntas de Calnegre, en Lorca, para celebrar un retiro de lectura con presencia de la autora barcelonesa
Tratar de descifrar los cuentos de Esmeralda Berbel es solo un deseo, una intención, una ilusión para los lectores pues ni la propia escritora es, en ocasiones, capaz de explicarse a sí misma por qué escribió ese relato, por qué esas metáforas, por qué esas temáticas. Un ejercicio, el de buscarle significado a su escritura, que ejerce con mayor ahínco porque sabe que sus seguidores le van a pedir respuestas. Pero con valentía y con las réplicas no siempre claras, la autora catalana se lanzó a la piscina y aceptó el reto que le propuso Remanso: un retiro literario durante un fin de semana junto al mar a compartir con sus lectores. Tres días para sumergirse en la última de sus publicaciones, 'Así es el juego' (Editorial Comba, 2024), una colección de cuentos reunidos dividida en dos partes en la que a los publicados en 2001 en el libro 'El hombre que pagaba noches enteras' se suman cuentos nuevos escritos después.
Siguiendo la propuesta de Remanso, un proyecto que celebró el pasado fin de semana su quinta edición, el Camping Playa de Parazuelos de Puntas de Calnegre acogió a 16 invitados motivados por la lectura que buscaron en este encuentro un lugar para la desconexión y el placer de leer sin preocupaciones. Invitadas más bien, pues solo tres hombres -uno de ellos el organizador, Miguel Á. Cayuela, que ha sacado adelante este proyecto junto a Delia Bento- se embarcaron en esta aventura sobre ruedas en el que las autocaravanas -de Caravanas Murcia- se convirtieron en el lugar de descanso para estos intrépidos llegados desde Granada, Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Caravaca de la Cruz, Puerto Lumbreras, Las Torres de Cotillas y Murcia.



Se divierte con las palabras para escribir cuentos cargados de metáforas, simbolismo e imágenes
Presentado el espacio y a los protagonistas, la historia de este fin de semana se escribió sola, siempre guiada por estos relatos de Esmeralda Berbel, que se divierte con las palabras para escribir cuentos cargados de metáforas, simbolismo e imágenes. Algunos más cercanos a la literalidad narrativa que, no obstante, suelen dejar más de una interpretación, como 'La mujer gorda', que uno de los lectores califica como «tierno y terrible a la vez» y otros definidos como «propuestas líricas» que invitan al disfrute más allá del razonamiento como 'La línea', que necesita una segunda lectura, reposada y atenta. Porque «saber leer es un aprendizaje», indica Berbel cuando habla de un cuento que fue premiado en 2007 en el certamen Cuentos Breves del sur en Adrogué, Buenos Aires (Argentina) -tierra de Julio Cortázar, uno de los autores admirados por la escritora- : «Tras presentarlo al concurso lo había cambiado tanto que no se parecía en nada al original y tuve que pedir que me mandaran de nuevo esa primera versión, la mejor, porque no la había guardado».
Hay relatos hiperbólicos, como 'Usted', en el que habla de los mentirosos patológicos, «con un tinte autobiográfico»; enfoques más costumbristas como 'El sur'; e historias como 'El desconocido', en la que se adentra en el terreno de la familia e invita a la reflexión: «¿Cuántos miembros de nuestras familias son perfectos desconocidos?». Personajes inquietantes, curiosos y sorprendentes son los que en este recopilatorio se dan a conocer a través de narraciones en primera, segunda o tercera persona.
«Escribir lo que te está pasando día a día te ayuda a entenderte», considera la autora del diario 'Irse'
Hay también relatos surrealistas y simbólicos, como 'Mi hermana y yo', uno de sus cuentos más recientes y del que la propia autora no tiene una explicación clara: «No tengo ni idea de lo que hice en este relato. Lo publiqué gracias a que lo leyó mi hija -la actriz Greta Fernández, fruto de su relación con el actor Eduard Fernández- y me animó a publicarlo». Y el cuento empieza así: «Llegó y dijo: Voy a dejar de comer durante tres semanas, cuatro días y cuatro horas. Cada día que pase brotará un árbol. Eso dijo. Yo conté los días para saber cuántos árboles. Mi padre miró el jardín. Y mi madre dijo: pobre Alberto».



«En ocasiones no me sale nada»
«De vez en cuando, si no me puedo dormir, pienso en un cuento de principio a fin, pero a la hora de pasarlo al papel ya todo es un mundo. Y en ocasiones no me sale nada y no es una cuestión de disciplina», dice la barcelonesa, que imparte cursos de escritura creativa, sobre su proceso. «Hay veces que escribo un final que no tiene ni pies ni cabeza, entonces, me voy a nadar o a caminar, vuelvo y ahí llega el final de verdad», explica quien asegura asombrarse de sus primeros cuentos. Entre estos se encuentra 'No me dijo' el único que ha escrito del tirón: «Tengo el recuerdo de estar en la casa de mis padres y hacerlo en la máquina de escribir, aunque quizá realmente era en el ordenador».
La autora de 'Irse', un diario personal a lo largo de tres años clave en su vida: los de su divorcio, cree que «escribir lo que te está pasando día a día te ayuda a entenderte y también, incluso, consigue cambiar tu estado de ánimo». Y explica otras de las dificultades a la hora de crear, como ponerle nombre a los personajes: «Cuanto más neutros, mejor». Además confirma, tal y como aprecian sus lectores, que tiene predilección por ciertas palabras que repite por su sonoridad.
Son todas estas conclusiones sacadas de los círculos de conversación de Remanso, donde el lápiz, la sombrilla y la silla de camping fueron los mejores aliados para el disfrute de 'Así es el juego'. Un retiro en el que lectores y escritora se retroalimentaron a través de un encuentro que sirvió para estrechar lazos entre aquellos que hacía escasas 72 horas no se conocían y que el domingo intercambiaban vivencias, consejos y números de teléfono, con la esperanza de saludarse de nuevo. Quizá en el próximo Remanso.
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