La catedrática de Botánica de la UMU Rosa María Ros Espín. Vicente Vicéns / AGM

Rosa María Ros Espín, la señora del musgo

La catedrática de la Universidad de Murcia lleva descritas trece nuevas especies para la ciencia y una, incluso, la han bautizado oficialmente con su nombre y apellido

Lunes, 16 de junio 2025, 01:03

A ras del suelo o adherido a rocas, troncos, paredes e incluso en algunas grietas, proliferan pequeños bosques en miniatura, siempre que el entorno le sea propicio. Se necesita acercar bien la vista para reconocer la belleza de lo que a distancia apenas representan unas manchas, generalmente verdosas. La catedrática de Botánica de la Universidad de Murcia (UMU) Rosa María Ros Espín ha acercado tanto su vista a estas briófitas, particularmente a través del microscopio, que ha sido capaz de describir 13 nuevas especies para la ciencia, la mayoría descubiertas en el Sureste español. Una de las más singulares es la bautizada como 'Ceratodon amazonum', en alusión «al hecho de que, en el momento de su hallazgo, solo se conocían ejemplares femeninos», por lo que, recuerda la especialista, se tiró del «legendario pueblo de las Amazonas, descrito en la mitología griega como una sociedad compuesta exclusivamente por mujeres».

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Otra de las nuevas especies alude mucho más directamente a la autoridad que Ros Espín ha adquirido en este campo: «Mis colegas científicos me rindieron homenaje poniendo mi nombre a una nueva especie de musgo: 'Bartramia rosamrosiae'». Esta denominación parte de latinizar el nombre y el primer apellido de la investigadora de la UMU, «tal como aparece en mis publicaciones científicas», precisa.

La 'Ceratodon amazonum', descubierta por Ros Espín, alude en su nombre a que, como las amazonas, solo se conocían inicialmente ejemplares femeninos

Rosa María Ros lleva desde 2010 liderando su propio grupo de investigación, «centrado en la sistemática molecular, filogeografía y conservación de briófito», explica. La experiencia que han acumulado en este tiempo les ha permitido abordar aspectos de la biología de los briófitos «como los efectos del cambio climático», que conforma un área fundamental para entender hacia dónde va nuestro planeta. Tras estudiar cómo se adaptan diferentes taxones a distintas alturas en zonas montañosas mediterráneas, «confirmamos la hipótesis de que las especies ampliamente distribuidas no son homogéneas genéticamente en todo su rango, sino que existen linajes adaptados a determinadas condiciones climáticas».

El grupo de investigación murciano lleva desde 2010 centrado en unas plantas en las que están, por ejemplo, calibrando los efectos del cambio climático

Esta es solo una muestra del trabajo acometido por su equipo de especialistas, que igualmente se ha adentrado en el estudio, por ejemplo, del origen y la diversificación de especies de briófitos y en indagar sobre los procesos históricos que podrían explicar las distribuciones geográficas actuales de sus poblaciones, lo que los expertos denominan filogeografía. «Además, hemos desarrollado investigaciones orientadas a la conservación de especies amenazadas». En este contexto, han participado en la elaboración de listas rojas y libros rojos, en los que se recogen las especies en peligro, y también «en el desarrollo de estrategias de conservación 'ex situ' de briófitos mediante cultivos 'in vitro' y técnicas de crioconservación». Todo para proteger estos bosquecillos minúsculos de los que, lamentablemente, muchos solo se acuerdan cuando llega la Navidad y arrancan de su hábitat para decorar el belén, aprovechando espuriamente su belleza.

Se trata de una constante búsqueda de respuestas sobre cuestiones que no paran de aflorar

'Bartramia rosamrosiae'. UMU
Musgo de la especie 'Encalypta vulgaris'. UMU
'Tortella squarrosa'. UMU
'Ceratodon amazonum'. UMU

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Actualmente, desde hace en torno a un año, sus investigaciones se centran en la hibridación que se produce en los musgos a nivel genómico, «explorando cómo estos procesos afectan a la evolución y diversidad genética de las especies». Se trata de un fenómeno, mejor estudiado en el resto de plantas vasculares, del que existen evidencias que apuntan que, en estos pequeños ejemplares, «es más importante y frecuente de lo que se pensaba». En el nuevo proyecto, subvencionado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y centrado en dos familias de musgos ('Pottiaceae' y 'Grimmiaceae'), cuentan con la colaboración del investigador del Real Jardín Botánico de Madrid Jesús Muñoz. Los datos que están obteniendo, revela, resultan además «útiles para abordar problemas relacionados con la clasificación de los géneros que componen estas familias y las relaciones de parentesco entre ellas».

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Todo para proteger estos bosquecillos minúsculos de los que muchos, lamentablemente, solo se acuerdan cuando llega la Navidad

Nuevas preguntas

Se trata de una constante búsqueda de respuestas sobre cuestiones que no paran de aflorar, reseña. «Tras cada estudio científico que realizamos, surgen nuevas preguntas que nos impulsan a iniciar nuevas líneas de investigación». Por ejemplo, prosigue: «Cuando trabajábamos en estudios florísticos, la dificultad para distinguir e identificar especies que crecen en ambientes extremos (como los de la Región de Murcia) nos llevó a emprender investigaciones taxonómicas. Posteriormente, los problemas derivados de la gran variabilidad morfológica de los especímenes nos motivó a introducirnos en la sistemática molecular; es decir, a emplear técnicas más objetivas basadas en el análisis del ADN para poder clasificar las especies. Al detectar que dentro de una misma especie existen distintas líneas genéticas, explica, comenzamos a preguntarnos si algunas de ellas podrían estar mejor adaptadas para sobrevivir en condiciones extremas asociadas al cambio climático. Finalmente, la observación de discrepancias en los resultados moleculares según el marcador utilizado nos llevó a plantearnos la posible existencia de híbridos entre ciertas especies», como última parte de un proceso en el que acabarán surgiendo nuevos planteamientos. Interesa no dejar de desentrañar todas estas marañas científicas que van apareciendo para conocer todo lo posible sobre nuestros musgos, salvarlos y, con ello, acabar ayudando a la buena evolución de una naturaleza que se enfrenta al reto del calentamiento global.

  1. La importancia de poner la lupa en esta naturaleza diminuta

«Todas mis investigaciones pueden considerarse como estudios de investigación básica, es decir, trabajos que no buscan de forma inmediata una aplicación práctica directa, pero que son esenciales para comprender aspectos fundamentales de la biología, la ecología y la evolución de las especies». La catedrática de Botánica de la UMU Rosa María Ros Espín defiende la importancia de su trabajo recordando cómo el tipo de estudios que su grupo acomete, centrados particularmente en el mundo del musgo, «constituye el pilar sobre el que se construyen los avances aplicados». Gracias a ellos, se obtiene «el conocimiento de base necesario para abordar problemas más complejos en el futuro». En su caso, relata, «los estudios realizados sobre la diversidad morfológica, la taxonomía, la sistemática molecular, la filogeografía y la adaptación al medio de distintas especies de briófitos han permitido esclarecer procesos evolutivos clave, así como patrones de distribución y diferenciación genética que no eran conocidos previamente». La especialista insiste en que, «aunque estas investigaciones no se traducen de forma inmediata en productos o tecnologías, sí representan una contribución significativa al conocimiento científico global».

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Por otra parte, indica Ros Espín, este tipo de trabajos puede resultar de gran utilidad en el futuro para otros investigadores que desarrollen líneas aplicadas en campos como la conservación de la biodiversidad, el monitoreo del cambio climático, la biotecnología o la gestión de ecosistemas. «Muchas veces, los resultados de la investigación básica se revelan cruciales años después, al ofrecer las claves necesarias para resolver desafíos nuevos o aplicar enfoques innovadores».

De este modo, apostilla, «la inversión en conocimiento fundamental, aunque sus frutos no siempre sean inmediatos», se trata de un trabajo «indispensable para el progreso científico y social a largo plazo».

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