En la planta baja del Mubam hay un retrato del pintor en bronce a la cera perdida por Campillo, y un retrato de su mujer, la trapecista Celina Monterde. Javier Carrión / AGM

La «refinada imaginación» de Carpe

Últimos días en el Mubam -hasta el próximo 13 de marzo- para disfrutar del universo artístico de uno de los mejores muralistas del siglo XX en España

Sábado, 5 de marzo 2022, 08:18

La próxima semana -hasta el domingo 13 de marzo- será la última oportunidad para ver en el Museo de Bellas Artes de Murcia las obras ... reunidas en la exposición dedicada al centenario de Antonio Hernández Carpe. En 2021 se conmemoró un siglo de su nacimiento en Murcia. Pero no fue hasta diciembre cuando pudo inaugurarse por las obras en la institución. Su universo «lúdico y atemporal», como aprecia el catedrático de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo de la Universidad de Murcia Germán A. Ramallo Asensio es el de «uno de los artistas más importantes del siglo XX murciano, así como del panorama nacional». «Una vida -anota Ramallo- relativamente corta, una abundante obra, sobre todos los soportes y gran variedad de técnicas, muy dispersa por España y el extranjero, y que ocupa una buena cantidad de metros cuadrados».

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La muestra, titulada 'Carpe. Centenario 1921-2021', cuenta con Juan Bautista Sanz como comisario, que valora en Hernández Carpe su dimensión de auténtico creador: «La obra de Carpe pertenece a esa fuerza de autenticidad de lo español desde sus raíces seculares. La creación auténtica no solo no está reñida con la tradición, sino que es el único procedimiento inteligente -es decir, digno del hombre- para que la tradición no se pierda en una serie de ramificaciones secundarias y sin sentido». Y Juan Bautista Sanz se expresa en estos términos cuando acaba de constituirse precisamente, «con enorme satisfacción», la Fundación El Mural, «que llevará a efecto el cuidado necesario para conservar la memoria de Antonio Hernández Carpe y obrar en la preservación íntegra de su legado, privado y público; catalogación razonada de su obra y todas aquellas ejecuciones que sean posibles». La fundación está presidida por la hija del artista, Celina Hernández-Carpe Monterde, y se afanará en perpetuar el nombre ilustre del muralista murciano, «de prestigio indiscutible y de necesaria divulgación y conocimiento general», anota Juan Bautista.

Arriba, 'Puente de los Peligros' (1957/1958), de la Colección BBVA; a la izquierda, detalle de 'Meros del Mar Menor' (ha. 1970/1975); y, a la derecha, 'San Damián', encáustica sobre tabla, de 1958 y propiedad de la Cámara de Comercio de Murcia. Javier Carrión / AGM

Dice Juan García Sandoval, director-conservador del Museo de Bellas Artes de Murcia, que posiblemente Carpe sea el artista de la Región de Murcia del que más se escribió durante décadas en España, especialmente en los años 50, 60 y 70. Realizó más de 70 intervenciones en iglesias de los llamados 'pueblos de colonización', iniciativa del Instituto Nacional de la Vivienda tras la guerra civil en el que trabajaron destacados arquitectos, que en la mayoría de casos eran admiradores de Carpe, como insiste el comisario. Pueblos de toda España tienen obras de Carpe, y en muchos casos, con acierto, han sido recuperadas y restauradas, y en otros, por desatino o por ignorancia, han sido desmontados -en el mejor de los casos- y guardados esperando mejor momento. Es el caso de los cuatro murales que no han vuelto a exhibirse y que realizó en Murcia para el antiguo Hospital Provincial -el edificio anterior al actual Reina Sofía- y para el salón de actos del Museo Arqueológico o antigua Casa de Cultura. ¿A qué están esperando para devolverlos a su lugar? ¿Hay alguna razón para tales desaires?

En esta exposición en el Mubam encontramos, como resume Juan Bautista Sanz, «la pintura de estudio, íntima y primorosa, pero también a su vez el gran trabajo realizado en términos de mural. Y se ha podido, gracias a quien corresponda, ahormar una colección de obras que suman la casi totalidad de sus técnicas; hay murales de gres (gressitte); los hay sobre soportes varios e incluso se han recuperado algunos en mosaico que el tiempo maltrató irremediablemente en Castellón, Vitoria o la Feria del Campo de Madrid. Así se han conjugado voces necesarias como regeneración, recuperación, reconstrucción, restauración, reestructuración, transformación o limpieza. Mimo, en definitiva, de una obra crucial de uno de los mejores muralistas y ejecutar de vitrales espectaculares, españoles del siglo XX. Sin discusión. Una visión más completa, ahora, de lo que se venía mostrando en eventos antológicos limitados en su contenido, nunca en su admiración por la mano que mecía los pinceles y las espátulas».

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La exposición es el inicio de la Fundación El Mural para revalorizar su figura

El arte de Carpe, como recuerda Ramallo, es «un crisol de influencias», si bien su «genial facilidad creadora» acaba dando lugar a un «lenguaje Carpe». Es, incide el catedrático de la UMU, «muy hábil en la máxima simplificación geométrica», -ahí están sus escenas, por ejemplo, de vía crucis, mosaicos para fachadas-, y presenta también la precisión del ilustrador científico: «Una red de alambre que retiene a una paloma, la rejilla de una mecedora, las escamas de unos meros, o el plumaje de sus personalísimas aves: palomas, perdices y gallos, que con un barroquismo expresionista trabaja al detalle, marcando bien el cálamo e individualizando cada una de sus barbas». El director de la Biblioteca Nacional, Fusi Aizpurúa, dijo sobre este 'sello Carpe': «Dibujo admirable, sentido delicado y primoroso del color, formas simples y graciosas, alegría e imaginación refinadas e ingenuas».

'Barcas', un óleo sobre lienzo de Hernández Carpe, hacia 1960. JAVIER CARRIÓN / AGM

'Generación Puente'

Carpe pertenece a la 'Generación Puente', explica Juan García Sandoval, «junto a pintores como Mariano Ballester (1916-1981), Molina Sánchez (1918-2009), Sofía Morales (1917-2005) o los cartageneros Enrique Gabriel Navarro (1927-1980) y Ramón Alonso Luzzy (1921-2001), junto al escultor Antonio Campillo (1925-2009), entre otros. Esta generación consolida esos cambios, fundamento de nuevas aportaciones e innovaciones, como la manifestación de la I Bienal Hispanoamericana que, celebrada en 1951, fue un certamen internacional de arte contemporáneo dirigido a los artistas de vínculo hispano, en la que participó Carpe». Es un artista, entiende García Sandoval, «que supo madurar, crecer, adaptarse y aprovechar sus momentos desde su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia y en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1946/52), y sus relaciones de amistad con José Gutiérrez Solana (1886-1945), participando de una exposición colectiva en la inauguración de la Sala Gumiel de Madrid con Vázquez Díaz (1882-1969), Pancho Cossío (1894-1970) y Álvaro Delgado (1922-2016). Coincidió con el realista expresionista Rafael Zabaleta a través de su íntimo amigo común, el escritor madrileño Medardo Fraile, junto con sus colegas de amistad y de grupo, pertenecientes a la generación de escritores realistas de los 50: Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre, entre otros, que llenaron el vacío literario de la posguerra».

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Su arte, recuerda el catedrático Germán A. Ramallo, es «un crisol de influencias», si bien su «genial facilidad creadora» da lugar a un «lenguaje Carpe»

Una exposición imprescindible para valorar «la impresión de frescura» de Carpe, como escribió José Hierro; y para advertir, como resaltó José Ballester, «la poderosa presencia patética de la figura humana»; y «un infantilismo hecho de saber y de alegre despreocupación, de salud mental, temple irónico, buen humor y ausencia de énfasis. Y de bondad, también, de amor a lo circundante -paisajes, libros, flores, música- perceptible en la pintura amable, sosegada y poética de Carpe» (Mariano Baquero Goyanes).

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