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Una de las últimas fotos que se conservan de Dulce María Loynaz, posando apoyada en su amado piano y con Santa Casilda detrás. CENTRO CULTURAL DULCE MARÍA LOYNAZ
Literatura

El genio juvenil de Dulce María Loynaz

La editorial Creotz publica dos libros fundamentales en la vida de la poeta cubana: una obra inédita de sus años de estudiante que estuvo medio siglo oculta y distintos miniensayos sobre otras mujeres como Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou

Sábado, 13 de enero 2024, 09:32

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Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997) es la niña de los ojos de la editora Teresa Zataraín Martín, que desde Vigo ha vuelto a poner en la palestra a la primera mujer latinoamericana reconocida con el Premio Cervantes en 1992 con la publicación de dos libros deliciosos: 'Bestiarium', obra inédita de juventud, escrita cuando Loynaz era alumna de bachillerato [ejerció profesionalmente después como abogada], y 'Un espejo frente al alma', «retratos en femenino, historias con nombre y con voz» sobre Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Gertrudis Gómez de Avellaneda e incluso Isabel la Católica.

'Bestiarium' fue uno de los libros más hermosos publicados en España en 2023, diseñado por Cristina Vergara, con ilustraciones de Mo Gutiérrez Serna. Siendo aún estudiante en La Habana, Loynaz ordenó, con criterio taxonómico, veinte especies de animales. Pretendía presentarlo al tribunal de la asignatura de Historia Natural, su favorita. Preparó sola el examen, sin ayuda de maestros. Hizo la prueba oral sin problemas pero, según la editora, no cumplió un requisito para aprobar: presentar tres cuadernos, en vez de uno solo, y cada uno de ellos con veinte especies del reino animal, del vegetal y también del mineral. «Recibió así su primer suspenso», indica Zarataín en el texto introductorio, 'Los reinos y la palabra'. Ese pequeño fracaso le hizo tramar una venganza: «Ordenó lo Natural con sus versos –un poema por cada especie– y entregó sin vacilar los tres cuadernos al encargado. Un catedrático amigo de la familia, al tanto del atrevimiento, interceptó las libretas, que no llegaron al tribunal, que lo habrían considerado una falta de respeto. Medio siglo después de escribirlas, Dulce María Loynaz se reencontró con su voz más joven. Dos de las tres libretas eran polvo de polilla. Tal vez por su naturaleza animal, el 'Bestiarium' se salvó y vio la luz casi entero; solo una página interior sucumbió a los lepidópteros». ¿Qué había en esos estos textos? Según la editora, el lector encuentra la voz fresca, «algo insolente», y la ironía desafiante «de una escritora que ya era genial», incide.

CREOTZ

'Bestiarium' contiene poemas dedicados a la araña común, al ciempiés, al cocuyo, la abeja, la mosca común, el mosquito, el gusano de seda, la mariposa, el caballito de mar, la rana común, la serpiente, el ruiseñor, el rinoceronte, el camello, el elefante, el conejillo de indias, el oso pardo, el león y el murciélago común. En la lección novena, la del «caballito del mar», dice: «Caballito del mar, solo un lucero / jinete en ti, podría cabalgar... / Caballito del mar –pesebres / de madre perla y pista de coral– / ¡Quién con riendas de algas te guiara / al galope de un sueño sin soñar! / ¡Quién leve como un sueño o un lucero / para ser tu jinete, caballito del mar!». Del gusano de seda, Loynaz escribe en los años 20: «Él se crea su mundo y se lo cierra: / (¡Sueña en romperle pronto con dos alas!) / Mas luego viene el hombre y de aquel hilo –mínimo mundo, vuelo en la promesa– hace un vestido para su mujer». Versos de una «obra genial de juventud» para la editora de Creotz, que decidió publicar 'Bestiarium' «como tributo y recuerdo de una escritora que es figura referente de la lírica universal».

Fascinación por sus congéneres

En la colección de prosa 'Ellas vuelan', en la que Zataraín rescató en 2023 la figura de la albaceteña-cartagenera-murciana Josefina Soria, ha aparecido 'Un espejo frente al alma'. En el epílogo Madelyn Barrio, directora del Centro Cultural Dulce María Loynaz (2020-2022), celebra que España supiese valorar «la grandeza de su obra». Los ensayos de Loynaz dedicados a escritoras y mujeres referentes de la historia, insiste Barrio, son «otra magnífica oportunidad para ahondar y disfrutar de su completo universo». «Nos resta mucho por descubrir de ella, en la iluminada profundidad de sus escritos, signo de sutileza y también de fragilidad del tiempo vivido. Todo cubano amante de esta isla y de lo bello –todo amante en realidad de las letras– ha de conocer a «la mujer enigma, una mujer con un látigo en una mano y una rosa en la otra», como bien dice Miguel Barnet», cita Madelyn.

CREOTZ

Loynaz evoca en estos textos su encuentro en la isla con la poeta chilena Gabriela Mistral («su sonrisa era un don inesperado en ella, habitualmente grave, ensimismada, casi hierática»). Lo contó en 1957 en el Lyceo de La Habana al poco de morir la Nobel de Literatura. Decía Loynaz que con Mistral no cuenta la regla: «Este árbol brota de la tierra ya con ramas y frutos, y hasta con un nimbo de pájaros que le hacen música propia».

Escribir de Delmira Agustini, recuerda la cubana en 'El misterio en su obra y en su muerte', «fue siempre un viejos sueño mío». Recuerda de Agustini cómo «admiraba al genio de Rubén Darío con toda la vehemencia de su alma también genial», y lo hace Loynaz honrando a Carmen Conde y Antonio Oliver Belmás, que lograron que España fuese custodia del archivo de Darío localizando «el casi inaccesible refugio de 'la mujer amada por un rey'», como llamó Conde a Francisca Sánchez, la campesina española «fresca y sencillota», dice Loynaz, que regaló al nicaragüense sus últimos momentos de felicidad. Cada ensayo es «un registo de experiencia». Un tomo lleno de «honda fascinación» por sus congéneres, insiste Zataraín. Loynaz, siempre viva gracias a lectores y editores, y a la heredera de su legado, María del C. Herrera, que ha colaborado en estos proyectos.

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