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Pascual Vera
Murcia
Viernes, 16 de mayo 2025, 00:06
María José Ortín Ibáñez es profesora del departamento de Informática y Sistemas de la Facultad de Informática de la UMU desde 1996. Pertenece al grupo de investigación de Ingeniería de Software, en particular al equipo Modelum, que investiga sobre migración de bases de datos basada en modelos.
Además de la investigación y la docencia, le gusta hacer labores de divulgación, para dar a conocer el papel de las mujeres en la informática y fomentar el interés por las tecnologías en las niñas y las jóvenes, que en los últimos años han experimentado un importante decrecimiento.
Nos habla de 'sexting', 'sextorsión', 'pornovenganza', 'grooming' o 'deepfake', términos de nuevo cuño que hacen alusión a nuevas amenazas digitales que ponen en peligro la estabilidad de muchas personas, particularmente niños y adolescentes, y también, por supuesto, ofrece consejos para prevenirlos.
Nos informa de que la pornovenganza (conocido por su nombre en inglés, 'revenge porn') constituye un delito en España desde el año 2015, está regulada en el artículo 197.7 del Código Penal, y puede ser castigada con una pena de prisión de tres meses a un año de prisión o una pena de multa.
Aclara que el delito que constituye la sextorsión no es el hecho de obtener esa información, sino difundir sin consentimiento las imágenes íntimas previamente obtenidas con el consentimiento de la víctima.
Por otro lado, tenemos el grooming, que según Unicef constituye unas de las amenazas más peligrosas a las que se enfrentan nuestros niños, niñas y adolescentes en el mundo digital. Según la agencia de la ONU, está en la mano de los padres, educadores y adultos responsables proteger a la infancia de esto.
El grooming constituye una práctica en la cual un adulto establece una relación de confianza con un menor. El objetivo del agresor es ganarse la confianza del menor, manipularlo emocionalmente, y finalmente conseguir que acceda a encuentros físicos o envíe material sexual explícito por vía telemática.
Nos informa de que el impacto del grooming en la infancia es devastador, tanto psicológicamente, (provocando confusión, culpa, vergüenza y trauma emocional severo), como socialmente, afectando a su relación con los adultos y con sus pares.
Adultos, padres, tutores y educadores deben permanecer alerta a las señales de grooming: cambios repentinos en el comportamiento del niño o niña, uso excesivo de dispositivos electrónicos, secretismo sobre actividades en línea...
Advierte que la prevención y la educación son las mejores herramientas para proteger a los niños y adolescentes, informándoles sobre los riesgos en línea, fomentando una comunicación abierta y estableciendo límites claros en el uso de Internet y redes sociales.
Según un estudio de la organización Save the children, los niños comienzan a navegar en las redes sociales a los 7 años, a veces sin supervisión, por lo que podrían entrar a páginas peligrosas o contactar con gente que no es quien parece ser. Este mismo estudio detectó que la edad en la que suelen comenzar el grooming es a los 13 años.
El procedimiento de estos malhechores es conectarse a videojuegos que permiten a los niños comunicarse por chats internos. Su objetivo es seleccionar a los más vulnerables estableciendo una relación de confianza. Poco a poco lo aíslan de amigos y familiares, le compran cosas, le regalan créditos en el videojuego... hasta que un día introducen el sexo en las conversaciones. Advierte Ortín que todo es muy gradual, y muy estudiado para que el niño no se resista ni lo cuente a sus mayores... Y si el niño se niega, el abusador se descubre y lo amenaza. El niño acaba cediendo porque piensa que, si lo hace, eso se va a acabar, pero no acaba, y las consecuencias, son terribles: las víctimas empiezan a tener problemas en el cole, a cambiar su comportamiento, terrores nocturnos, se aíslan, se producen autolesiones...
Asegura la investigadora que la prevención del grooming se consigue con educación. Habría que apostar por la educación digital y también educación afectivo sexual, que los niños sepan distinguir una relación sensata y respetuosa y cuándo les están haciendo chantaje. Hay que enseñarles a identificar comportamientos sospechosos: si le empiezan a hablar de cosas que le hacen sentir incómodo, si le piden fotos, si le preguntan cosas personales...
Según los datos de Save the children hay paridad en el número de víctimas niñas y niños y el agresor suele ser alguien conocido. Advierte Ortín que entre toda la sociedad tenemos que encontrar soluciones.
Un día alguien recibe un mensaje, o una foto íntima, y le preguntan: ¿esta foto te suena? Tengo un montón como ésta, y si no me das tanto dinero, lo publicaré, o bien: mándame más contenido, si no lo haces lo difundo entre todo tu entorno. Hay mafias organizadas que se dedican a esto, comenta.
Cuando ocurre esto, «ves tu vida caerse y se aprovechan de tu vulnerabilidad». Añade que la gente suele acceder al chantaje, pero eso nunca es la solución, porque, por supuesto, el problema continúa. «Desde el punto de vista psicológico y emocional es terrible: te sientes culpable, ridículo, te entra tanta vergüenza que es muy difícil que se le cuentes a la gente. Te estigmatizan, porque, cuando eso ocurre, la gente echa la culpa a la víctima, por haber accedido a darle esas imágenes».
¿Cómo se puede afrontar esto para que no ocurra? Lo primero, nos dice, hay que desconfiar de una persona que te hable por internet. Sé muy cauteloso, no envíes nada por sentirte presionado. Configura tus redes sociales, las aplicaciones, el email, usa aplicaciones con cifrado extremo a extremo, utiliza autodestrucción de mensajes, que solo puedes ver una vez. Si haces sexting hazte fotos en las que no se vea tu cara ni ningún tatuaje por el que te puedan reconocer, que no se reconozca el fondo, asegúrate de que no están grabando, utiliza contraseñas fuertes, usa aplicaciones que no permitan hacer capturas de pantalla, no uses la misma contraseña para todo, cámbiala regularmente, no almacenes vídeos en el móvil, guárdalos en una copia dentro de un cajón, y no uses redes inalámbricas públicas.
Las denuncias por sextorsión han crecido exponencialmente desde 2020, y esto ocurre porque existe mayor concienciación y también porque existen más herramientas para ayudarnos a defendernos de esto.
Asegura que según las estadísticas son muchas más las mujeres víctimas, y muchos más los sextorsionadores hombres.
La profesora María José Ortín aporta lo que sería un decálogo contra la sextorsión:
1) Lo primero es ganar tiempo, no hay que contestar al mensaje recibido.
2) Bloquear. Además, hay que solicitar a las plataformas la eliminación del contenido íntimo publicado.
3) No pagar, ni ceder al chantaje en ningún caso.
4) Hay que llamar al INCIBE, al teléfono 017. El organismo público de Ciberseguridad en España. Es gratuito y están especializados en delitos telemáticos y también en sextorsión y grooming.
5) Buscar a gente de confianza y contárselo
6) Ponerse en contacto con un psicólogo.
7) Denunciar en la policía.
8) No borrar nada de los móviles y recopilar todas las evidencias, capturas de pantalla, chats, fotos… para adjuntarlas junto con la denuncia.
9) Acudir a un abogado penalista. En caso de no poder permitírselo, hay oficinas de atención al ciudadano que dan asesoramiento legal, a veces también psicológico, y apoyan durante todo el proceso. Es gratuito. Está en la ciudad de la justicia.
10) También se puede acudir a la Asociación Española de Protección de Datos, si las plataformas no han eliminado el contenido íntimo, y ellos se encargan de comunicarse con las plataformas y los buscadores, todo lo que tenga que ver con Internet para ejercer el derecho al olvido, que desaparezcan las fotos y todo lo que te pueda hacer daño en internet, aunque eso solo es relativamente posible, porque si alguien lo ha almacenado en sus propios dispositivos no hay posibilidad del olvido real.
Lucha contra el sextorsionador
Informa Ortín de que la sextorsión no existe como delito tipificado, pero involucra muchos delitos. Al denunciar por sextorsión entran en juego delitos como la vulneración del derecho a la intimidad, a la propia imagen, a la libertad sexual, a la seguridad digital, a la integridad moral… Y se aplica la ley del código penal y la de protección de datos. Cuando denuncias -dice- se van acumulando para el agresor una serie de delitos.
A finales de marzo se reformó el código penal en lo relativo a la Ley del Menor, que contempla el grooming, los deepfakes y otras novedades en el código penal para proteger a los menores.
Los Deepfakes constituyen un término muy nuevo, porque tiene que ver con la IA, y su término se acuñó en 2017. Un 'deepfake' se refiere a la recreación de la apariencia y/o voz de una persona mediante un tipo de inteligencia artificial llamado aprendizaje profundo (de ahí su nombre). Se llama así, nos informa la profesora, cuando cogen la foto de alguien y la ponen en una película con el cuerpo de otra persona. Desde abril de 2023 el uso de deepfakes utilizados para la sextorsión ha aumentado considerablemente.
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
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