El Cristo de la Paciencia vuelve a la iglesia de Santa Catalina tras ocho meses de restauración
Los trabajos en el Centro de Restauración de la Región atribuyen los daños internos a un fuerte golpe durante la Guerra Civil
LA VERDAD
Miércoles, 20 de noviembre 2024, 14:30
La imagen del Cristo de la Paciencia vuelve a la iglesia de Santa Catalina de Murcia tras ocho meses de trabajos de rehabilitación realizados en el Centro de Restauración regional. Así, el acto de entrega se realizó este miércoles, donde la consejera de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, Carmen Conesa, destacó el trabajo de realizado.
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La efigie de Jesús azotado y coronado de espinas fue realizada en el primer cuarto del siglo XVIII por Nicolás Salzillo (padre de Francisco Salzillo). Además, desde 2021 recibe culto como titular de la Cofradía de Ánimas de Santa Catalina, en el seno de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad. Dichos cultos servirán como presentación pública de la efigie tras su rehabilitación este miércoles, y concluirán con la salida en procesión el próximo sábado.
El Cristo de la Paciencia no aparentaba exteriormente el mal estado de conservación que interiormente presentaba. La obra se restauró hace décadas y se desconocían los deterioros ocultos por lo que los trabajos de restauración actual se alargaron de cinco a ocho meses. Tras ellos se concluyó que los daños internos pudieron deberse a un fuerte golpe durante la Guerra Civil.
El proceso de restauración, paso a paso
La restauración comenzó con un estudio científico de la obra en el que se tomaron muestras para su análisis estratigráfico y se realizó un estudio radiográfico, un examen microscópico de la superficie y los exámenes con luz visible y luz ultravioleta. La obra fue intervenida hace décadas y se aconsejó eliminar aquella actuación, dado el tiempo y los materiales empleados, ya que los barnices entonces aplicados mostraban ahora un importante grado de oxidación.
Así, en el proceso de eliminación se vio el verdadero estado de conservación de la escultura, oculto hasta ese momento por las aportaciones cromáticas de la anterior restauración, y se identificaron fracturas por un fuerte golpe en el brazo derecho y en el izquierdo, posiblemente una caída contra el suelo en los días de la Guerra Civil. La escultura también presentaba una separación del tablón de madera con una gran grieta que recorría todo el lateral del pecho y hombros del Cristo, que a su vez hizo que se moviesen las maderas, ocasionando un escalón a la altura de la clavícula derecha.
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Al tiempo, tras eliminar las aportaciones cromáticas anteriores, los expertos encontraron una buena cantidad de desprendimientos y faltas de estratos en el bloque en el que se sienta la efigie de Cristo, así como en la peana que soporta el conjunto, de la que se retiraron hasta tres capas de oro falso y purpurina. Además, los dos pies presentaban una abrasión notable como consecuencia de la devoción de los fieles, que suelen pasar la mano por esa zona.
La intervención comenzó con una limpieza física-química en la que fueron retirados los barnices oxidados y todas las aportaciones cromáticas anteriores, recuperando la policromía original de la obra, en bastante buen estado en el cuerpo del Cristo.
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A continuación se rectificó el encolado y se consiguió recuperar en más de un 75 por ciento la separación que presentaba el tablón del pecho respecto al resto del torso. Acabado este proceso, comenzó la fase de encaje de los distintos elementos de madera previamente separados, continuando con la fase de estucado, que sirve para nivelar la superficie para la reintegración cromática diferenciada, finalizando el trabajo con un barnizado final de protección.
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