Los últimos días de alegría de Eduardo Rosales
Las dos estancias del pintor en Murcia inspiran el documental de José López Almagro con guion de su padre, el académico Juan Antonio López Delgado, que se proyecta el próximo lunes en el Archivo Regional
De la relación del pintor Eduardo Rosales (1836-1873) con Murcia quien más sabe, de lejos, es Juan Antonio López Delgado, Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid y de la Real Academia Alfonso X El Sabio de Murcia. Como el agua rezuma del cántaro, esa pasión por Rosales, además, ha traspasado inevitablemente la vida de su hijo, José López Almagro, director y productor de la película documental 'Eduardo Rosales y Murcia', que este lunes se podrá ver en una conferencia-proyección, a las 18 horas, en el Archivo General de la Región de Murcia (Avenida de los Pinos, 4). La entrada es gratuita hasta completar aforo.
Dice López Delgado que no le gusta demasiado «la espontaneidad», pero lo cierto es que en su cabeza parecen grabadas a buril fechas, vivencias, cartas y anécdotas mil en las que Rosales -¡por favor, no confundir con el poeta!- es el omnímodo protagonista. Un pintor que estuvo en Murcia «dos temporadas anchas» y aquí pinta, según López Delgado, «parte de lo más granado de su obra», como son 'El naranjero de Algezares' (1872), o los dos evangelistas grandiosos para las pechinas de la iglesia de Santo Tomás de Madrid. «Es un pintor con una sala en El Prado, la 61-B. Y aquí desgraciadamente siempre se ha confundido al pintor Eduardo Rosales con Luis Rosales», clama al cielo el historiador y bibliófilo. «Lo dije por primera y única vez en público cuando me hicieron correspondiente de la Academia Alfonso X. Dije la verdad, pues lo había hecho hasta entonces privadamente entre amigos».
Fue a través del poeta y profesor de la UMU Eloy Sánchez Rosillo, uno de sus grandes amigos en Murcia, junto al novelista Pedro García Montalvo, como tomó contacto con Manuel Fernández-Delgado, entonces director del Museo Ramón Gaya de Murcia. «Hablamos de esto, el propio Ramón Gaya estaba sumamente interesado. La obra murciana de Rosales solo ha estado en colecciones particulares, y en Madrid fundamentalmente. Era la gran desconocida de la obra de Rosales, conocido por 'Muerte de Lucrecia', o 'Doña Isabel la Católica dictando su testamento'». Eso es lo que viene escuchando desde que era chiquitín López Almagro y, de hecho, el documental arranca así. «Porque la pasión de mi padre -dice el director de 'Eduardo Rosales y Murcia- salta la vista, es casi genética». Hasta los más conspicuos historiadores del arte, como Camón Aznar, Javier de Salas o Juan Antonio Gaya Nuño, «cuando hablaban de la etapa murciana de Rosales -anota López Delgado- la ventilan en unas pocas líneas. Que aquí pintó burros y naranjos, y poco más». Pero lo cierto es que fue mucho más que eso.
«Aquí en Murcia pintará muchísimo paisaje, mercado, animales... y, sobre todo, aquí ancla su paleta al aire libre, que después hizo muy frecuentemente Sorolla y la generación siguiente», afirma López Delgado, uno de los mejores conocedores de su obra
El arquitecto madrileño Rafael Gil Álvarez -hijo del cineasta del mismo nombre de los años 50 y 60- tiene nada más y nada menos que más cuatrocientos dibujos de Rosales. «Llegamos a hacer dos exposiciones, coincidiendo con las presentaciones de mis libros, 'Eduardo Rosales en Murcia', y 'Un tiempo juvenil del pintor Rosales (1856-1857)'. Manolo Fernández-Delgado seleccionó lo que quiso de coleccionistas como Rafael Gil Álvarez, de Julián Coca Ávila...». López Delgado fue el artífice de que la Región de Murcia pudiera acceder a la obra murciana de Rosales que ni los historiadores del arte más sobresalientes parecían conocer -«parece pedantesco, ¡pero ocurrió así!», se sigue alarmando-. Aquí se vieron acuarelas y dibujos que no se habían mostrado en la vida. Incluso el propio 'El naranjero de Algezares', una pieza que, desgraciadamente, la Comunidad Autónoma dejó escapar este mismo verano, cuando fue subastada por alrededor de 72.000 euros.
La única obra de Rosales que hay en la Región de Murcia se encuentra en el Museo de Bellas Artes (Mubam). Un dibujo a lápiz, «magnífico», que representa a la Virgen de la Fuensanta. «Cuando creyó que la tuberculosis que arrastraba desde muy joven mejoraría en esta tierra, cuya estadía le fue sugerida por el pintor de Mazarrón Domingo Valdivieso, creyó que el sol de Murcia le podía hacer muy bien a sus pulmones, aparte del Balneario de Fortuna... todo eso hizo que Rosales viniera aquí a Murcia, y que aquí pintara. Pero en principio él no quería abrir el caballete porque vino muy angustiado. Aparte de la enfermedad que padecía, había recibido críticas muy fuertes a 'Muerte de Lucrecia' (1871) -después de haber revolucionado la pintura de su tiempo con el cuadro 'Doña Isabel la Católica dictando su testamento' (1864)-».
Cuando Rosales llega a Murcia tiene 35 años, en su primer viaje (de enero a mayo de 1872); volvería a venir con 36 años en una segunda estancia (de enero a junio de 1973). Y no llega a cumplir a los 37, falleciendo el 13 de septiembre de 1873. «Antes de morir Salmerón y Castelar [tercer y cuarto presidentes de la I República Española] le habían ofrecido la dirección del Museo del Prado, pero Rosales no quiere, porque está exhausto para la vida, y no le apetecen todos estos cargos y cargas, pero sí acepta, quizás por las reminiscencias a sus estancias romanas, la dirección de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, pero no le da tiempo». López Delgado no puede remediar su admiración por este artista desconcertantemente moderno. «¡Es que cuando hablo de Rosales me apasiono muchísimo! La tuberculosis pulmonar de entonces era insalvable, estaba predestinado a morir claramente».
Una joya escondida
El impulso para venir a Murcia se lo da Valdivieso, pero también la tristeza por la muerte de su hija Eloísa. «Lo que él quiere es escapar de la Villa y Corte, como tantos, huir de la vida cotidiana de entonces, y salir al sol y al campo». Desde aquella exposición que organiza López Delgado en 1991 y el libro 'Eduardo Rosales en Murcia', López Almagro reconoce a LA VERDAD que quiso completar el círculo: «Yo arranco el documental cuando Rosales viene por primera vez a Murcia desde Madrid, explico los motivos, y esas dos estancias en Murcia, donde se dan no pocas circunstancias, ya que su segunda coincide con el robo de las joyas y la Corona de la Virgen de la Fuensanta». Esa única obra de Rosales que tiene el Mubam es de 1873, y representa a la venerada imagen de la Patrona de Murcia.
«Me sorprendió sobremanera -relata el historiador- que en los últimos catálogos del Mubam no apareciera incluida esta obra».
El director del documental asegura que dicha pieza no está expuesta al público, «y grabarla para el documental, aunque parezca mentira, ha sido lo más difícil». «¿Cómo puede ser que a día de hoy el único dibujo de Rosales en Murcia esté en un despacho y no en una sala?», se indigna López Almagro. Ciertamente, no tiene explicación que ese joya no esté a la vista de los visitantes que se dirigen al museo.
«¿Cómo puede ser que a día de hoy el único dibujo de Rosales en Murcia esté en un despacho y no en una sala?», se indigna el director del documental, López Almagro
¿Cómo es posible que Murcia sea así con un pintor que Ramón Gaya colocaba en la cúspide de la pintura («Velázquez, Goya, Rosales»? ¿Estamos a tiempo de reparar semejante menosprecio?
Modelo para Valdivieso
En el Mubam también puede verse el Cristo Yacente de Valdivieso para el que Rosales posa. «Es de esas colaboraciones entre artistas que no suelen darse muy a menudo y que en esta ocasión se dieron. De hecho, la cabeza, y el cuerpo, tosigoso, tuberculoso, flaco... la caja torácica y la cabeza de ese Cristo de Valdivieso es Eduardo Rosales», proclama, gozoso, López Delgado.
'Eduardo Rosales y Murcia' es el primer documental que se produce sobre el pintor madrileño, una historia que poco a poco está despertando mayor curiosidad en ciclos de cine de toda España. «Sí hay documentales de Fortuny y de algunos artistas del XIX, pero de Rosales no», incide López Delgado refrendando a su hijo. El Museo Gaya ha organizado hasta la fecha tres exposiciones de Rosales: de dibujos preparatorios de obras definitivas del Museo del Prado, de Rosales en Murcia y de Rosales en papel.
«Desconocimiento integral»
«Pero porque el propio director [Fernández-Delgado] y el propio pintor [Gaya] estaban muy interesados. Es tristísimo que, pese a todo, todavía se siga confundiendo al pintor y al poeta. El desconocimiento es tan integral, tan vergonzoso, cuando estamos hablando de un artista tan importante, con una sala entera en El Prado. Y que aquí no nos enorgullezcamos de Rosales, que no lo investiguemos, que no lo trabajemos... clama al cielo», dice López Delgado, que tiene cinco libros dedicados al artista.
Rosales se hospeda en Murcia en el edificio contiguo al santuario de la Fuensanta, donde hoy están las monjas benedictinas. Aquí en Murcia pintará «muchísimo paisaje, escenas de mercado, animales... y, sobre todo, para mí lo importante es que ancla su paleta al aire libre, que después hizo muy frecuentemente Sorolla y la generación siguiente. Sus cartas, desde luego, dan para muchas tesis doctorales», añade López Delgado.
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