María Dolores Chirlaque, una epidemióloga en el puente de mando
Yecla, 1962 ·
Méritos: lidera a los expertos que llevan dos años monitorizando la pandemiaContra la pandemia se lucha en muchos frentes: desde la Atención Primaria, donde los sanitarios afrontan ya exhaustos una oleada pandémica tras otra, hasta los hospitales, donde se salvan decenas de vidas. Pero si hay un lugar clave, pese a pasar más desapercibido, es la segunda planta de la Consejería de Salud, en Ronda de Levante. Allí, un equipo de epidemiólogos capitaneados por la jefa del servicio, la doctora María Dolores Chirlaque, lleva casi dos años monitorizando día a día la evolución de la pandemia. A la salud pública nunca se le había prestado demasiada atención. Sin medios, infraestructura ni personal suficiente, Chirlaque tuvo que afrontar de la noche a la mañana una crisis sanitaria sin precedentes. Desde entonces, no ha habido horarios para esta médica especialista en Salud Pública, ni casi vacaciones.
Durante el primer estado de alarma vivió prácticamente en el despacho. «Dejé de fichar -confesaba en un reciente reportaje- porque entraba a las ocho de la mañana y me iba a las doce de la noche». Pero lo peor llegó en 2021. En enero y febrero, la Región de Murcia afrontó la tercera ola, la más mortífera. Chirlaque vio llegar el tsunami y activó todas las alertas. «Lo de la Navidad [de 2020] fue la crónica de una muerte anunciada. Cuando teníamos aquellas tasas de incidencia altísimas, ya sabíamos que pese a las medidas iba a morir mucha gente. Era una sensación terrible, de rabia e impotencia», recordaba meses después.
Pero la labor de Chirlaque y su equipo no ha sido en vano. Al contrario, ha permitido salvar muchas vidas. La monitorización de los contagios ha sido esencial para poder tomar medidas que han resultado fundamentales en momentos clave. La crisis sanitaria ha puesto en valor el trabajo de los epidemiólogos, habitualmente situados fuera de los focos. En la trayectoria de Chirlaque hay mucho más que Covid: estuvo al frente del registro regional de cáncer durante años, y es investigadora del IMIB. Su trabajo fue reconocido en los Premios 8 de marzo.
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