Frutos en un algarrobo. LV

El algarrobo, bajo investigación

El Centro de Experiencias Cajamar obtiene la primera cosecha de las variedades de alto rendimiento que ensaya para mejorar el cultivo en el Sureste

Lunes, 24 de noviembre 2025, 19:59

El algarrobo vuelve a estar en el punto de mira del sector agro del Sureste español. Pese a la caída de precios que ha experimentado tras alcanzar máximos históricos de más de 2 euros por kilo de su fruto hace dos años, el potencial de la algarroba (ahora se mueve en torno a los 0,5 euros por kilo) sigue siendo notable. De ahí los ensayos con los que abrir nuevas vías para extraer el mejor aprovechamiento a un producto que se está tratando de recuperar por estas tierras tras décadas de abandono. El Centro de Experiencias Cajamar, situado en Paiporta, Valencia, comenzó hace tres años un proyecto de evaluación de variedades más prometedoras para esta geografía que ha entrado «en una fase crucial con la primera cosecha».

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La iniciativa persigue valorar «variedades de alto rendimiento con prácticas agrícolas sostenibles», con objetivo de «dar respuesta al creciente interés por la algarroba y sus derivados», según sus artífices. Esta iniciativa, precisan, «surge tras una 'burbuja' en el precio de la algarroba, que ha impulsado su valorización como fruto saludable». De ella se obtienen productos sucedáneos del chocolate, y del garrofín, una de sus partes más valiosas, extraída en concreto de sus semillas, se consiguen productos que actúan como emulgentes, para facilitar las mezclas, y conservantes en repostería.

De momento, con la información revelada este mismo mes, las variedades «seleccionadas en esta línea experimental destacan por su alto rendimiento», lo que les convierte «en opciones especialmente atractivas para el sector agroalimentario». Como dato, sus responsables apuntan a una mejora de más del 16% en garrofín. Además, «el algarrobo se presenta como una herramienta eficaz en la lucha contra el cambio climático, gracias a su notable capacidad de captación de CO2».

La plataforma Tierra, creada por Cajamar para impulsar la digitalización la sostenibilidad en el sector agroalimentario, recoge algunas prácticas sostenibles para producir algarrobos por estas tierras en un vídeo publicado en YouTube, que también es accesible desde su portal de internet.

El acolchado para evitar herbicidas, el uso de cubiertas vegetales y algunas estrategias para mejorar la microbiota del suelo son pautas ofrecidas por el director del Centro Experimental Cajamar de Paiporta, Carlos Baixauli Soria.

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Más allá de identificar las mejores variedades, estos ensayos buscan «optimizar el modelo de cultivo mediante técnicas de semintensificación, como el aumento de la densidad de plantación y el riego de apoyo».

De momento, la superficie de cultivos de algarrobos continúa creciendo año a año en la Región, donde ya se aproxima a las 1.100 hectáreas (1.191, en concreto, según las últimas estadísticas agrarias, referidas al ejercicio 2024), situadas principalmente en el Campo de Cartagena, seguido de la Vega del Segura y el Valle del Guadalentín. La producción total, extraída en el último ejercicio, se acerca a las 1.600 toneladas.

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El investigador Francisco Pedrero, del Departamento de Riego del Centro de Edafología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), a la cabeza de un proyecto europeo sobre soluciones contra la desertificación con el algarrobo como protagonista en esta geografía, asegura que la tradicional leguminosa «se ha convertido en un símbolo de sostenibilidad en la agricultura por ser un cultivo resistente y esencial en zonas con recursos hídricos limitados». Con ensayos como los que se realizan en Paiporta, se trata de incrementar su resistencia y mejorar sus características, lo que, a decir de sus desarrolladores, se está logrando.

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