Paulina Real: «Ya quiero leer las cartas a Katherine Whitmore»

Esta es la primera vez que la artista Paulina Real (Cieza, 1974), conocida por sus coloristas geografías ocultas en piezas que imitan el misterioso y bello caos creado por la naturaleza, ilustra la portada del semanario de artes, letras y ciencias Ababol. Y ha sucedido «en un momento particular» de su vida, justo en el momento en que acaba de vender el nidal familiar en su Cieza natal, un año después de la muerte de su padre. Roto el vínculo material, lo que queda es la asociación sentimental con una tierra, las primeras décadas de su historia vital y la memoria de una tribu recompuesta. Su deseo último habría sido dedicarse de lleno al arte, que hoy compagina con otras labores. Desde hace una década está instalada en Murcia, y es profesora interina de plástica, tanto en Educación Secundaria, en un instituto en La Unión, y como asociada en la UMU, en la Facultad de Educación, formando a los futuros maestros.

«A Pedro Salinas -explica- yo lo había leído, pero no lo tenía presente en mi vida. Y además de que en toda mi trayectoria haya ese color y esas formas con las que yo siempre he trabajado, en la obra de Salinas, especialmente en poemarios como 'La voz a ti debida', habla de la ausencia, y eso ha calado ahora de manera significativa en mí, yo diría que bastante. He intentado trabajar desde esa ausencia y desde ese mirar interior, con la pasión con la que Salinas amaba la poesía».

Ya tiene encargado el libro 'Cartas a Katherine Whitmore'. «Ya quiero leerlo», dice sobre el apasionante testimonio de la historia de amor entre uno de los poetas más importantes de la literatura española y una profesora norteamericana. «Cuando LA VERDAD me encargó este trabajo para conmemorar el centenario del Suplemento Literario y recordar los textos publicados por Salinas en el periódico, encontré en la biblioteca de mis padres algunas obras, que seguro que eran de mis hermanos, y esto me ha incitado a releerlo».

Con estas ilustraciones sobre la literatura de Pedro Salinas, Paulina Real ha recuperado lo que ella llama «mi color innato». ¿De qué color habla? «Fundamentalmente el rojo. En mi obra el color siempre ha ponderado por encima de todo, además de las figuras que yo haya podido crear. Es como una conexión casi espiritual con ello. Es verdad que mi color mediterráneo, de nuestra tierra, ha sido también más intenso, incluso los azules tenían más luz, a diferencia del tiempo que viví en Galicia, cuando se apagaban un poco más y tenían una variedad más de verde. Yo creo que sin querer el entorno sí ha influido mucho en mi obra, y llevo ocho años en Murcia, con un estudio nuevo, y puedo decir que hay diferencia respecto a la obra que tenía guardada en casa de mis padres. Es como decir: voy a dejar influirme por lo nuevo».

El hecho de aparecer hoy en portada de Ababol y asociarse a la figura de Pedro Salinas lo toma como una suerte y una «bendita casualidad»: «Siempre es un reto. Que me llame el jefe de Cultura del periódico y me encargue esto es un reto que acepté encantada, como siempre. Y debo decir que me costó. Porque tienes que releer, analizar el momento en el que estás y ponerte a crear. Desde el momento en que recibí el encargo no he parado de darle vueltas, y ha sido algo fascinante, y me siento muy agradecida. Porque a mí me gustaría dedicarme solo a esto, poder crear y que el público disfrutase con mis creaciones. Nos toca asumir que hay que comer y pagar facturas y compaginarlo con otras cosas, y al final es bonito crear sinergias recíprocas. También estoy trabajando muy a gusto en mi faceta de docente».

Paulina Real valora más aún esta oportunidad que le brinda LA VERDAD porque es consciente de que hay nuevas generaciones que empujan con mucha fuerza y de que hay gente por delante, «como más consagrada, sobre todo nombres masculinos, y el hecho de que se acuerden de mí es aún más emocionante. Cuando no estás en primera línea todo el tiempo a veces se olvidan de ti, y no ha sido el caso».

La artista nacida en Cieza tiene hoy su estudio en una nave industrial en Barrio del Progreso (Murcia), compartido con Ana Martínez González, creadora albaceteña de obra gráfica y de serigrafía, que está haciendo una serie sobre mujeres olvidadas en la historia. Paulina Real está, además, en el tercer año de su proceso de tesis doctoral. «Cuando estaba en Madrid, en 2008, me pilló la burbuja inmobiliaria y la gente ya no compraba arte, de modo que opté por la docencia, y desde 2017 estoy bastante enganchada, y cada vez me gusta más la parte de investigación a través de la educación artística. Con los alumnos de secundaria disfruto mucho de sus fantasías, y estas cosas conectan al final también con mi propia obra. Yo me lo paso muy bien pintando y enseñando, aunque como digo a veces me gustaría echar todo el tiempo que pueda en el estudio».

A los 17 años empezó a pintar en la academia de Juan Solano en Cieza, y fue a partir de este primer encuentro con la pintura cuando decide estudiar Bellas Artes. Acabó la carrera en Pontevedra (Galicia). «Me fui el primer año pensando en ir luego a Valencia, pero al final no solo hice todos los estudios allí, soy de la tercera promoción de Bellas Artes de Pontevedra, sino que me quedé después un tiempo». Entre Pontevedra, Vigo y Santiago de Compostela se ha formado también como persona. En el año 2000 regresó a Murcia, y a partir de 2001 expuso muchos años en la Región de Murcia, trabajando y creando sin parar. Luego vino la maternidad, los coqueteos con la docencia y Madrid. Y, por último, este trabajo exquisito para Ababol.

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