El método científico también se aplica a las Humanidades
La Fundación Séneca financia distintos proyectos de investigación destinados al estudio de aspectos sociales o relacionados con la comprensión de la realidad
Si bien la investigación académica se suele asociar a áreas científicas, también está muy presente en las disciplinas relacionadas con las Humanidades, como son la Filosofía, la Historia, la Filología o las Artes, por mencionar algunas. El hecho de que su estudio no implique el uso de materiales costosos, laboratorios u otras instalaciones, puede llevar a confusión; pero no es más que el resultado de que, por sus características, exigen menos recursos materiales, aunque también es algo que ocurre muy habitualmente con las Matemáticas. Se puede decir que la base sobre la que se apoyan es el talento investigador que, con un enfoque multidisciplinar, tocará materias diversas.
El objetivo de las Humanidades es profundizar en aquellas cuestiones que mejoren el conocimiento y la comprensión del ser humano, o que favorecen el desarrollo de la sociedad. Es más, la investigación en este sentido también puede tener un carácter innovador y científico, que además puede mejorar la calidad de vida de las personas.
Por todo ello, la Fundación Séneca-Agencia Regional de Ciencia y Tecnología no distingue entre carreras de Ciencias o de Humanidades en sus convocatorias de ayudas, sino que quienes concurren lo hacen en igualdad de condiciones. Y son numerosos los beneficiarios, hoy conoceremos algunos casos.
¿Qué esconden las biografías de los siglos XVII y XVIII?
David García López es profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Se ha especializado en la investigación sobre la teoría artística y las fuentes de la historia del arte y en estos días está realizando una investigación sobre las vidas de artistas y el comienzo de la historia del arte en la Bibliotheca Hertziana de Roma, financiada por el programa Jiménez de la Espada de la Fundación Séneca.
El objetivo de la investigación es dar a conocer una serie de biografías de artistas que permanecen manuscritas en varias bibliotecas y archivos de Roma y que fueron realizadas por artistas o teóricos españoles durante los siglos XVII y XVIII. «Durante el Renacimiento se desarrolló un género literario muy importante, como era el de las biografías. Era una literatura de gran éxito durante la Antigüedad que también se recuperó en el Renacimiento y a través de la que los artistas buscaron ser reconocidos», cuenta García López. Las biografías se realizaban para salvaguardar la memoria de los individuos destacados de la sociedad, por lo tanto, los artistas también aspiraban a ese reconocimiento.
Además, asegura que los artistas de esa época no eran tan reconocidos como lo son ahora, por ejemplo. Fue entonces cuando comenzaron a serlo y de ahí que se creara una literatura artística que quería explicar el arte y también las trayectorias de sus protagonistas. «De ahí parten muchas de las ideas que nosotros tenemos sobre el arte o los artistas. Por ejemplo, nuestra concepción del genio artístico. Ahora nos parece normal hablar del genio de Miguel Ángel Buonarroti, pero la imagen de un personaje singular en la sociedad al que se le pueden incluso permitir libertades que con otros no se admitirían, se inaugura en las biografías del tiempo. Por eso es tan importante estudiar la creación de esos clichés en su origen».
Para David García López, trabajar en la Bibliotheca Hertziana es un lujo. A pesar de estar ubicada en Italia, forma parte de la red de institutos alemanes de alta investigación 'Max Planck', es decir, pertenece a un país que se toma muy en serio la ciencia. Y es uno de los centros de investigación de referencia mundial en los estudios de Historia del Arte. Asegura que «las enormes facilidades que proporciona un centro de esta magnitud, logran que aquí seis meses de trabajo correspondan al de varios años en España. Además, poder trabajar en el grupo de Tristan Weddigen, actual director de la biblioteca, es doblemente satisfactorio, puesto que una de sus líneas de trabajo se desarrolla en la edición de las vidas de artistas de Giovan Battista Bellori, uno de los grandes teóricos del siglo XVII».
Otros trabajos
Además de esta investigación, el profesor de la UMU dirige un proyecto de I+D financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, que engloba investigaciones de carácter más general sobre el arte y la literatura artísticas de la Edad Moderna y la Ilustración. Recientemente su equipo ha publicado un libro en el que muestran un manuscrito completamente inédito de finales del siglo XVIII en el que se detallan las obras de arte de todas las iglesias de Murcia y Cartagena, un documento fundamental para conocer nuestro patrimonio.
También organizan otros eventos en centros de prestigio. Por ejemplo, este año realizan un congreso internacional en el Museo Casa de la Moneda de Madrid sobre el grabado en la época de la Ilustración y el Liberalismo, y el año que viene, si nada lo impide, otro realmente innovador sobre el nacimiento de la Historia del Arte en España, en el Museo Nacional del Prado.
La Bibliotheca Hertziana, a pesar de estar ubicada en Italia, forma parte de la red de institutos alemanes de alta investigación 'Max Planck', es decir, pertenece a un país que se toma muy en serio la ciencia
En busca de una nueva forma de comprender el tiempo
Patricia García estudió el grado en Historia del Arte y un máster en Investigación en Filosofía (especialidad de estética y teoría de las artes), ambos en la Universidad de Murcia. En el año 2019 obtuvo una beca de la Fundación Séneca para realizar su tesis doctoral en el marco del programa 'Ayudas para la formación de Personal Investigador en Universidades y Organismos Públicos de Investigación de la Región de Murcia en los ámbitos académico y de interés para la industria'.
Aunque en un principio su proyecto comenzó con un interés en la figura del teórico francés Georges Didi-Huberman, en los nuevos caminos que su pensamiento en torno al anacronismo abría para la historia del arte, más adelante decidió ampliar el foco: «Mi investigación se centra, en términos generales, en el problema del tiempo en la teoría y el arte contemporáneos. Se trata de estudiar los nuevos modos de comprender el tiempo, más allá de los relatos tradicionales».
Considera que nuestra idea del tiempo no puede reducirse a una línea simple que va de pasado a futuro. Un tiempo medible, objetivo, universal, como el tiempo del calendario o de los relojes. Como el tiempo de la historia también, ordenado en una sucesión de épocas, períodos o estilos en el caso de la historia del arte. «Nuestra experiencia del tiempo muchas veces es muy distinta. Y en esto es en lo que están trabajando algunos pensadores y artistas en el presente, como trato de recoger en mi proyecto de tesis, en cómo el tiempo se desordena en nuestra experiencia. Una relación con el tiempo, con la historia, con el arte que tiene mucho más en cuenta la dimensión afectiva, que produce pensamiento a partir de lo que nos está pasando ahora», expone Patricia García.
En su opinión, atender al tiempo más allá de las narrativas hegemónicas supone revolucionar las bases de la historia y de la historia del arte. «Nociones como anacronismo o heterocronía vienen a trastocar para siempre los modos en los que se hace historia del arte, y, en general, la manera en que nos acercamos a los objetos culturales. La primera noción (anacronismo) tiene que ver con la irrupción de un tiempo en otro, lo que ocurre cuando atendemos a una obra del pasado por la manera en que nos alude hoy, lo que sostiene nuestro interés por el pasado. La segunda (heterocronía), con la idea de que la experiencia del tiempo es múltiple, distinta para cada uno y a cada instante; las historias posibles, las líneas temporales también se multiplican».
Nuestra idea del tiempo no puede reducirse a una línea simple que va de pasado a futuro; un tiempo medible, objetivo, universal, como el tiempo del calendario o de los relojes
Advierte que era necesario recoger ese impulso que trata de repensar la disciplina. Pero no como una cuestión metodológica, sino también ética y política. Y es ahí donde, según ella, radica la urgencia de la tarea que trata de llevar a cabo en el proyecto. «La necesidad de una nueva forma de atender al pasado (más allá de la historia que nos han contado), pero también de estar en el presente (en el que no tenemos tiempo para nada), y así poder cambiar también el futuro (desviarnos de la deriva que nos lleva al colapso). Poner el afecto y la escucha en el centro, algo para lo que necesitamos tiempo y que transforma nuestra relación con el tiempo y con el mundo, se erige como una de las herramientas políticas más poderosas».
Un análisis detallado de la obra de Ricardo Piglia
Marcelo Urralburu García es investigador predoctoral de la Fundación Séneca en la Universidad de Murcia, donde obtuvo el Premio Fin de Grado 2019 al graduarse en Lengua y Literatura Española. Compagina la realización de su Tesis Doctoral sobre la influencia del pensamiento heterodoxo de izquierdas en la obra literaria de Ricardo Piglia, con la docencia y el desarrollo de varias líneas de investigación sobre la literatura hispanoamericana.
El objeto de su investigación es el estudio del conjunto de la obra literaria de Ricardo Piglia -en particular de sus textos menos conocidos, como los ensayos de juventud, la versión original de sus cuentos o sus diarios inéditos- desde el diálogo teórico que entabla con las distintas tradiciones del pensamiento latinoamericano de izquierdas; en primer lugar, el marxismo; pero también el populismo y el anarquismo.
Urralburu pretende pautar las distintas posturas políticas que mantuvo Ricardo Piglia en los años de mayor convulsión de la historia argentina reciente; los que fueron desde el fin del primer peronismo, en 1955, hasta las reformas neoliberales que sucedieron a la restauración de la democracia en los años ochenta.
Considera que le permitirán trazar en detalle un itinerario intelectual marcado por la lectura de los grandes teóricos del marxismo y de la izquierda en general que se preocuparon por la literatura, como Sergei Tretiakov, Pierre Macherey, Edoardo Sanguineti o Gilles Deleuze, en Europa, o Édouard Glissant o Darcy Ribeiro, en América. «Este tipo de aproximación, lejos de limitarse al mero cotejo teórico, busca explicar con el mayor grado de exhaustividad posible las decisiones técnicas tomadas por Ricardo Piglia a la hora de escribir sus textos», afirma Urralburu.
Nuestra capacidad para percibir la expresividad puede ayudarnos a captar la condición emocional que motiva ciertos procesos de expresión
Asegura que el interés del proyecto estriba en realizar una aproximación rigurosa a la obra de Ricardo Piglia que, por un lado, establezca qué libros o ideas se encuentran detrás de su poética narrativa -porque no siempre resulta claro- y, por otro lado, se sirva de ese sustrato intelectual para realizar una lectura propiamente constructiva de los textos y no tanto interpretativa o especulativa. «Para mí, ese interés, que en cierta medida parece estrictamente teórico o académico, tendría un gran impacto educativo, porque la manera en que leemos literatura -y en particular la hispanoamericana, que es una de las innovadoras del mundo- repercute en cómo la explicamos en las universidades y, en última instancia, en cómo nos relacionamos con ella como sociedad».
Este investigador de la UMU colabora con distintos miembros del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, que han mostrado interés por el proyecto y le han invitado a realizar una estancia predoctoral con ellos en los próximos meses. Asimismo, mantiene un contacto estrecho con investigadores de otras universidades, también del ámbito angloparlante, como la Universidad de Princeton, donde Ricardo Piglia dio clases de literatura durante años y que espera visitar pronto.
Expresividad no siempre significa emoción
Andrés Luna es investigador predoctoral de la Fundación Séneca en el área de Filosofía. Estudió Filosofía en Murcia y después realizó un Máster Interuniversitario en Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Salamanca.
Su investigación es un punto de encuentro entre dos campos dentro de la Filosofía. Por un lado, la Filosofía de la mente y, en concreto, la preocupación por cómo describir de forma adecuada los fenómenos en los que una condición mental o psicológica se revela o expresa en la actividad (lingüística o no-lingüística) de una persona. Y, por otro lado, la Filosofía del arte y, en particular, el problema de la expresión en el arte.
Su principal objetivo es intentar constatar hasta qué punto la expresión ordinaria (no-artística) de una condición mental -principalmente emociones- puede arrojar luz sobre el fenómeno de la expresión en el arte. Se trata, por tanto, de establecer similitudes y diferencias que nos permitan ofrecer una mejor descripción del fenómeno artístico.
«La manera en que leemos literatura -y en particular la hispanoamericana, que es una de las innovadoras del mundo- repercute en cómo la explicamos en las universidades y, en última instancia, en cómo nos relacionamos con ella como sociedad»
«Posiblemente, el aspecto más relevante de este trabajo sea su potencial para descartar descripciones inadecuadas de los fenómenos expresivos en cuestión (el ordinario y el artístico), es decir, ofrecer descripciones robustas y coherentes de una actividad expresiva, evitando equiparar ambos fenómenos. Así, por ejemplo, reconociendo las diferencias entre los casos ordinarios y los artísticos, el proyecto promete ofrecer una guía no tanto para juzgar las cualidades expresivas de cada obra de arte (tarea que le corresponde más bien al crítico) como para comprender la naturaleza expresiva de los fenómenos artísticos», explica Luna.
La necesidad de trabajar en esta línea brota tanto en el ámbito académico como en otros más informales. Ya que asegura que «no solo muchos filósofos/as, sino también historiadores del arte y críticos/as (y, en general, el público del arte) mantienen aún opiniones sobre la expresión en el arte un tanto simplistas o imprecisas, como que la función principal de arte es expresar 'lo que uno tiene dentro' o que el contenido o significado expresivo de la obra remite a la situación emocional del artista en el momento en que ideó o creó la obra de arte».
Y añade: «No solo es necesario desarticular estas ideas, sino también evitar desplazarnos al otro polo de la discusión y abrazar ideas como que el arte no tiene nunca nada que ver con la expresión de una emoción o que el significado expresivo de las obras de arte es independiente siempre del artista. Este proyecto intenta navegar entre estos dos polos, sopesando qué hay de valioso en ellos sin comprometerse con los excesos de cada uno de ellos».
Andrés Luna barajaba como hipótesis de partida que, aunque es valioso distinguir entre los conceptos de expresión y expresividad, ambos conceptos no son tan independientes el uno del otro como algunos han pensado si nos aproximamos a la cuestión desde el fenómeno de la percepción expresiva. Si por expresión se entiende aquel proceso o actividad que alguien lleva a cabo en virtud lo expresado, un proceso que releva o pone de manifiesto aquello que expresa; la expresividad es un concepto que empezó a ganar popularidad en la segunda mitad del siglo pasado y hace referencia a la cualidad expresiva de algo, a la apariencia expresiva de algo.
Percepción
Poseer expresividad, es decir, ser expresivo de cierta emoción, por ejemplo, no implica que aquello que la posee tenga que encontrarse en dicha emoción. Por ejemplo: 'Ser expresivo de' puede ser una cualidad no solo de las obras de arte, sino también de otros objetos cotidianos. Así, la cara de un san Bernardo es expresiva de tristeza, aunque el perro no esté de hecho triste. En un sauce llorón o un paisaje también podemos percibir ciertas cualidades expresivas como la melancolía al mismo tiempo que reconocemos que el sauce o el paisaje están melancólicos -¡pero tampoco nosotros lo estamos!-». Este fenómeno se conoce como percepción expresiva, esto es, nuestra capacidad para percibir el contenido o significado expresivo de algo. Se trata de una experiencia de un marcado carácter perceptual, aunque también afectivo. Según el investigador, esto no quiere decir que percibir la tristeza de la cara del san Bernardo implique que nos pongamos tristes, sino que la propia experiencia perceptual es, en sí misma, compleja y está 'teñida' por la cualidad expresiva percibida.
En definitiva, su hipótesis principal era que, aunque no siempre revele la condición mental de alguien (como en el caso del san Bernardo), percibir la expresividad en algunas ocasiones es un modo de captar la condición mental que un artista articula al crear una obra de arte o, en otras palabras, nuestra capacidad para percibir la expresividad puede ayudarnos a captar la condición emocional que motiva o articula ciertos procesos de expresión.
Y, en general, esa hipótesis era suficientemente acertada pues con los primeros resultados bajo el brazo, «las diferencias entre los fenómenos de expresión ordinaria y artística se han mostrado más diferentes de lo que uno cabe esperar a primera vista. No obstante, la hipótesis ha sido lo suficientemente elástica como para absorber dichos golpes. A pesar de las diferencias, desde el punto de vista de la percepción expresiva, las similitudes son notables y ayudan a arrojar luz sobre la cuestión».
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