El borde cortante de Ginés Sánchez
El escritor murciano publica en Tusquets su última novela, la octava en el catálogo de la prestigiosa editorial, una trama en la que vuelve a entrecruzar tres historias: en esta ocasión, tres adolescentes con problemas psiquiátricos
El tres es un número que le gusta al escritor Ginés Sánchez (Murcia, 1967). Tres son las protagonistas de su última novela, 'El borde cortante', la octava que aparece en el selecto catálogo de la editorial Tusquets. Carrie, Mari Cruz y Litolbely son las vidas cruzadas de esta trama. Adolescentes con infancias tormentosas. Las tres internadas en la unidad de psiquiatría de un hospital, pongamos por caso el Reina Sofía de Murcia, que toman la decisión de escaparse para vivir una aventura: pasar un fin de semana tranquilas junto al mar, y, en concreto, en San Pedro del Pinatar. Tres eran las historias que contaba en 'De tigres y gacelas', en 'Los gatos pardos', en 'Mujeres en la oscuridad'... El número tres es marca de la casa de Ginés Sánchez, que en 2023 vio estrenarse en cines la adaptación de su primera novela, 'Lobison' ['Llobàs', dirigida por Pau Calpe]. Un escritor de otra dimensión: concienzudo, persistente, ejercitado y querendón con los que sufren. Las protagonistas de sus historias rara vez alcanzan ese estado de plena satisfacción material y espiritual que se llama felicidad.
El encuentro con Ginés Sánchez se produce en el centro de Murcia. Una mañana de ambiente seco. La gente camina inconmovible. Podrían haber escapado también de las páginas de 'El borde cortante'. Cuando entre al bar se habrá quitado el disfraz de escritor áspero y escrupuloso y se comportará como un homo sapiens de manual, con una capacidad encomiable para razonar sobre su propia condición y la de todas esas criaturas que habitan en el papel impreso de sus obras.
«Me gusta mucho -reconoce- entrecruzar historias. Estoy muy cómodo ahí. Historias que tienen cada una reflejo en las otras. De alguna forma, el tres es el concepto de la comodidad. Un número manejable que produce el efecto ese que uno quiere». En 'El borde cortante' repite: tres biografías, tres mujeres. ¿Cómo construyó las vidas de estas chicas: Carrie, Mari Cruz y Litolbely? «Son muy niñas. Cuando las puse a hacer cosas, las comparaba con gente que conoces, y me decía a mí mismo: ¡Es que son supercrías!». Al principio pensó en construir sus historias a partir del problema mental. Pero tuvo la posibilidad de conocer a niñas muy parecidas a las protagonistas de 'El borde cortante', «y eso es un huracán que se lo lleva absolutamente todo, porque ya no puedes configurar los personajes en base al problema mental, sino que lo configuras en base a ellas. Y eso rompió toda la forma de hacer las cosas, y pierdes el control de lo que tú querías, pero, a cambio, sale una cosa mejor. Porque salen más limpias, más puras, aunque al final hay una tormenta de conceptos que vas distribuyendo entre ellas para configurar los personajes». Ha sido un proceso «mucho más confuso» de lo que suele ser, y lo compara, por ejemplo, con la construcción del Adrián de 'Lobisón'. «Aquí no he llevado el volante, sino que el volante me lo estaban moviendo todo el rato, y no dejaban de zarandearlo», recuerda.
«Tenemos a niños de 10 y 12 años predispuestos a ansiedades, como si fueran ejecutivos. Creo que estamos forzando mucho la máquina con tantas actividades extraescolares»
En 'El borde cortante', dice Ginés Sánchez, «hay un momento en que te rindes en determinadas cosas. Uno se da cuenta de que muchas veces ellas hablan, y no se sabe quién de ellas es la que habla, y yo fomenté eso porque dije que, en el fondo, estos tres bichos constituyen uno solo».
Perder el miedo a ser raro
Ginés Sánchez no ha sido padre, pero no es ajeno a la realidad que viven muchas familias con sus hijos. «No sé qué pasa, si un auge de estos problemas mentales, o más visibilización. Yo creo que en el fondo lo que sucede es que hay más casos tratados, y se ha perdido el miedo a ser el raro. Antes se escondían, hoy sabemos que son enfermos, que necesitan ayuda, y es importante visibilizar esto. Es como un 'Me Too' de la enfermedad mental. Pero cada sociedad es distinta». El Adrián de 'Lobisón' [«el brillante debut de uno de los narradores más potentes de la narrativa española actual», dice la editorial sobre este libro de 2012 que ganó el premio Nuevo Talento FNAC] tiene un trastorno del espectro autista y un cierto retraso, «pero su problema es que vive en una sociedad en la que nadie le ayuda a tratarlo, en un pueblo perdido en la sierra, con lo cual su problema se agudiza». La sociedad ha cambiado para bien en eso, y para mal en otras cosas.
¿De dónde vienen los problemas de estas tres chicas de 'El borde cortante? «Hay una que lo que tiene es más un problema de resolución de ansiedades ante situaciones cotidianas, quizás tiene un problema de procesamiento de ansiedades, que creo que es uno de los grandes problemas de hoy de los adolescentes». El novelista se refiere al concepto de autolesión «como sustitutivo del alcohol y de las drogas. Tengo un gran malestar emocional, y hay gente que opta por la autolesión como una forma de regularse para volver a la casilla de salida. Es como una forma de apartar el demonio. Estoy mal, me hago esto, me equilibro, aguanto, y vuelvo a... Si cada vez necesitan más daño, ahí es cuando entra la tendencia suicida. Estas cosas me las contaron aquellas chicas así, era una sensación terrorífica. Litolbely se refiere en un momento dado al buitre, tengo un buitre siempre que viene, y lo quito, y se aleja, y en cuanto te descuidas vuelve otra vez... No puedes negociar a veces con tu cerebro, y eso es algo que me parecía tristísimo en esas chicas, pues eran muy pequeñas».
«El problema es que lo que me contaron de verdad aquellas chicas que yo conocí es que no hay futuro, que no pueden mirar al futuro, porque no se pueden quitar de encima lo que tienen»
Otra de las protagonistas tiene un trauma pavoroso desde la infancia, y vive -malvive- en una lucha permanente contra esa herida. Y la tercera es que es «mala», resume Ginés Sánchez. Tiene una psicopatía bastante desarrollada.
Vidas muy cortas, en todo caso, en las que ya se han vivido experiencias que uno pensaría que podrían formar parte del mundo de los adultos. O que deberían suceder en otros momentos. «El problema es cuando generalizamos, porque cada vida es totalmente distinta. Siempre habrá gente más débil y gente más fuerte, pero la gente que se adapta peor o que es es más débil es la que empieza a tener determinados problemas».
Y hay otra cosa: «No se puede decir eso de que 'los niños son así'. Pienso que hay que tener una cierta vigilancia, un cierto control sobre ellos. Y a veces se tiene, y a veces no. Cada niño es un USB en blanco». Siempre le ha aterrado a Ginés la hiperactividad de los menores con actividades extraescolares y el tema de las graduaciones ya desde los niveles educativos más básicos. «Todo esto me parecen generadores de ansiedades y de respuestas inmediatas. Porque de alguna forma te pone en una carrera competitiva, de autoexigencia, de velocidad... Las ansiedades son muy malas. Tenemos a niños de 10 y 12 años predispuestos a ansiedades, como si fueran ejecutivos. Creo que estamos forzando mucho la máquina», observa.
'El borde cortante' (2025)
Tres adolescentes traman la huida de la institución psiquiátrica en la que están internadas. Tienen un plan para escaparse, la idea es pasar un fin de semana juntas, lejos del ambiente opresivo del psiquiátrico. Carrie, que ahora vive con su madre, será la encargada de la logística para que Mari Cruz y Litolbely puedan burlar la vigilancia del hospital. Las tres jóvenes quieren pasar dos días encerradas en un apartamento junto al mar; hablar, beber, fumar y empastillarse, con la televisión siempre puesta en algún canal de telebasura. Las tres tienen dificultades para ver el futuro con esperanza.
'Lobisón' (2012)
El brillante debut. Adrián es un adolescente muy peculiar. No sólo por los marcados rasgos autistas de su comportamiento sino porque es un séptimo hijo, lo que, en la tradición de la sierra, lo convierte en Lobisón. Ello, sumado a los extraños ataques que sufre algunas noches, provoca la incomprensión de todos, salvo de algunos familiares. Por eso se ha ido del pueblo y ahora vive con su hermano Zenón, la novia de éste y Compañero, su perro, en una furgoneta con la que vagan por España. Ellos van buscándose la vida con negocios que bordean lo permisible, él alterna su colección de piedras y tebeos con su obsesión por un perro negro con el que reconstruir, y tal vez zanjar, las vivencias terribles de su niñez...
'Los gatos pardos' (2013)
Una novela emocionante que sabe acercarse a los márgenes del peligro. Tres personajes viven una noche de San Juan en Murcia que difícilmente van a olvidar. Jacinto es un guardaespaldas mexicano que trabaja para don Jorge y que tiene que encargarse, mientras su patrón celebra una gran fiesta, de saldar cuentas con quienes han matado a un protegido. Se cruzará con María, una joven de quince años que esa noche sale con sus amigos dispuesta a probar experiencias nuevas con las que alejarse de su historia familiar. María no sospecha que su vecino Ginés, un tipo solitario y misterioso, recorre también las carreteras y las playas por donde ella ha estado en las últimas horas...
'Entre los vivos' (2015)
Una historia descarnada sobre las angustias de un joven de nuestro tiempo. César Cálvez, 'Gusanito', es un joven que se encuentra al margen. Siente que la vida le queda lejos, que lo dejó de lado. Y más ahora que lo han echado del trabajo. Los días, en el calor asfixiante de la ciudad en verano, se le van sin saber cómo. Se refugia en el balcón, en los videojuegos, en los chats. «Somos», le dice Janislyn, su brillante compañera de conversación virtual, «la escoria. Lo que quedó cuando apartaron el material bueno». Los días pasan sin fin y se pregunta cuándo tocará fondo. Mientras hace cuentas, mientras desciende a su particular infierno, descubre facetas jamás soñadas y empieza a cruzar líneas prohibidas.
'Dos mil noventa y seis' (2017)
Una despiadada historia de supervivencia. En el año 2056 los servicios sociales han colapsado y los estados se han retirado de amplias zonas del mundo. La población huye hacia el norte escapando de las epidemias. Un grupo de familias cierran el pozo en torno al que viven y se unen al río de desplazados. Años más tarde la misma zona no es más que un montón de ruinas donde sobreviven bolsas aisladas de población, acuciadas por la sequía y el hambre. Allí viven Enis y Andera, un muchacho y una niña de ojos transparentes que juntos abandonarán la ciudad en 2096 y marcharán a través de un mundo de soledad y desiertos interminables.
'Mujeres en la oscuridad' (2018)
Tres mujeres arrebatadoras, tres historias brutales. Mujeres en la oscuridad narra la huida de tres mujeres distintas, cuyas vidas están entrecruzadas sin saberlo, y que comparten algo en común: una vida deslustrada y la búsqueda de luz en el amor, en el deseo. Julia, catedrática universitaria, atraída por los muchachos jóvenes. Miranda, latinoamericana que trabaja en clubs selectos, padece de una profunda nostalgia por su tierra, y un marcado desprecio por todo cuanto tenga que ver con el sexo. La más joven, Estefanía, veinteañera e incurablemente romántica, aunque en las relaciones se siente como un globo que se pinchó demasiado pronto. Las tres se verán empujadas a viajar a Amsterdam en un mismo coche.
'Las Alegres' (2020)
¿Cuál es la gota que colma el vaso y lleva a las mujeres a auto organizarse en un grupo de carácter casi paramilitar? Un adolescente que monta guardia por las noches mientras espera que vuelva el asesino de su madre. Dos niños obsesionados con el porno que llevan a cabo un acto innombrable. Una adolescente que se venda los pechos para no llamar la atención de los hombres. Una mujer que se queda ciega cuando su marido le arroja lejía en la cara. En una sociedad donde la violencia contra las mujeres es estructural y las agresiones suceden a diario, surge un movimiento de protesta cada vez más numeroso que quiere hacer visible la situación.
'De tigres y gacelas' (2023)
Una chica a la que arrebataron la belleza demasiado pronto. Rocío Martínez fue una belleza cuando tenía quince años, aunque ahora ha engordado demasiado y se ha visto forzada a ocultar media cara tras una máscara. Ella será la inspiradora involuntaria del atraco que David el Mono y su primo, Rubén el Chato, planean contra la organización de don Jorge Illescas, un golpe con el que costear la reconstrucción del rostro de Rocío. Don Jorge Illescas se pasa la vida viajando por el mundo, haciendo negocios de dudosa legalidad, casi siempre acompañado por Tania, su amante, una tratante de arte. El Chino, un matón salvaje y adicto, recibe el encargo de ir tras los pasos de don Jorge.
Mari Cruz y Litolbely sí son amigas. Carrie no lo es tanto, «es como la que pasa por aquí y la adoptamos». Desde el principio confiesan que hacen trampa con la medicación. «Esto era necesario, porque yo quería que el acontecimiento fuera muy cortito, y quería que tuvieran un descenso al infierno porque en el fondo deseaba seguirlas en ese descenso. Y necesitaba que estuviesen haciendo trampas con las pastillas o de otro modo no se produce». Haciendo trampas y fuera de la institución, lo que el lector encontrará en las páginas de 'El borde cortante' es la caída de cada una de ellas. «En la institución los pacientes están muy controlados, y funcionan muy bien en ese sentido: te vigilan el sueño, descansas, no tienes que tomar decisiones porque ya están tomadas, te controlan la medicación... Estás estables. Y el problema viene cuando sales y rompes con todo eso, cuando los demonios escondidos empiezan de verdad a trepar».
-¿Cómo fue usted de adolescente: bueno de manual o terrible?
-Yo era chiquitajo, con gafas. Yo nací en Murcia, toda mi familia es de Cabezo de Torres, donde están todos mis primos. ¡Salía en una comparsa del Carnaval del Cabezo! Luego vivimos en Javalí Nuevo, pero con 7 u 8 años nos vinimos a Murcia. Era flacucho. Un niño que se llevaba alguna colleja de vez en cuando, y seguramente me la mereciera. Yo recuerdo de esos años a gente terriblemente tímida o insegura. Gente que no estaba en su medio, quizás, chicos que estaban borrosos. Una de las grandes diferencias es que el telefonito de las narices ha cambiado el mundo.
-¿En qué lo percibe?
-Cuando nosotros éramos pequeños, si tú eras fuerte y estabas superadaptado, tú no tenías problema. Pero si eres débil o inseguro, a las cinco tú te ibas a tu casa y la persiana de ese mundo se bajaba, y tú podías descansar. Y eso es muy importante, porque la ansiedad podías descargarla. Y eso ayuda a procesar. Pero hoy eso no pasa, porque los niños con el teléfono se llevan los amigos a casa, y están conectados con ellos haciendo los deberes. Si tú no estás guay, ¿entonces qué pasa? Si no estás conectado, eres el bicho raro. Pero si eres el eslabón débil ahí, eso puede ser superduro. Porque no hay luz y sí hay ruido.
-Estos dos años últimos, que coinciden con la escritura de 'El borde cortante', ¿cómo estaba?
-Muy tranquilo. Yo estoy en un 'impasse', ya muchos años, muy tranquilo. Todo estabilizado con Cristina [la escritora y diseñadora gráfica Cristina Morano]. Y la pretensión es que el año próximo siga igual. Estoy satisfecho. Tengo 57 años. Publiqué mi primera novela con 45 años. Viví muchos años fuera [por ejemplo en las islas Eolias, «por culpa de 'El cartero y Pablo Neruda'], trabajaba como abogado. Me lo paso muy bien escribiendo. Me sigue gustando mucho el oficio, pero cada vez menos la profesión. Soy superfeliz escribiendo. Pero hacer la vida como escritor, cada vez me gusta menos.
-¿Qué vida les espera a estas chicas con trastornos mentales?
-Esa es la cuestión... En 'El borde cortante' yo abro la puerta a la esperanza. Hay una luz abierta. Pero el problema es que lo que me contaron de verdad aquellas chicas que yo conocí es que no hay futuro, que no pueden mirar al futuro, porque no se pueden quitar de encima lo que tienen, hay una sensación de desesperanza también. Es algo muy fuerte, sobre todo cuando te lo dice gente tan pequeña. No puedes mirar al pasado, porque el pasado te ha tratado mal, pero tampoco pueden mirar el futuro, porque el futuro que ven es oscuro. Las pastillas que toman tienen efectos secundarios terribles, y les revientan, les quitan sus deseos. Hay dos prisiones: una en las pastillas, otra fuera de las pastillas. Y siempre están presas. Y tampoco pueden negociar con ellas mismas.
[Esta conversación solo podrá entenderse, sospecha el escritor, buceando en otras vidas descosidas].
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