Premios Goya: El género en auge que ha hecho soñar a la Región

Con gran probabilidad ya conoce la historia: Cartagena vive una jornada más de protesta obrera y las revueltas alcanzan la Asamblea regional. El denso y negro humo que escapa por las ventanas de su fachada es una imagen icónica instalada en la memoria colectiva de las generaciones más adultas. Varias horas antes, la cafetera del bar cartagenero Tana trabaja a pleno rendimiento, y por su pequeño salón desfilan jóvenes sin empleo, trabajadores y jubilados que charlan y comparten sus preocupaciones. Es, a grandes rasgos, el guion de 'El año del descubrimiento', la película del director murciano Luis López Carrasco que el próximo sábado podría ganar el Goya a mejor largometraje documental. Ambientada en 1992, con él, la obra de López Carrasco se convertiría en la primera cinta firmada por un realizador de la Región que premia la Academia de Cine.

Opciones no le faltan si se atiende al recorrido que la película ha tenido desde su estreno el pasado año en el Festival de Róterdam, aunando elogios de crítica, prensa y público tanto en certámenes como en salas comerciales, algo, esto último, «inaudito», califica el profesor titular de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Murcia (UMU) y coordinador de su Aula de Cine, Manuel Nicolás. Para él, lo que ha pasado con la cinta de López Carrasco, un documental de más de tres horas de duración a doble pantalla y con una temática «a priori no demasiado atractiva», es «la demostración de que una persona con criterio y las ideas muy claras puede hacer saltar todos los convencionalismos».

El auge de 'El año del descubrimiento' es también el de un género, el documental, que en la Región cuenta con destacados profesionales cuyas obras fueron, en su día, igualmente seleccionadas para competir en la final de los Goya, aunque sin suerte para conquistar la estatuilla. Lo hizo Gonzalo Ballester en 2006 con el cortometraje 'La Serenissima', sobre las notas venecianas de Ramón Gaya; Elías León Siminiani, en dos ocasiones, con los largometrajes 'Apuntes para una película de atracos' (2019) y 'Mapa' (2018); y Silvia Rey, hace un par de años, con el corto 'Wan Xia. La última luz del atardecer'.

«La Región –sostiene el cineasta y miembro numerario de la Academia de Cine Primitivo Pérez– cuenta con gran tradición en cine documental», y desde este género, añade, «se han abordado muchos temas». Entre ellos, cita la película 'Salzillo', que protagonizada por Paco Rabal dirigió él mismo junto a José Antonio Postigo en 1983, y también a la Fundación Integra, que «desde hace algunos años viene realizando un trabajo muy importante en torno al desarrollo de proyectos de todo tipo de géneros». «Creo que sí se ha cultivado bastante, a pesar de que no es un cine comercial», agrega el realizador archenero, defensor del género como una de las «grandes» disciplinas de «la historia del cine». «Las primeras filmaciones», pone como ejemplo, «son puramente documentales».

'El año del descubrimiento', cree Pérez, «es evidentemente un buen trabajo». «Ha dado en el clavo con lo que quería hacer y en él hay una importante labor de guionización y montaje». Pero en su repercusión se juntan «muchas cosas», y también el «sentido de la oportunidad». «A veces, los temas surgen en un momento en el que son especialmente apreciados. Y esto ocurre igual con la ficción; hay películas que no tienen suerte en los Oscar o en los Goya, y con el paso del tiempo resulta que fueron las grandes cintas de aquel año». «Los premios –valora– son bastante aleatorios».

Con ellos, y con la mayor o menor difusión en las salas comerciales no está reñida la calidad, sobre todo, precisa Pérez, en el género documental, más propio de «plataformas digitales»: «Salvo rarísimas excepciones, se estrenan poco en la gran pantalla», advierte. Es consciente, no obstante, de que «vivimos una época muy rara, con los estrenos de ficción en su mayoría retenidos, y es posible que esta situación haya permitido que se exhiba en salas un mayor número de películas documentales». Al mismo tiempo, apunta, «a través de las plataformas tenemos un acceso más cómodo y selectivo a cintas de este tipo» y ello puede «crear una afición que se traslade a los cines comerciales». Como grandes atractivos del género, enumera Pérez, «la autenticidad» de sus relatos; «la libertad» con la que trabajan sus creadores y la «mirada personal» que estos imprimen en sus trabajos. Y en este aspecto, considera «interesante que los creadores murcianos echen mano de temas de la Región para reivindicar aquellos aspectos propios que merece la pena contar».

De los trabajos dirigidos por cineastas murcianos que han logrado hacerse un hueco en la final de los Goya, solo 'El año del descubrimiento' y 'La Serenissima' vinculan a la Región de Murcia su argumento. Y esto se debe, en parte, cree Manuel Nicolás, a que «desgraciadamente» ninguno de sus autores «le debe nada a Murcia ni a sus instituciones». La «revolución digital, los cambios en la distribución y las nuevas posibilidades de exhibición en internet y redes sociales», sostiene, han permitido que «vivir en Murcia y hacer cine hoy sea una opción» pero, lamenta, «en la Región no ha habido» y tampoco ahora, a pesar de que «se han dado pasos muy importantes desde la creación hace dos años de Cinemur (asociación que aglutina a un amplio número de profesionales del sector)», una estructura de producción cinematográfica y una base profesional estables»: «Quien ha querido hacer cine se ha tenido que ir».

De hecho, de los cineastas documentales que han acariciado el Goya solo Ballester reside en la Región, el resto tiene fijada su residencia en Madrid, e incluso «se han formado fuera». Por suerte, el nexo con la tierra permanece, y tanto Rey –en 2012 filmó el largo 'Dios sabe', sobre los terremotos de Lorca–, Ballester –quien además de 'La Serenissima' ha rodado 'Al otro lado del mar' (2011), sobre la repentización murciana–, y López Carrasco, han retratado a la Región en sus trabajos: «La vinculación de estos cineastas con la tierra, el paisaje y las gentes de Murcia hace que estén haciendo una aportación muy importante a la cultura de los murcianos, aunque sea con producciones de fuera», como ocurre con la película de López Carrasco, en cuyos créditos no figura, apunta Nicolás, apoyo regional alguno más allá del otorgado al filme por el Ayuntamiento de Cartagena.

«Necesitamos el cine para conocernos y reconocernos; y que haya películas relacionadas con la Región es fundamental para la construcción de la identidad social y cultural», defiende del docente de la UMU, para quien «las instituciones deberían estar más atentas a este tipo de producciones, que a veces pasan por delante de sus mesas y no las saben ver».

Añade Nicolás que la «identidad no solo nos diferencia de los demás, sino que nos muestra los vínculos que tenemos con otras comunidades y otras problemáticas globales», algo que ha pasado, argumenta, con el documental cartagenero: «Ha conectado muy bien con espectadores de todo el mundo y para nada se ha quedado en lo local».

Tanto León Siminiani como Rey, Ballester y López Carrasco forman parte, explica Nicolás, del llamado «documental de creación», una corriente cinematográfica dentro del género que «se aparta de los convencionalismos y se construye a partir de una producción más personal y en diálogo con el tema», un género, agrega, «que en cierto modo ha explosionado con el cine digital», y que dentro de la docencia ha adquirido gran tirón a través de másteres y cursos específicos de los que también son partícipes estos creadores, ligados, define Nicolás, «a una mirada analítica muy honesta y reflexiva producto de un largo proceso de trabajo».