El hallazgo paraliza la recuperación de una joya arquitectónica modernista

Parón hasta nueva orden. El proyecto para construir un edificio de moderna estructura interior y acabado fiel al modernismo original de la Casa Llagostera tendrá que esperar, quién sabe cuántos años, por el hallazgo del puerto de Carhago Nova en las entrañas del solar en el que estaba planteada la obra.

El buen ritmo de las excavaciones, para descartar la presencia de restos arqueológicos, hacía presagiar lo contrario hace apenas dos años. Poco antes, se había concretado el proyecto de construir un edificio de cuatro plantas, 23 pisos, con un bajo comercial en el solar que ocupaban la Casa Llagostera (número 23) y el Edificio Selecciones, (número 21) en la Calle Mayor.

El Plan Especial de Reforma Interior de los dos inmuebles contiguos llevaba aprobado desde 2007. Se hizo una demolición selectiva y se apuntaló la fachada con un andamio frontal, que luego fue sustituido por uno posterior. No en vano, ese frontal está presidido por una colorida azulejería con escudos. También fueron desmontados los elementos valiosos del interior (maderas trabajadas, molduras y azulejos). Lo mismo se hizo con la estructura de la escalera, pieza a pieza.

El proyecto de reconstrucción, obra del estudio de arquitectura de Juan Gómez y Francisco Marín, incluye hacer cuatro plantas, una más de las que tenían originalmente los inmuebles. La fachada del ático se ha proyectado unos metros por detrás para respetar la fisonomía de las originales. El bloque de viviendas se prevé de tres portales distintos, dos hacia la calle Mayor y uno con entrada por la Plaza del Rey. Es en los niveles inferiores donde surgen las incompatibilidades iniciales con el hallazgo del puerto romano.

La obra ha avanzado ya en la cimentación y el pilotaje del edificio, pero los arquitectos propusieron la construcción de un aparcamiento en doble sótano, que ahora es imposible hacer sin alterar la fisonomía del muelle encontrado. También la planta baja, cuyo uso previsto era como bajo comercial, utilizable por parte de uno o más arrendatarios, queda condicionada. Sobre todo si hay que habilitar accesos para convertir los restos del puerto en visitables. Lo que está casi totalmente descartado es poder cumplir con los plazos de construcción, estipulados en dos años.

La recuperación de la Casa Llagostera, con interiores modernos para integrar los elementos más valiosos que tenía originalmente, incluye la conservación de la fachada protegida, una de las piezas más importantes del modernismo cartagenero. El arquitecto Víctor Beltrí la diseño a principios del siglo XX, según el gusto de la familia Llagostera, ricos industriales de origen catalán. Así lo atestiguan los escudos de azulejo de varias capitales de esa región que figuran en la propia fachada.

Sin embargo, hoy por hoy, resulta muy difícil saber cuándo esos valiosos elementos volverán a estar a la vista de todos y que actuaciones serán necesarias.