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Carlos y José, que padece ceguera, en el estadio Enrique Roca de Murcia. Guillermo Carrión / AGM

Un lazarillo para seguir al Real Murcia en la grada del Enrique Roca

La ceguera de José no le impide vivir los partidos del club grana en vivo gracias a su acompañante Carlos, que le narra lo que ocurre en el estadio

Natalia Moreno

Lunes, 5 de febrero 2024, 19:39

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Parece imprescindible tener vista para poder vivir un partido de fútbol. Seguir con la mirada a los jugadores en el campo, ver con claridad quién saca las faltas, cómo se comportan los aficionados oponentes o quién marca ese penalti en el último minuto. Sin embargo, hay otras maneras de sentir la pasión que un equipo mueve por dentro. Y aunque desde casa se pueda escuchar a los comentaristas a través de la televisión o la radio, José Osete es de los que prefiere ir al campo, a pesar de que en su caso no pueda percibir con los ojos nada de lo que ocurre en el césped.

José – Pepe para los amigos- es de Murcia, tiene 63 años y desde hace cuatro ha ido perdiendo la vista hasta llegar a observar sólo un banco de niebla: «Veo la silueta, pero no lo defino». Cuenta con una enfermedad hereditaria que no tiene cura, retinosis pigmentaria. Lo explica de forma sencilla: «Van muriendo los pixeles del ojo». Esta patología es progresiva, crónica y se le ha acentuado en los últimos años.

José Osete, a la izquierda, y su guía Carlos Bernabé muestran sus bufandas de la grada del Enrique Roca, el pasado sábado. Vicente Vicéns / AGM

-¿Qué es lo que puede observar cuando acude a la Nueva Condomina?

-Veo muy apagado el cuadro del estadio, sé que ahí está el escudo, veo la 'rayica', pero el resto de cosas no. Para eso está mi Carlos.

Carlos es quien desde principios de esta temporada le ha aportado visión a José. Sentado en la grada, a su lado, le va narrando cada jugada, cada entrada y cada gol que se marca en el estadio Enrique Roca. Se ofreció como voluntario, ya que después de buscar a alguien para ayudar a Pepe por Twitter, decidió que no había nadie mejor que él para comentar esos partidos que tanto les gustan a ambos: «Quién mejor que yo. Suena un poco prepotente, pero no creía que hubiese nadie, encima siendo vecinos».

Con retinosis también se pueden ver los partidos

Antes de que José contase con su comentarista personal visitaba el estadio, se sentaba en la grada y esperaba a que los aficionados de alrededor hablaran entre sí lo que sucedía en el campo. Apenas preguntaba, prácticamente nadie sabía que era discapacitado visual: «Que gritaban gol, pues yo gol».

Sin embargo, cuando fue a pagar el abono de esta última temporada no pudo poner la clave secreta de la tarjeta, le pidió al encargado que fuera él quien lo escribiese y este se sorprendió porque no sabía que José carecía de visión. Fue entonces cuando «desde el club movieron todos los hilos» y Carlos llegó al asiento 16, junto a José, que siempre lo hace en el 14 de la tribuna.

Carlos y José hablando sobre su pasión por el Real Murcia. Guillermo Carrión / AGM

Una afición desde pequeños en el corazón

Para los dos, asistir a los partidos del Real Murcia, vivir sus éxitos y también sus derrotas está a la orden del día desde que eran pequeños. José lleva desde los 12 años siendo abonado: «Comencé a ir a los partidos a principios de los años 70». Esta afición viene de familia, ya que su padre, su hermano y él iban siempre a ver jugar al club en el estadio de Ronda de Garay. «A mí lo que me interesa es el Murcia y que gane», recalca. Si bien recibió esa pasión futbolera de su padre, también heredó de su madre la enfermedad que ahora le impide ver, pero no dejar de sentir. «Desde que se lo diagnosticaron a mi madre nos hicieron pruebas a mi hermano Pencho y a mí. Los dos dimos positivo en retinosis», explica.

Por otro lado, está Carlos, que tiene treinta años, aunque se confunde cuando piensa en su edad, y sigue al Real Murcia desde exactamente el 2001 gracias a sus primos. Siempre ha estado metido en el mundo de las peñas; de hecho, José no duda en destacar que el club goza de estabilidad gracias, en parte, a Carlos, que movió muchos hilos desde su cuenta de Twitter 'Teacher Carlicos' para conseguir fondos y accionistas. Sin embargo, la afición de comentarista le llegó más tarde.

«Salvo catástrofes en algunas de nuestras dos vidas, solemos venir juntos a todos los partidos», ríe Carlos. Se compenetran perfectamente, no hace falta que José pregunte para que su compañero le cuente lo que está ocurriendo: «Hace un esfuerzo tremendo en que no se me escape detalle. No veo el partido, pero como si lo viese».

Sin embargo, para Pepe esta historia parece no ser demasiado relevante: «Como murcianista no estoy haciendo nada fuera de lo común, nada más que seguir disfrutando de mi sentimiento futbolero». Aunque para Carlos sí que es una unión especial lo que ambos tienen: «Al final estás compartiendo visión con una persona y eso es muy bonito. Estoy donde tengo que estar y con quien tengo que estar». Los dos dejan claro que para vivir una pasión no hace falta tener todos los sentidos puestos, sino una buena dosis de empatía que inunde el estadio del equipo que admiras.

¿Qué es la retinosis pigmentaria?

La retinosis pigmentaria es un conjunto de enfermedades degenerativas, genéticas y hereditarias. En el caso de José, padece retinosis pigmentaria atípica. Se manifiesta con la pérdida de visión nocturna, lateral y dificultades para percibir los colores de forma lenta y progresiva. No existe una solución a esta enfermedad, ya que hay más de 100 genes que la causan.

En el año 2022 en la Región de Murcia se contabilizaron 350 casos de retinosis pigmentaria y la Sociedad Española de Medicina Interna calcula que 15.000 españoles padecen esta patología.

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