LA RAMPA

Qué de casos, qué de cosas

Viernes, 10 de marzo 2023, 00:57

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, encargada de la investigación y persecución de las formas más graves de delincuencia y crimen organizado, ... suele asignar un nombre a los casos de corrupción que investiga, cuya proliferación, desafortunadamente, nos descubre las miserias humanas precisamente en aquellos que están llamados a mantener una conducta ejemplar. Recuento de algunos que ahora ocupan espacios informativos.

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Caso Auditorio. Pedro Antonio Sánchez, exjefe del Gobierno regional, ha sido condenado a una pena de tres años de prisión, como autor de dos delitos de prevaricación y uno de falsedad cometidos en el proceso de adjudicación y construcción del teatro auditorio de Puerto Lumbreras, cuando él era alcalde de esa localidad.

Caso Biblioteca. Librilla. Presunta red delictiva relacionada con el urbanismo en la que estaría implicado el exalcalde José García, entre otros. Quince años después de la actuación de la UCO se verá el juicio.

Caso Novo Carthago. Supuesta corrupción urbanística por recalificación ilegal de un terreno protegido junto al Mar Menor, para construir una urbanización con hasta 10.000 viviendas, hoteles y dos campos de golf.

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Caso Negreira. Toma el apellido del exárbitro Enríquez Negreira, a quien la entidad culé abonó siete millones de euros entre 2001 y 2018 para obtener 'arbitrajes neutrales'.

Caso Mediador. Según el sumario, la trama encabezada por el ahora exdiputado Juan Bernardo Fuentes 'Tito Berni', el general Francisco Espinosa y el empresario Antonio Navarro Tacoronte pedía 5.000 euros bajo la promesa de «obtener privilegios». Se reunían en el Congreso de los Diputados y en la sede de la Guardia Civil en Madrid para aparentar «seriedad» y acababan en «grandes fiestas» en clubes y hoteles donde se exhibían en calzoncillos.

¡'Manda huevos'! No es el nombre de un 'caso', pero sí la imprecación espontánea ante el cúmulo de casos de corrupción –los que ahora acaparan espacios y los otros muchos con que hemos sido obsequiados– ante la que los políticos de todo el espectro reaccionan con el mismo cliché: mirar para otro lado si los implicados son camaradas o pedir la dimisión si son rivales.

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Ya no engañan más que a los que se dejan engañar, pero el resto del común ciudadano ya no sabe dónde mirar para no toparse con podredumbres, a veces zafias y siempre groseras. Dada la impotencia y antes de arrancarse los ojos, como Edipo, servidor opta por mirar al cielo, como Ana Frank.

Abrazos.

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