Procesión de mantis en la Región

No todas las mantis son religiosas, aunque desde el año pasado las diez especies de este suborden confirmadas en la Región procesionan en un catálogo único elaborado por el naturalista Conrado Requena Aznar. Su detallado 'Las mantis de la Región de Murcia' es la primera guía dedicada por estas tierras a unos bichos capaces de cazar desde grandes ortópteros, como saltamontes (caelíferos) del tamaño de la langosta egipcia ('Anacridium aegyptium'), con hasta 7 centímetros de largo, hasta pequeños anfibios y reptiles, e incluso otras especies de mantis. Las 'Mantis religiosa', por ejemplo, y al margen de ciertas prácticas caníbales aparejadas a su pulsión sexual, se zampan en ocasiones a las más pequeñas 'Iris oratoria'. Es una costumbre depredadora que no tiene nada que ver con luchas de religión, pese a los epítetos específicos de sus nombres científicos.

Aunque despiertan un singular interés –particularmente entre los niños–, hasta ahora no se había dedicado un libro de identificación y distribución en nuestra geografía a este «orden de insectos con pocas especies y relativamente fáciles de identificar», como las describe Requena.

«Que yo conozca», detalla el experto, «de insectos a nivel Región de Murcia hay buenas guías de mariposas y de odonatos –libélulas y caballitos del diablo–, así como estudios científicos de hormigas, saltamontes, escarabajos... pero la información sobre la diversidad de especies y distribución de las mantis en la Comunidad era muy escasa».

La obra de Requena repasa a lo largo de sus casi setenta páginas la decena de especies «de las que se ha confirmado su presencia» en nuestra comunidad, aunque «no se descarta que haya alguna más». No es mal número, en todo caso. «Para hacerse una idea, por poner un ejemplo, en toda Alemania y Polonia solo está citada la especie 'Mantis religiosa', que además está protegida en ambos países», explica el autor, formado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Murcia.

En nuestra Región, en cambio, donde la famosa 'Mantis religiosa' merecería su propia carroza, al menos por la poderosa atracción que ejercen entre los pequeños, ningún mantodeo está protegido. «Afortunadamente», aclara Requena, «en la Región de Murcia sigue habiendo grandes extensiones de hábitats adecuados –distintas formaciones de matorral y herbazales– para las mantis». De hecho, «a nivel europeo», asegura, el nuestro «es uno de los mejores lugares para la observación de mantis, debido a las temperaturas suaves y a la abundancia de hábitats adecuados para realizar sus ciclos de vida».

Pero no hay que bajar la guardia: «En esta comunidad autónoma», advierte, «los cambios de cultivos de secano a regadío intensivo, la construcción de urbanizaciones y polígonos industriales, la creación de canteras o la minería a cielo abierto han destruido muchos de estos hábitats donde antes vivían las mantis».

La publicación de la guía 'Las mantis de la Región de Murcia', editada por Diego Marín, quizá contribuya a que estas especies no acaben en peligro por estas prácticas. Al menos puede ayudar devolviéndonos a los adultos la mirada con la que de niños las observamos. Lamentablemente, se queja el autor, «la mayoría de personas, conforme crecen, pierden parte de su curiosidad por las mantis y por el resto de la naturaleza que les rodea». «Cuando he realizado excursiones para ver fauna con público en general, normalmente son los niños los que tienen más curiosidad o hacen más preguntas», destaca este educador ambiental que considera «fundamental que la gente tenga ciertos conocimientos de la biodiversidad que les rodea y valores ambientales», como vía para «conservar mejor los espacios naturales que nos quedan y a las especies que viven en ellos». Nuestro granito de arena de hoy en apoyar para contribuir a esa divulgación está dedicado a unos insectos de los que en total se han citado 25 especies en España, donde destacan las Islas Canarias, que suma al menos ocho de ellas endémicas.

En el planeta se han localizado hasta el momento en torno a 2.400 especies de mantis, divididas en 16 familias y 430 géneros. No todas ellas tienen costumbres violentas durante la cópula. «La mayoría de las veces el macho sobrevive al apareamiento», tranquiliza Requena. Pero es cierto que en algunas especies, como la 'Mantis religiosa', «sobre todo en cautividad», aclara el experto, «las hembras a veces tienden a atacar y comerse a los machos antes de la cópula o en el transcurso de ésta, comenzando por la cabeza». Pese a tan impactante panorama de la hembra dando cuenta de la testa de su compañero, éste no deja su labor y el apareamiento continúa adelante. En todo caso, el macho trata de evitar cuanto puede esta estampa antes de que el sexo le ciegue, por lo que cuando encuentra una hembra, «se mueve lenta y cuidadosamente antes del apareamiento», hasta que «en el momento adecuado, salta bruscamente, se agarra de su dorso y seguidamente pone en contacto el extremo de su abdomen con el de la hembra para transferirle un pequeño espermatóforo». Si aplicásemos el código penal, aquí el ejemplar tampoco se libraba de una condena por violación.

Afortunadamente, hablamos de unos insectos con sus propias pautas que saben bien lo que hacen. Fíjense si no en el saludo alegre del ejemplar de 'Iris oratoria' que aparece en la última foto de este reportaje; no parece preocuparle que cualquier día pueda servir de merienda a una 'Mantis religiosa'. Así que nosotros tampoco vamos a preocuparnos por las deslumbrantes costumbres de unos animales a los que deberíamos seguir observando al menos con la fascinación con la que los mirábamos de niños. Es la mejor forma de aprender a amar la naturaleza, que es tanto como amarnos a nosotros mismos. Seamos devotos.