El ave de los jeroglíficos anida en la Región
Al menos cuatro parejas de la primera especie de ibis que llega a nuestra geografía se han establecido en las Salinas de San Pedro, después de que en el siglo XX se considerase extinta en toda la Península Ibérica
GINÉS S.FORTE
Martes, 2 de junio 2020, 22:06
Hace 5.200 años alguien grabó en una roca de Elkab, al sur de la ciudad egipcia de Lúxor y a unos 500 kilómetros de El Cairo, unos símbolos considerados ahora como una de las composiciones jeroglíficas más antiguas y de mayor tamaño del Antiguo Egipto. Entre las cuatro figuras que representan se encuentra un ave zancuda de medio metro de alto y dotada de un largo pico. Hace unas semanas, este mismo mes, Gustavo Ballesteros, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Murcia, detectó entre la colonia de garzas ('Ardeidae') que por primera vez se ha formado en el Parque Regional de Las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, al norte del Mar Menor, la presencia de cuatro parejas reproductoras de un ave de apariencia marrón oscuro de poco más de 50 centímetros de largo, un metro de envergadura, entre medio kilo y un kilo de peso y con un pico estirado y curvado hacia abajo.
Se trata de la primera especie de ibis que anida en la Región, y de hecho es la única con presencia natural en Europa. Es la misma subfamilia ('Threskiornithinae') a la que pertenecen los ibis que los egipcios representaron durante miles de años en sus famosos jeroglíficos, como el que alguien esculpió 3.200 años antes de Cristo en aquella pared rocosa de Elkab.
En realidad, el morito ('Plegadis falcinellus'), que es como se conoce comúnmente a esta especie, ya llevaba un tiempo flirteando con nuestros cielos, sin que hasta el momento se hubiesen obtenido evidencias de que se estuviese asentando aquí. «Desde el pasado otoño los moritos se observan casi a diario volando sobre la huerta de Murcia y algunas zonas del Campo de Cartagena», explica el biólogo Antonio Zamora, miembro del proyecto europeo de recuperación del espacio protegido de San Pedro del Pinatar Life Salinas, y autor de la foto que abre este reportaje. «Era cuestión de tiempo que se instalase como reproductor en la Región, lo sorprendente es que haya elegido las Salinas de San Pedro del Pinatar para dar el primer paso», añade.
El morito es la primera especie de ibis que anida en la Región y la única con presencia natural en Europa
Unos días antes de registrar por primera vez el asentamiento del morito en la Región de Murcia, Gustavo Ballesteros, que es el coordinador del mencionado programa europeo de recuperación de la zona, explicó a este periodista el extraordinario rendimiento medioambiental de ese espacio. «Es flipante que un sitio tan pequeño como las Salinas de San Pedro del Pinatar (unas 500 hectáreas) contenga tres especies que tienen una tendencia decreciente en todo el mundo y que aquí gozan de buena salud».
Datos
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1993 Ese año se le avistó por primera vez en la Albufera de Valencia, tras casi un siglo desaparecida en España.
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80-95 Centímetros de envergadura en la que suele oscilar el ave. Su longitud varía de los 55 a los 65 centímetros.
Ballesteros se refirió entonces al caso de la pagaza piconegra ('Gelochelidon nilotica'), que con unas 250 parejas nidificantes presenta en torno al 1% y el 2% de la población europea; el del charrancito común ('Sternula albifrons'), que con unas 200 parejas, que equivalen al 5% o 6 % de la población española, y al chorlitejo patinegro ('Charadrius alexandrinus'), que con unas 70-80 parejas representan el 1% o 2 % de la población nidificante de España. Ahora a estos se les suma el morito, con una presencia aún muy escasa, pero que, en palabras de Zamora, «pienso que va a tener un notable desarrollo en la Región durante los próximos años».
Notas a vuelapluma
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Única en Europa El 'Plegadis falcinellus' es el único ibis que aparece de forma natural en el Viejo Continente.
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Verde iridiscente Su pico curvo y sus tonos oscuros, que de cerca se perciben verdes iridiscentes, la hacen inconfundible.
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Desaparecida hace un siglo Desapareció de la Península Ibérica a comienzos del siglo XX, y volvió a registrase su presencia a principios de la década de 1990.
«Recuerdo perfectamente la primera vez que vi un morito en la Región», explica el también biólogo Ángel Sallent, muy vinculado al proyecto Life Salinas. «Fue hace tan solo tres años en la desembocadura de la rambla de El Albujón, y debió ser una de las primeras citas de la especie en época reciente». No mucho antes, a lo largo de la mayor parte del siglo pasado, encontrar una referencia de ese tipo era imposible.
La menor presión humana en los humedales puede estar detrás de la aparición de esta ave
La especie, emparentada con las de los jeroglíficos (suelen ser ibis eremitas –'Geronticus eremita'–, como en el caso del hallazgo de Elkab, o ibis sagrados –'Threskiornis aethiopicus'–), llegó a extinguirse de la Península Ibérica a principios del siglo XX. Hasta que en 1993 se certificó su vuelta como reproductora a la albufera de Valencia. Desde entonces su presencia ha ido creciendo progresivamente en el sur y el levante español. Ahora, su principal población reproductora se encuentra en Doñana, donde se calcula que se encuentran más de 8.000 parejas, explica Zamora.
En la Región de Murcia, desde sus primeras apariciones hace unos años «los avistamientos han ido aumentando en frecuencia y número de ejemplares observados», apunta Sallent. Poco antes, la especie ya estaba presente en los humedales del sur de Alicante «y experimentando una rápida expansión, por lo que era cuestión de tiempo que llegara a la Región», explica el biólogo. «La sorpresa ha venido este año cuando se ha confirmado la reproducción de cuatro parejas en las Salinas de San Pedro del Pinatar». Su colega Antonio Zamora destaca «su repentina irrupción en la Región, donde en pocos meses ha pasado a ser una especie bastante frecuente». Este especialista no descarta la presencia de alguna pareja más dentro del carrizal donde ha aparecido, en el que la visibilidad de la colonia es muy reducida.
En unos meses ha pasado a ser «una especie bastante frecuente aquí», afirma el biólogo Antonio Zamora
También es posible observarla, aunque no anidando, en los alrededores del parque pinatarense, «sobre todo en la charca del centro de interpretación del centro de visitantes», y además se ha detectado con frecuencia en puntos del este regional como el embalse de Santomera, en balsas de purines de Abanilla y en las lagunas de Campotéjar (Molina de Segura), provenientes seguramente del sur de Alicante. «Es sorprendente su plasticidad y adaptabilidad a diferentes ambientes», concluye Zamora a la vista de estas apariciones. Conviene volver a recordar que hablamos de un ave que hasta hace unas décadas se consideraba extinta en nuestro país.
A la buena noticia que para la riqueza medioambiental tiene la llegada de una especie de forma natural se suman los beneficios añadidos que puede traer el 'Plegadis falcinellus'. «Varios estudios han demostrado el papel potencial del morito para el control de las poblaciones del caracol manzana ('Pomacea maculata'), especie invasora que causa grandes daños en arrozales y cultivos del Delta del Ebro», ejemplifica Zamora. En todo caso, este pájaro se encuentra recogido en el Anexo I de la Directiva Aves (2009/147/CE), por lo que resulta «por tanto necesario tomar medidas de conservación destinadas a mejorar o proteger su hábitat, con el fin de asegurar su supervivencia y su reproducción en su área de distribución», aclara el especialista. En este punto, «hemos de tener en cuenta que no contamos con grandes marismas o zonas inundables», que son los «hábitats a los que se encuentra altamente asociados esta especie», por lo que su protección puede resultar más delicada. «Si hay protección efectiva de los humedales frente a las molestias humanas –vaticina por su parte Ángel Sallen–, cada vez lo encontraremos en más localidades». Es posible que el año que viene no críe y que durante unos años lo haga irregularmente», augura el experto, «pero acabará expandiéndose».
No se descarta que haya anidado alguna pareja más en el mismo carrizal donde se ha localizado, pero no es fácil de ver
Sobre la vuelta del morito común a la Península Ibérica, Ángel Sallent explica que «todo parece apuntar» a que llegaron desde Europa del Este (Mar Negro y Delta del Danubio) para expandirse por Doñana, las lagunas de la Janda en Cádiz, algunos embalses en Extremadura, el Delta del Ebro y los humedales del sur de Alicante (principalmente los del Parque Natural de El Hondo, en Elche, y el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola), antes de dar el salto a la Región de Murcia. Sobre el motivo que les ha impulsado a venir, aclara que «en ecología no siempre es fácil dar respuesta a por qué se producen procesos de extinción y recolonización como estos». Aunque en este caso, se aventura: «Parece que la protección efectiva de los humedales frente a molestias humanas deben haber jugado un papel importante». El biólogo recuerda sobre este extremo «que hasta hace no mucho tiempo, humedales como San Pedro del Pinatar tenían mucha más presión humana».
«Buena noticia»
El ornitólogo Ángel Guardiola, editor del 'Anuario Ornitológico de la Región de Murcia', coautor del 'Catálogo de las aves de la Región de Murcia' y colaborador de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), califica de «buena noticia» esta «colonización de un nuevo territorio por una especie que nunca ha criado allí y que se considera 'vulnerable' en el 'Libro rojo de las aves de España', del Ministerio de Medio Ambiente. Guardiola detalla que uno de «los principales factores de amenaza para la especie, según SEO, es la concentración de la mayor parte de la población en una sola colonia, lo que la hace muy vulnerable a posibles eventos catastróficos». De ahí que si los enclaves de cría se dispersan, «colonizando nuevas zonas, como ha ocurrido en Murcia, siempre es bueno para el conjunto de su población».
Con la menor presión humana que señala Sallent, el momento parece propicio para la aparición del «único ibis que podemos ver en nuestra Región», como lo define el biólogo. Guardiola concreta que, de hecho, «es el único ibis que aparece de forma natural en Europa». Ángel Sallent señala además la relación de la especie con «los jeroglíficos egipcios» y destaca de su aspecto que, «aunque aparentemente son negros, vistos de cerca muestran colores iridiscentes verdes muy poco frecuentes en la naturaleza».
Ahora queda por ver cómo evoluciona y si su presencia se asienta en los humedales de la Región de Murcia y se queda entre nosotros durante las próximas generaciones, como han quedado durante milenios grabados en piedra sus primos egipcios.
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