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En un rincón desconocido de Yecla
Un estudio sobre la Rambla Madre, editado por Anida, ejemplifica la necesidad de divulgar para conservar espacios a menudo ignorados y de singular belleza que esconde la Región
GINÉS S. FORTE
Martes, 10 de marzo 2020, 22:15
La expansión de la agricultura acabó hace algo más de un siglo con una de las principales masas forestales con las que contó durante siglos el municipio de Yecla, como por otra parte ocurrió y sigue sucediendo con tantos territorios de alto valor medioambiental. Aquella intervención humana ha modelado con el tiempo un paisaje singular de antiguas terrazas de cultivos, con cárcavas que aún continúan tallando las inclemencias del tiempo y dispersos vestigios de un antiguo bosque mediterráneo en un espacio de un millar de hectáreas, entre la conocida Rambla de Jumilla y la CN-344 (al suroeste del casco urbano), por el que hace 160 años aún correteaban los lobos. Pese a la cercana carretera nacional, el acceso a este enclave carece de infraestructuras y además resulta muy desconocido, incluso para muchos habitantes de la cercana ciudad. Sin embargo, la Rambla Madre y su entorno conforman un territorio de una belleza particular y una riqueza medioambiental y antrópica digna de conservación. Se trata de uno de esos numerosos rincones que esconde la Región de Murcia y que, a menudo, pasan desapercibidos frente a lugares más famosos y protegidos.
La Asociación de Naturalista para la Investigación y Defensa del Altiplano (Anida), principal ente conservacionista de la comarca, cuenta entre sus tesoros científicos con un 'Estudio ecológico e interpretativo del paraje Rambla Madre'. En él se propone un itinerario que «servirá para educar y concienciar en valores de respeto, admiración, conservación y conocimiento» sobre esta zona, que guarda una «gran historia reciente, donde la mano del hombre y los procesos geológicos han modelado el paraje para convertirlo en uno de los espacios más singulares». Así lo explica su autor, el ingeniero agroambiental y profesor de tecnología José García Serrano, que ha investigado a fondo los valores de un hábitat que también reflejó hace cinco años en su trabajo fin de grado de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
«Queremos que los visitantes vean con otros ojos este paraje infravalorado y olvidado»
«Rico patrimonio»
El biólogo Julián Castaño, secretario de Anida, abunda en la idea de que con este tipo de estudios, publicado en 'Cuadernos Athene' (de la propia asociación), se busca «acercar a la población algunos de los rincones y espacios naturales más interesantes de nuestro entorno», al tiempo que se destaca «el rico patrimonio geológico, biológico y etnográfico de la comarca de Yecla». De este modo, añade, se contribuye «a su conservación». Castaño advierte del «desapego tradicional que existe en nuestra zona hacia los terrenos áridos y pocos forestados», como el de la Rambla Madre, que sin embargo conforma «precisamente lo que busca el visitante extranjero o de otras áreas de la Península».
Las casas cueva y las terrazas de olivar que se elevan aquí hasta los puntos más altos (a unos cientos de metros del llano) reflejan, de acuerdo con el biólogo, «el esfuerzo inhumano que supuso aprovechar hasta la última fanega de terreno disponible» en aquel «tiempo de miseria». Aquellos colonos, como recoge el estudio, «realizaron un esfuerzo impensable hoy día, con la ayuda de sus manos, de su azada o de una mula en el mejor de los casos, para talar el bosque, labrar la tierra, realizar calzadas y ribazos para sostener el escaso suelo fértil y aprovechar las escarpadas pendientes». El posterior abandono de los cultivos, y de los consiguientes cuidados de los muros de piedra seca de las terrazas, favorecieron las cárcavas, «uno de los procesos más preocupantes y a la misma vez más espectaculares que se dan en el ámbito de estudio», afirma su autor.
El turista extranjero busca terrenos áridos como estos sobre los que en la zona hay un tradicional desapego
La intervención humana no acabó en todo caso con los monumentales madroños ('Arbutus unedo') –uno con más de metro y medio de perímetro–, que se encuentran en los alrededores de la Rambla Madre, ni con especies interesantes en las laderas con mejor suelo, como el brezo ('Erica multiflora') y la albaida rosa ('Anthyllis lagascana'). Entre la fauna, Castaño destaca la grajilla ('Coloeus monedula'), la chova piquirroja ('Pyrrhocorax pyrrhocorax'), el abejaruco ('Merops apiaster'), el búho real ('Bubo bubo') y una elevada diversidad de mamíferos, como tejones (Meles meles), garduñas ('Martes foina') y numerosas especies de quirópteros ('Chiroptera').
Cinco años después de la publicación del detallado documento de García Serrano, el biólogo Julián Castaño que, entre otras aportaciones, ayudó en el trabajo de campo y revisó los contenidos, sitúa la «proliferación de proyectos de parques solares» en la zona como «el mayor riesgo» para su degradación.
Castaño denuncia que se trata de iniciativas «planteadas y aprobadas en medio de una burbuja fotovoltaica que no tiene en cuenta las características del terreno ni realiza esfuerzos por hacer compatible la actividad con la conservación del medio natural». Tampoco ayuda, detalla, el tránsito de motocicletas, que alteran las cárcavas. Ante el nuevo contexto, se antoja aún más necesario el itinerario autoguiado que propone el autor «para poder lograr un aprecio del patrimonio natural y cultural, y crear así una conciencia de conservación y protección de este paraje con este legado».
Aquí se refleja el esfuerzo inhumano que supuso aprovechar hasta la última fanega de terreno disponible
«Se pretende que los visitantes vean con otros ojos este espacio que tienen tan cercano, pero a la vez infravalorado y olvidado», explica José García Serrano. «Solamente se puede preservar aquello que se valora, y para ello es necesario crear una conciencia entre la población», apunta el secretario de Anida. Castaño recuerda en este contexto el lema de la organización y todas sus publicaciones: «Conocer para conservar».
El biólogo insiste en que «la idea es que los visitantes de este espacio tengan claro por dónde circular y de qué modo conocer este interesante paraje bajo el principio del mínimo impacto ambiental». Lo que se propone es un itinerario circular de poco más de 10 kilómetros para realizar exclusivamente a pie, durante unas tres horas. «A través de una diversidad de ambientes, elementos culturales y naturales», explica el ingeniero agroambiental García Serrano, el trayecto «nos proporciona grandes conocimientos histórico-culturales y naturales». El escenario por el que discurre tiene por título 'Rambla Madre, Rambla de Jumilla y Cerro de la Lobera, erosión e historia', de acuerdo con su proyectista.
A lo largo del recorrido se observan varios árboles monumentales (pinos carrascos, pinos piñoneros, madroños y olmos), distintos procesos de erosión (laminar, regueros, cárcavas, en túnel), espacios con el agua como protagonista (manantial y humedal de la Rambla Madre y humedal del paraje Los Charquillos) y elementos culturales (casas-cueva, construcciones tradicionales, aljibes, muros, represas, abrevaderos), entre otros recursos, incluida la extensa flora y fauna característica de la zona.
La expansión agrícola acabó con una de las principales masas forestales con las que contaba Yecla
Para facilitar el camino y divulgar sus valores, el itinerario del 'Estudio ecológico e interpretativo del paraje Rambla Madre' plantea paneles y folletos interpretativos, postes de ubicación y dirección, y otros elementos informativos. Todo encaminado a divulgar y conservar un área singular para el que García Serrano espera que su trabajo «sirva para que nuestros hijos, nietos,... puedan disfrutar de la belleza de este paraje».
«Quizás este sea el primer paso –concluye el informe– para elaborar planes y propuestas de conservación y mejora del espacio». De lograrlo, se consolidará una vía de esperanza para multitud de rincones casi desconocidos que atesora la Región de Murcia.
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