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Ilustración de un ejemplar de codorniz.

Algo malo pasa con la codorniz

La Administración y los colectivos conservacionistas coinciden en la necesidad de investigar mejor qué ocurre con esta especie, cuya población se ha desplomado más de un 50% en la última década y precisa de más medidas que reviertan la situación

Martes, 3 de mayo 2022, 08:30

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Con la llegada del mes de mayo comienza el periodo de nidificación de la codorniz ('Coturnix coturnix'), y con ella la evidencia de que algo le está ocurriendo a esta ave pequeña y rechoncha, de apenas 100 gramos, y capaz de camuflarse bien en el suelo por el complicado veteado de sus plumas. Cada año son menos los ejemplares que se ven criar en nuestras tierras. La evidencia es tan notable que los expertos calculan que en apenas una década, la última, la población de este galliforme (el más pequeño de nuestra geografía) se ha reducido la mitad.

«La codorniz se está extinguiendo delante de nuestras narices», sentencia el biólogo Jorge Sánchez, máster en Restauración y Gestión del Medio Natural. La palabra extinción se antoja altisonante para una especie que siempre ha abundado en nuestros campos, donde es una pieza tradicional de la caza menor. Sin embargo, es esa misma confianza en que nada demasiado grave puede ocurrir a un animal tan común la que puede acabar con él, advierten los conservacionistas. «Cuando pienso en especies tan abundantes como la codorniz salvaje, recuerdo lo que ocurrió con la paloma migratoria americana, que se extinguió hace aproximadamente un siglo porque creyeron que era infinita», explica Rubén Vives, de Ecologistas en Acción.

«La codorniz se está extinguiendo delante de nuestras narices», denuncia el biólogo Jorge Sánchez

Enormes bandadas de hasta millones de ejemplares de 'Ectopistes migratorius', como es conocida la especie extinta del otro lado del Atlántico, maravillaron a los colonos europeos que arribaron durante siglos al nuevo mundo. Era tan abundante, que al menos una de cada tres aves que alzaba el vuelo en el territorio del actual Estados Unidos era una paloma migratoria americana. Resultaba imposible pensar que un animal así pudiese acabar desapareciendo para siempre en unas pocas décadas, por lo que a nadie pareció verosímil plantear medidas que pusiesen coto a la destrucción que el ser humano había emprendido contra ellas. En 2014 dejó de existir, en el Zoo de la ciudad de Cincinnati, el último ejemplar de la en otro tiempo prolífica especie.

Puede desaparecer

Ahora, con la evidencia de que el 50% de la 'Coturnix coturnix' ya ha sucumbido en apenas diez años, «si el gobierno central y el autonómico no toman medidas radicales, probablemente la especie desaparecerá», augura Vives. Fulgencio Perona, director general de Medio Natural, advierte de que su estado de conservación «no solo depende de la gestión que se hace de la especie en España», ya que se trata de un ave migratoria, que limita su presencia aquí principalmente entre marzo y noviembre. Lo que queda fuera de toda duda es su notable declive. «En Murcia y en el resto de la Península las poblaciones se han ido reduciendo durante las últimas dos décadas por el cambio del hábitat y por una agricultura más intensiva», apunta Perona, que sitúa la disminución total en Europa del orden «de un 60%».

Los factores citados por Perona se encuentran entre los más citados para tratar de explicar semejante debacle, junto a otros como la presión cinegética y la hibridación con codornices de granja (liberadas para concursos de caza, por ejemplo. «Pero lo cierto es que no sabemos en detalle qué está ocurriendo y por qué la codorniz no parece responder a las medidas de conservación de las aves en medios agrícolas», reconoce Jorge Sánchez, que presta sus servicios como biólogo en la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). «Es un compendio de factores provocados por el hombre», diagnostica Vives, y cita «básicamente la pérdida de hábitat, el regadío intensivo, los productos fitosanitarios y la caza, que hacen que esté en una situación muy crítica».

Se responsabiliza a usos agrícolas y cinegéticos, pero aún no se sabe bien qué está ocurriendo

Además, «aparte de la hibridación por la codorniz doméstica», el especialistas de Ecologistas en Acción coincide en cierto modo con Fulgencio Perona al sumar a todo la anterior «la presión que ejercen los países norteafricanos en el paso migratorio» de estas aves.

Para conocer qué es lo que realmente está acabando de forma tan fulminante con las codornices del campo, y de esta manera encontrar una solución, los investigadores proponen incrementar los estudios sobre la especie. Lo explica Jorge Sánchez al tiempo que señala que, ante su delicada situación, la especie «no debería estar sometida a un aprovechamiento cinegético». Lo que propone es una moratoria específica que, está convencido de que en todo caso «acabará llegando». Este es un punto delicado de la historia que incluso pasó por los más altos tribunales de la Región hace diez años a través de un contencioso contra la orden de vedas de las organizaciones conservacionistas que no prosperó.

Desde la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM), por su parte, Fulgencio Perona apunta que desde la temporada 2017/2018 «se han reducido las jornadas de caza», que han pasado «de 12 a cuatro más retrasadas y con ocho ejemplares de cupo», cuando «anteriormente a esa temporada no tenía cupo de caza establecido». En la temporada 2020/2021 se redujo también el cupo y las fechas «para intentar recuperar sus poblaciones». La caza al salto para la codorniz se limitó «al último domingo de agosto y primero de septiembre, con un cupo máximo por cazador y día de cuatro ejemplares». Para 2021/2022 «se ha mantenido la caza los dos últimos domingos de agosto, y se reduce el cupo a tres ejemplares por cazador y día». Y para la temporada 2022/2023, «se reduce aún más el cupo a dos ejemplares por cazador y día, mientras no se disponga de un mejor seguimiento biológico sobre esta especie para conocer mejor la distribución, fenología, mejoras e impacto de la caza».

Los conservacionistas abogan por una moratoria de la caza mientras se avanza en los estudios

Esta paulatina reducción de la caza de codornices en la Región no resulta suficiente para los conservacionistas, en vista de que la especie sigue desangrándose, en insisten por una moratoria completa en tanto no se avanza con las investigaciones que todas las partes parecen coincidir en que resultan vitales para centrar una buena estrategia de recuperación.

En este marco, Fulgencio Perona destaca que este año «se ha contratado, mediante gasto menor, a la Fundación Artemisan, la actuación 'Censo de especies cinegéticas de aves residentes, mamíferos nocturnos y de primavera, en la Región de Murcia año 2022', al tiempo que, añade, «se está finalizando el proceso de contratación a [también] la Fundación Artemisan (único licitante), el Servicio de seguimiento biológico de las especies cinegéticas de la Región de Murcia, que comienza el 1 de abril de 2022 y se prolongará durante cuatro años, por un importe total de 377.520 euros, y que contempla la posible prórroga por un año más».

Con estos contratos, y el «Mapa Cinegético de la Región de Murcia», sintetiza, «se está realizando un seguimiento continuado de las especies que permita tomar decisiones con argumentación científica en cuanto a medidas cinegéticas». De momento, afirma el titular de Medio Natural, «no existe ningún dictamen científico para las especies cinegéticas menos abundantes que recomiende suspender o reducir aún más la caza en la Región de Murcia».

A la paloma migratoria americana tampoco se le hizo caso y desapareció tras ser el ave más abundante de EE UU

Desde ANSE, Sánchez insiste en que, mientras no llegan los estudios reclamados, ya se tienen las suficientes evidencias de que la situación de la codorniz es tan grave que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico «ha propuesto su catalogación como especie en peligro de extinción», al tiempo que lamenta la postura del Ministerio de Agricultura, menos sensible a tomar medidas contundentes contra la caza de la especie, y la de la Comunidad, que «se ha negado a dictar una moratoria».

Difícil de censar

El zoólogo Antonio Jesús Hernández, que en 2005 participó en un estudio para la CARM sobre el estado de la codorniz y su gestión cinegética en la Región de Murcia, califica a la codorniz de «una muy difícil especie a la hora de censarla, y por tanto, de conocer su tendencia». Se trata de un ave muy terrestre que únicamente alza en vuelo en caso de necesidad, y que suele permanecer escondida entre la vegetación, abunda el experto, que en 2011 elaboró otro informe con vistas al contencioso con el que ANSE y Ecologistas en Acción trataron de que se tomaran medidas contundentes en favor de la especie. «Solo con mucha suerte conseguiremos que alce el vuelo ante nuestra presencia». En esta situación, «pretender censarla mediante su visión es casi imposible», como también es dificultoso su anillamiento, que «plantea otros problemas logísticos, haciéndolo poco práctico para el censo de poblaciones».

Ya en el 'Libro rojo de las aves de España' se catalogó en 2004 a la 'Coturnix coturnix' como DD (Datos Deficientes), citando que «existe un sentimiento bastante generalizado de que las poblaciones están en regresión en la última década, pero los datos disponibles no muestran la claridad que sería deseable». Casi otra década después ya existen evidencias de que ese declive se ha situado en este tiempo en más del 50% de toda la población (datos del programa de Seguimiento de Aves Comunes Reproductoras de España, Sacre, citados por el Ministerio para la Transición Ecológica en la memoria para considerar a la especie en peligro de extinción), pero aún queda mucho por saber y por hacer por un ave migratoria que, como la citada paloma americana, lleva camino de dejarnos para siempre si no tomamos realmente en serio su conservación.

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