Respaldo judicial a un notario al que le 'colaron' unos DNI falsos

La Audiencia Provincial de Murcia ha desestimado el recurso presentado por una empresa dedicada a la concesión de créditos inmobiliarios contra la sentencia de un Juzgado de Primera Instancia. Éste absolvió al notario al que había demandado la empresa por autorizar las escrituras de compraventa de un inmueble y la constitución de hipoteca con unos carnés de identidad falsificados.

La sentencia señala que «el error de identificación es claramente imputable a la demandante y no al demandado, ya que si hubiera sido diligente habría evitado el fraude». Afirma la Sala que la U.C.I., S.A. demandó al notario, al que reclamó los 127.000 euros entregados a los prestatarios.

A la extensión de la escritura acudieron dos mujeres que figuraban como vendedoras de la finca y una pareja que aparecía como compradores e hipotecantes. «Ninguna de las identidades era cierta» - dice la Sala- «y los documentos que utilizaron estaban falsificados».

En su descargo, el notario indicó que no había incurrido en negligencia alguna y que se trataba de una organización criminal muy sofisticada, además de que los documentos falsificados eran tan exactos que no permitían detectar su falta de autenticidad.

En su recurso ante la Audiencia, la sociedad que otorgó el crédito hipotecario «insistió en la falta de cuidado de este profesional, en la especial diligencia que se le exige por la jurisprudencia en su función identificadora de los intervinientes y en que ella no pudo detectar la falsedad porque sólo se le exhibieron los documentos originales».

Al desestimar el recurso, dice la Sala que «no hay ninguna circunstancia que pueda denotar falta de diligencia en la actuación del notario, que actuó de forma escrupulosa conforme a las normas que regulan su función de identificar a los intervinientes en el acto y no podía detectar la falsificación tan bien hecha de unos documentos».

«Esta falsificación», añade, «fue hecha por una banda de delincuentes organizada, que no sólo engañó a este notario, sino, también, a otros, así como a distintas entidades financieras, entre ellas, a la propia apelante». Fue ésta, dice, «la que no detectó, cuando era evidente, que quien entregaba la fotocopia no se correspondía con los rasgos físicos de la fotografía».