Mariano Zapata: un optimista en el imperio del brócoli

En medio del atasco logístico internacional, la escalada de los costes productivos, una pandemia mundial rebrotando por sexta vez, y con esa lista de 39 empresas agrícolas procesadas por la contaminación del Mar Menor, el agro le acaba de dar las riendas a un optimista. Mariano Zapata Martínez (San Javier, 1963) fue elegido el pasado viernes nuevo presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Productos Agrícolas (Proexport) -52 mercantiles y unos 3.000 agricultores independientes- como candidato único. «Es un momento difícil, pero lo bueno es que peor no creo que se ponga», comenta en la sede de Mercagrisa, la comercializadora bajo su dirección, que mueve 35 millones de kilos de productos agrícolas y factura 30 millones de euros al año.

Al menos dos datos objetivos dan fundamento a Mariano Zapata para ver el vaso más bien lleno: el 12% de crecimiento este año en la empresa que dirige y el fenómeno económico de El Mirador, su localidad natal. Por las calles polvorientas donde el pequeño Mariano, no muy aplicado en la escuela pero «de buen corazón» -se define-, daba pelotazos al balón, hoy parten camiones con frutas y hortalizas para toda Europa. El agua del Trasvase Tajo-Segura regó el milagro de El Mirador, que concentra algunas de las compañías con facturaciones astronómicas del sureste.

Unido a su peña El Anuncio

«Mi abuelo, que plantaba cereales y guisantes, no se lo creería», comenta el empresario que, como buen optimista, practica la elasticidad del junco y ha incorporado un nuevo almacén de comercialización de productos bio para dar respuesta a la demanda europea. Aunque anuncia una presidencia «de continuidad» en Proexport, llega con un objetivo también propio de quien no ve retos imposibles: «Quiero unir al sector, que está muy dividido en muchas asociaciones. Necesitamos unidad», afirma.

No siempre estuvo en los despachos. También se metió en los bancales a regar, fumigar y cortar pimientos cuando su padre lo necesitó, aunque desde el principio se decantó por trabajar en la comercialización agrícola. Tradicional y familiar, pero también festero, no falta los sábados a comer en la mesa materna, pero tampoco ha fallado en 20 años en su peña El Anuncio, una de las veteranas en los festejos de San Javier, donde se instaló a vivir hace años.

Lo que sí cambió fue el césped del estadio Pitín, cuando jugaba en el club Mar Menor, por las pistas de pádel, que frecuenta dos o tres veces por semana con amigos. No es de los que no salen del despacho ni en Nochebuena. A las 7 de la mañana, acude a dejarse sorprender por el amanecer en el Mar Menor para su caminata diaria, que alterna con carrera cuando las fuerzas lo permiten. «Salgo desde la base militar de La Ribera y llego hasta el restaurante 360, en Lo Pagán», cuenta Zapata, padre de dos hijas que ya superaron la adolescencia.

No ve mal al Mar Menor. «Al final del verano lo vi algo peor, sobre todo por los calores», comenta el nuevo presidente de Proexport. En ese mar se bañaba de pequeño y, aunque veranea en su casa de Campoamor, asegura que este verano se sumergió en esa laguna cuyo nombre suena diferente según donde se pronuncie. «No sé quién tendrá la culpa, pero desde luego no es toda del sector, que hace su trabajo bien hecho y se ha adaptado a la ley perfectamente y cumple a rajatabla», asevera. «Nos están culpabilizando, cuando el agricultor ha invertido en reutilización de aguas, plantación de setos y cambio en el sistema de abonado», argumenta.

El empresario reconoce que la presión que vive el agro del Campo de Cartagena en parte le impulsó a dar el paso adelante en Proexport. «Hace falta defender al sector a muerte», afirma Zapata. Sabe bien lo que hace falta para amparar la agricultura murciana: «Que nos digan qué tenemos que hacer y, sobre todo, que no nos falte agua de calidad y a un precio asequible», declara.

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