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Botellón multitudinario sin mascarillas. Una quincena de jóvenes fueron sorprendidos cuando celebraban una fiesta privada en una casa rural con piscina en Lorca. Policía Local

10 mechas para la segunda oleada de la pandemia

El repunte de contagios por Covid-19 se desboca en la Región mientras los expertos ponen el foco en varios de los factores que han servido como acelerantes para un escenario epidemiológico que se esperaba en otoño: «Teníamos que haber estado mejor preparados»

Domingo, 20 de septiembre 2020, 07:20

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La sombra de la segunda oleada de la pandemia de Covid se ha hecho tan larga en la Región de Murcia que ya supera desde muchas perspectivas la estatura de la primera. La Comunidad despide la que ha sido su peor semana de contagios desde que el coronavirus se infiltrase en su territorio entre apretones de manos, estornudos, intercambios de billetes y, en general, todas esas pequeñas interacciones cotidianas que hace seis meses no suponían nada y hoy son el peor enemigo de quienes tratan de detener la combustión de la pólvora viral del SARS-CoV-2.

Eduardo Carrasco, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), recuerda que la principal «mecha» para prender este repunte «es el propio virus, que tiene una alta contagiosidad y era totalmente desconocido para nosotros». Aunque los expertos identifican algunas debilidades a la hora de afrontar este repunte en la Región, que no se esperaba hasta otoño.

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    Falta de rastreadores y un «déficit estructural en Salud Pública»

La necesidad de más profesionales del rastreo epidemiológico ha sido una de las demandas más reiteradas por la Sociedad Murciana de Medicina Preventiva y Salud en los últimos meses. Para Carmen Navarro, su vicepresidenta, está claro que «debíamos haber estado mejor preparados cuando terminó el confinamiento para hacer frente a una segunda oleada». La falta de medios, en su opinión, tiene origen en el «déficit estructural en Salud Pública que ha habido siempre en la Región de Murcia».

Según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comunidad debería contar, como mínimo, con 300 rastreadores para el seguimiento de los positivos. La Consejería de Salud defiende que la cifra actual se encuentra muy cerca de esa recomendación, aunque incluye en sus cálculos a 170 refuerzos de Atención Primaria que no se ocupan de trazar los contactos ni en el ámbito del ocio ni en el entorno laboral, así como a otros trabajadores de Epidemiología dedicados a labores de gestión de la información de la pandemia. Cuando llegó el crecimiento de casos, Salud contó con un equipo de unos 70 profesionales en Salud Pública. El servicio no se reforzó a tiempo. Prueba de ello es que las últimas contrataciones se tuvieron que hacer por la vía de emergencia. A finales del mes de agosto, con las cifras ya disparadas, se firmó el refuerzo de 25 profesionales a los que han seguido otros treinta. También han llegado los primeros efectivos de la Armada enviados por el Estado.

Navarro considera que estas incorporaciones se produjeron «tarde, porque se necesita un tiempo de formación» para que los rastreadores empiecen a tener impacto. «Hay que adelantarse. Si crees que vas a necesitar 60 dentro de un mes, contrátalos ya, porque tus previsiones pueden ser insuficientes y la falta de refuerzos puede hacer que luego necesites muchos más», señala.

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    Una Atención Primaria «al borde del colapso» por el aumento de casos

La situación de Atención Primaria ha sido otro de los puntos flacos. Eduardo Carrasco, de Semergen, considera que «ha faltado un plan de contingencia para detener esta segunda oleada donde entraría el refuerzo de Atención Primaria, que es la mejor manera de contener el virus. Y no se ha hecho».

Colas para ser atendidos en el centro de salud de San Diego (Lorca). Nacho García / AGM

Cuando la segunda ola comenzó a tomar fuerza, los centros de salud se encontraban con las plantillas mermadas por las vacaciones. En ese estado tuvieron que afrontar el seguimiento de contactos y el aumento de presión asistencial. «Eso ha hecho que estemos al borde del colapso», señala Carrasco. Los 170 sanitarios que Salud contrató no fueron suficientes para paliar las ausencias por el periodo estival. Hasta que muchos no se fueron reincorporando en septiembre, los refuerzos no supusieron un aumento de personal y, ahora, con los casos disparados, la situación es «cada vez peor», afirma el médico, porque «los déficits se acentúan por la subida de casos».

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    Necesidad de más test PCR y más agilidad en los resultados

Murcia es la segunda comunidad que menos PCR por habitante ha realizado desde el inicio de la pandemia, con 119,13 por cada mil habitantes, según los datos del Ministerio de Sanidad. Además, en los últimos meses se han registrado demoras de varios días en la entrega de los resultados. Carmen Navarro recuerda que la velocidad es «determinante» para el control de la pandemia. «Uno de los problemas más importantes que puede haber en una situación como esta son los retrasos en el diagnóstico y el rastreo», señala. «Habría que facilitar el acceso a las personas a las pruebas PCRpara una detección más ágil».

En las últimas semanas la Consejería ha incorporado equipos para procesar PCR en hospitales que hasta ahora no los tenían, como el Rafael Méndez, el Reina Sofía y Los Arcos. Ya se están superando de forma habitual las 3.000 PCR por día, y el pasado viernes se batió el récord regional con más de 4.200 test en una jornada.

Una mujer, a punto de someterse a un test de diagnóstico PCR para determinar si hay presencia de Covid, en el centro de salud del barrio del Carmen, en Murcia. Ros Caval / AGM

Por otro lado, la reciente compra de medio millón de pruebas Panbio Covid-19, que ofrecen un diagnóstico en 15 minutos y permiten conocer la carga viral en el momento de mayor contagiosidad, también aliviará la situación.

Los últimos datos indican que el 15,2% de las PCR que se realizan en la Región tienen resultado positivo, «cuando la recomendación es que sea como máximo del 5% para que la pandemia esté controlada –indica Navarro–. Eso quiere decir que no estamos conteniendo bien la propagación».

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    Hacinamiento y pobreza en las zonas más afectadas

El coronavirus se ha cebado con los habitantes más vulnerables y vecinos de las zonas más empobrecidas. Allí muchos trabajadores que subsisten en la economía sumergida o con condiciones precarias viven hacinados, compartiendo pisos de pequeñas dimensiones donde cuentan con familias numerosas o varios compañeros con los que compartir gastos. De este modo, cuando un positivo surge en alguien que vive en estas condiciones, la transmisión del virus tiene un mayor alcance.

El director general de la Fundación Cepaim, Juan Antonio Segura, avisa de que en el origen de muchos rebrotes «está el crecimiento de las desigualdades y el déficit de inversiones públicas en políticas sociales, que es más visible en determinados barrios y en las condiciones de vida y trabajo de los más vulnerables, que tienen una mayor exposición al contagio». Para Segura, ahora se está viendo «con claridad»la relación «directa entre políticas sociales y sanitarias, ya que un déficit de inversión social ineludiblemente trae consigo una mayor exposición comunitaria al contagio». «Estamos comprobando que la pobreza no es problema de los pobres, sino del conjunto de la sociedad».

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    Brotes en el sector primario y precariedad entre los temporeros

Tras la desescalada, los temporeros estuvieron en el origen de los primeros brotes en la Comunidad, que surgieron en Totana y Mazarrón, dos municipios donde la agricultura tiene un gran peso. El Ministerio de Sanidad ya advirtió en sus informes al principio de la pandemia del efecto favorecedor de la expansión de la Covid que en la Región podía tener una estructura productiva con una fuerte pujanza del sector hortofrutícola. Hoy Totana vuelve a estar al borde de regresar a la Fase 1 por segunda vez por nuevos brotes en los almacenes del sector y los trabajadores del campo, tras pasar tres semanas entre julio y agosto con restricciones a la movilidad.

Tres trabajadores del campo regresan de su jornada en Jumilla. Nacho García /AGM

El fin de las medidas ha vuelto a traer un repunte de contagios en el ámbito laboral con una incidencia en la última semana que, según el informe epidemiológico del viernes, supera ya los 740 casos por cada 100.000 habitantes.

El experto en Medicina Preventiva José María López Lozano recuerda que «el virus afecta a los colectivos o grupos en los que la distancia social no se puede mantener adecuadamente y esto ocurre mucho en los alojamientos del personal temporero, el transporte y en su propio trabajo, donde es muy penoso a veces tener que llevar una mascarilla». Por otro lado, «en Murcia, por el tipo de agricultura, hay mucho más personal en esas condiciones, sobre todo en verano, lo que favorece este tipo de situaciones».

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    Contagios 'in itinere' en coches y furgonetas compartidas

Relacionado directamente con el punto anterior se encuentran los contagios en los desplazamientos al trabajo. De hecho, los primeros focos en el campo tras el confinamiento estuvieron ligados al transporte de los jornaleros.

La preocupación por la transmisión del virus en estos vehículos llevó al Ejecutivo regional a establecer el 18 de agosto la limitación del número de ocupantes al 50% de su capacidad. El consejero de Salud, Manuel Villegas, remarcó entonces que el desplazamiento de los trabajadores era uno de los asuntos «más delicados» de atajar, porque no está en manos de las empresas.

Los registros de Salud señalan que hasta el momento se han interpuesto más de medio millar de sanciones por no llevar la mascarilla al viajar con no convivientes. Por su parte, la Policía Local de Murcia ya ha cursado más de 120 denuncias por superar el aforo en los vehículos, mientras que en Lorca, donde la actividad agrícola cuenta con mayor peso específico, los agentes municipales han interpuesto ya cerca de 150.

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    Incumplimiento de los aislamientos y las cuarentenas

Las cuarentenas indebidamente realizadas han sido uno de los motivos esgrimidos repetidamente desde las autoridades sanitarias para apelar a la responsabilidad individual desde el comienzo de la segunda oleada. Salud ha llegado a cifrar en el 60% el total de quebrantamientos de esta indicación, aunque los datos de sanciones por este motivo son muy reducidos, con siete por romper la cuarentena y seis por hacerlo en casos de aislamiento.

Carmen Navarro incide en la importancia «de facilitar a las personas el cumplimiento de los aislamientos en las condiciones adecuadas», ya que tras muchos de estos quebrantamientos se encuentra la precariedad y las necesidades económicas. «Muchos no tienen las viviendas ni la situación socioeconómica para poder hacerlo», afirma.

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    Fiestas, celebraciones y botellones sin medidas de seguridad

El 13% de todos los contagiados en la Región tienen ya menos de 15 años, y la edad media de los casos no deja de caer. El Gobierno regional lleva meses llamando a la responsabilidad de los jóvenes y colectivos extranjeros por las reuniones detectadas en que no se respetan las normas de seguridad.

López Lozano cree que «ha sido muy pernicioso que se dijera hasta la saciedad que esto era una cosa de personas mayores y con factores de riesgo, porque ha hecho que muchos jóvenes interpretaran que no iba con ellos». Por su parte, Eduardo Carrasco cree que estos encuentros son «casi inevitables» y apuesta por la concienciación desde un prisma positivo. «Se han dado demasiados mensajes negativos y al final se hacen inmunes. Habría que haber explicado mejor por qué es importante que cumplan las medidas». El presidente de Semergen dice haber echado de menos también «mayor presencia de las fuerzas de seguridad para hacer cumplir las normas, como en el estado de alarma».

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    El paso «de la nada al todo» tras el confinamiento

A final de junio, el Gobierno regional aprobó el decreto por el que la Región abandonaba el estado de alarma. Se permitieron entonces celebraciones con hasta doscientos invitados. Solo dos meses después el Ejecutivo autonómico tuvo que dar un paso atrás y volver a limitarlas a 30 asistentes. También prohibió las reuniones de más de seis personas no convivientes.

Carmen Navarro opina que «con algunas medidas se fue de la nada al todo», y considera que se «podría haber empezado de forma más gradual, sobre todo con la permisividad ante las aglomeraciones, como las que se dieron en bodas o discotecas».

Bañistas disfrutan de la playa en Los Narejos durante las vacaciones de verano. Javier Carrión / AGM

Eduardo Carrasco también cree que quizás se avanzó demasiado rápido: «No es mi opinión, ya lo dijo la OMS: 'Cuidado que el virus sigue ahí, que es muy transmisible, que no se le puede decir a la gente que puede salir a la calle sin haberla formado bien».

Para López Lozano uno de «los mayores errores fue anunciar que tras la desescalada llegaría una 'nueva normalidad'», ya que esta afirmación pudo hacer que hubiera gente que «interpretase que se podía comportar como antes».

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    Alta movilidad y la revolución de las vacaciones

La Región de Murcia ya aparecía señalada en los informes de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica como una de las comunidades que contaban con mayor riesgo de contagios por su movilidad interna. El 11 de marzo, día laborable previo al estado de alarma, era la tercera región con más movilidad, con 2,72 viajes por persona, solo por detrás de Asturias (2,88) y Galicia (3,05).

Desde Epidemiología estiman que al aumento de la movilidad en agosto, con las vacaciones de verano, también ha complicado el control de la pandemia, aunque todavía no se disponen de datos del desconfinamiento. El INE prepara la tercera entrega de su informe de movilidad, que se centrará en la 'nueva normalidad' y abarcará de julio a diciembre.

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