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Equipo de coordinación de trasplantes de La Arrixaca. Martínez Bueso

El hospital más solidario de España

Por tercer año consecutivo, La Arrixaca es líder en donación de órganos. 2017 se cierra además con un récord en trasplantes

Domingo, 28 de enero 2018, 07:57

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Elisa Joaquina Augusto tenía ya prácticamente puesta la mesa para la cena de Nochevieja, en su casa de Espinardo, cuando, a las ocho de la tarde, sonó el teléfono. Su maltrecho corazón, desgastado por una miocardiopatía hipertrófica -una enfermedad que afecta al músculo cardíaco, dificultando el bombeo- dio un vuelco al escuchar, al otro lado, una voz que le conminaba a dejarse las uvas para otro momento. Había llegado la hora de entrar al quirófano. En La Arrixaca le aguardaba el corazón que llevaba un mes esperando, la tabla de salvación para poder seguir soñando, a sus 22 años, con el futuro. Mientras Elisa dejaba a sus dos hijas con la familia, los móviles de cirujanos, enfermeros, celadores y auxiliares empezaron a vibrar por toda Murcia. Los corderos y besugos se quedaron en el horno, y las gambas en la plancha. El equipo de trasplante cardíaco se movilizó rumbo a La Arrixaca.

Elisa se durmió en la mesa del quirófano en 2017 y despertó ya en 2018 en la UCI, con su nuevo órgano palpitando. «Fue un manera preciosa de despedir el año, la mejor posible», confiesa el jefe de Cirugía Cardiovascular de La Arrixaca, Sergio Cánovas, quien dirigió la operación. Un cierre mágico para un 2017 que ha sido de récord, y que ha vuelto a situar al programa regional de donación y trasplante a la cabeza de España. Porque si Elisa y otras 436 personas pudieron recibir un órgano el año pasado en Murcia fue gracias a la solidaridad de muchas familias que decidieron, en el momento más doloroso, que de la muerte de sus seres queridos brotase una esperanza de vida para otros.

Murcia se ha convertido, gracias a este gesto tantas veces repetido, en la quinta comunidad más solidaria, con 66 donantes por cada millón de habitantes, una tasa veinte puntos superior a la media nacional. Este excelente resultado es fruto, fundamentalmente, del trabajo desarrollado en La Arrixaca, que por tercer año consecutivo es el hospital de toda España con más donantes de órganos. En concreto, en 2017 se registraron 83 donaciones en La Arrixaca, de las 97 que hubo en toda la Región.

La Región también es líder en donación de médula ósea, solo por detrás de Navarra

«La gente dona porque cree en el sistema, porque sabe que esto es para todos y que todo el mundo accede por igual», subraya Rosa Blanco, del equipo de coordinación de trasplantes

En solo cuatro años, el número de donantes se ha duplicado, lo que ha permitido que las cifras de trasplante se disparen, sobre todo en hígado y riñón. «Estamos recogiendo lo sembrado en dos décadas de trabajo, esto no se logra en un día», subraya Pablo Ramírez, Coordinador Regional de Trasplantes. Los pilares de esta historia de éxito hay que buscarlos en la solidaridad de la población, en el trabajo de los profesionales y en una sociedad, con sus instituciones, volcada con un modelo convertido en orgullo regional.

El motor que mantiene el engranaje, y que ha permitido situar a La Arrixaca como líder nacional en donación de órganos, está en un pequeño despacho situado junto a la UCI. Allí, el coordinador hospitalario de trasplantes, Mario Royo-Villanova, trabaja codo con codo con cuatro enfermeros: Rosa Blanco, Julio Domingo Zambudio, Juan Mariano Fernández y Concha Vicente. Ellos se encargan de detectar posibles donantes, de coordinar a todos los profesionales y, lo más duro, de ofrecer la posibilidad de la donación a las familias que están a punto de perder a un ser querido. «Se ha producido un gran cambio. Antes, la gente no entendía el concepto de muerte encefálica, y eso generaba negativas. Hoy en día, muchas veces son las propias familias las que acuden a nosotros porque quieren donar», destaca Rosa Blanco, la más veterana del equipo.

La tasa de negativas a la donación está en la Región por debajo del 10%. «La gente dona porque cree en el sistema, porque sabe que esto es para todos y que todo el mundo accede en igualdad de condiciones», subraya Blanco. El modelo de trasplantes murciano y español es, en este sentido, consecuencia de un sistema sanitario público basado en la equidad y la universalidad. Sin estos principios, el edificio creado con tanto esfuerzo por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se desmoronaría.«Somos transparentes, y eso la población lo sabe. Jamás hemos aceptado una presión, o hemos colado a alguien por ser quien era», subraya el emérito Pascual Parrilla, padre del trasplante hepático en la Región.

En asistolia

El récord de La Arrixaca tiene mucho que ver con la puesta en marcha, en 2014, de un nuevo programa de donación en asistolia que ha implicado de lleno a la UCI. Hasta entonces, los órganos para trasplantes provenían exclusivamente de personas fallecidas por hemorragia cerebral o tras sufrir un traumatismo craneoencefálico en un accidente de tráfico. Pero la mejora en el tratamiento de las enfermedades cerebrovasculares y, sobre todo, la reducción de la siniestralidad en las carreteras, fue limitando el número de donantes por estas vías. Ante esta situación, la ONT impulsó la donación en asistolia: pacientes que fallecen por parada cardiorrespiratoria en las unidades de Cuidados Intensivos, y cuyos órganos son aprovechables si se actúa con precisión y rapidez.

De las 9 donaciones en asistolia registradas en la Región en 2015 se ha pasado a 37 apenas dos años después, 32 de ellas en la UCI de La Arrixaca. «Se trata de pacientes con un daño neurológico irreversible», en los que mantener el soporte vital es ya una «mala práctica médica» porque solo contribuye a alargar la agonía, explica Mario Royo-Villanova. Así que cuando se decide la retirada de ese soporte, se plantea a la familia la posibilidad de donación. Si la respuesta es afirmativa, lo que ocurre en más del 90% de los casos, los cirujanos se preparan para la extracción en el momento en el que se produzca el paro cardíaco y, con ello, la muerte.

Esta nueva vía de obtención de órganos ha impulsado los programas de trasplante hepático y renal. En 2017 se realizaron 91 intervenciones de hígado en La Arrixaca -25 más que el año anterior-, y 93 de riñón, 23 más que en 2016. Al gran salto en trasplante renal ha contribuido también la donación de vivos. El año pasado, ocho personas donaron en la Región un riñón a un familiar. Se produjo además, un trasplante cruzado, una cadena de solidaridad que llevó a una paciente murciana a recibir un riñón proveniente de un zaragozano, al tiempo que su pareja donaba el órgano a Bilbao, desde donde a su vez voló otro riñón a la capital aragonesa. «Estamos entre los primeros hospitales españoles en donación de vivo», resume Guillermo Gómez, jefe del servicio de Urología de La Arrixaca.

El hospital ha puesto en marcha, además, un programa para pacientes con alto riesgo de rechazo (hiperinmunizados), lo que da nuevas esperanzas a enfermos renales que hasta hace apenas dos años tenían prácticamente cerrada la puerta del trasplante. Doce pacientes se han beneficiado ya de este proyecto, que coordina Manuel Muro desde la Unidad de Histocompatibilidad e Inmunología del Trasplante.

Dudas disipadas

2017 ha sido también el año de consolidación del programa de trasplante cardíaco, con 14 intervenciones en total, el doble que en 2016. La ONT llegó a cuestionar la viabilidad de los trasplantes de corazón en La Arrixaca, fruto de un estancamiento ya superado. Las dudas están ahora disipadas. «Estamos obteniendo resultados cada vez mejores gracias a que disponemos de técnicas más precisas para detectar el rechazo, así como un arsenal terapéutico para controlar las complicaciones a largo plazo», explica la cardióloga Iris Garrido, coordinadora del programa de trasplante cardíaco junto a Domingo Pascual. «Estamos dando vida a gente muy joven, con resultados excelentes que mejoran la media nacional», subraya el doctor Pascual. La supervivencia a un año es superior al 90%, y de más del 75% a cinco años.

En la historia de la donación y trasplantes de la Región ocupa también un lugar destacado la médula ósea, con dos grandes equipos, uno en La Arrixaca liderado por José María Moraleda, quien puso en marcha el programa de trasplante en niños, y otro en el Morales Meseguer. Más de 20.000 murcianos se han inscrito en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (Redmo), lo que convierte a la Región en la comunidad con mayor tasa de donantes, solo por detrás de Navarra.

Piedad Salmerón | Paciente trasplantada de corazón

«Tengo que valorar lo que me han regalado, que no es poco»

Piedad Salmerón con el equipo de trasplante cardíaco y de la UCI de La Arrixaca. M. Bueso

A sus 57 años, Piedad se siente otra vez viva. Ha recuperado las fuerzas que perdió aquel 14 de agosto de 2016 en que creyó que se moría cuando, en plena boda de una compañera de trabajo, se desplomó fruto de un infarto. «Llegué muy grave a La Arrixaca, y gracias a los profesionales de la UCI, que hicieron conmigo lo posible y lo imposible, salí adelante», recuerda esta ciezana, técnico de farmacia. Sobrevivió al infarto, pero su corazón ya no era el mismo. Su insuficiencia cardíaca fue en aumento y el trasplante se convirtió en la única alternativa. El 29 de marzo del año pasado entró en el quirófano. La recuperación no fue un camino de rosas, pero todo salió bien. Cada día se acuerda del donante anónimo que salvó su vida, y de su familia. «Si pudiera conocerlos, creo que se sentirían contentos de ver que la donación ha servido para algo». Para Piedad, «la vida tiene ahora otro sentido. Tengo que valorar lo que me han regalado, que no es poco».

Ana Patricia Moya | Paciente trasplantada de hígado

«Sin el trasplante, ¿qué tenía? Ahora soy feliz; disfruto la vida»

Ana Patricia Moya, acompañada por los profesionales del programa de trasplante hepático. M. Bueso

Ana Patricia Moya, funcionaria de Justicia de 45 años, está deseando reincorporarse a su trabajo. Atrás queda ya la enfermedad autoinmune que derivó en una cirrosis, amenazando seriamente su vida. Siempre había tenido las transaminasas altas, pero se dio cuenta de que algo serio pasaba el día en que, cuando fue a coger a su hija de dos años, se desmayó. Empezó un periplo de médicos. «Mi especialista de Digestivo, del Reina Sofía, me planteó la posibilidad del trasplante. Al principio, es algo que da respeto, pero di el paso». Entró al quirófano el pasado 11 de mayo. Pasó dos meses en Aislados, debido a varias complicaciones. La espera, lejos de sus dos hijas, se hizo eterna. Por fortuna, todo eso es agua pasada, y lo es gracias a un donante anónimo que le regaló vida. «Sin el trasplante, ¿qué tenía, una perspectiva de cuatro o cinco años? Ahora soy feliz, valoro la vida, disfruto de mi familia», resume Ana Patricia.

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