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Matemáticos, una profesión que cotiza muy al alza

El 'boom' de las Matemáticas. De ser una carrera minoritaria y abocada a la docencia, en pocos años se ha convertido en una de las más codiciadas y con multitud de salidas laborales. Las empresas se disputan a los graduados murcianos antes de que terminen el máster, con ofertas bien remuneradas y condiciones laborales que para otros son un lujo

Lunes, 6 de septiembre 2021, 03:11

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«Las matemáticas son el lenguaje con el que Dios ha escrito el universo». Dicho aquello, Galileo Galilei asistiría hoy sin sorpresa al incontenible 'big bang' de las Matemáticas, una explosión de la ciencia pura que ha aupado la formación universitaria al 'top' de las más codiciadas e inasequibles, y ha diversificado y enaltecido las salidas laborales de los graduados.

Lo confirman los números, con los que parece que se escribirá el futuro de un mundo en el que el análisis de datos, la inteligencia artificial, el 'big data' y el 'machine learning' marcan el ritmo del progreso y del mercado: solicitudes universitarias, notas de corte, empleabilidad, salarios, condiciones laborales, salidas profesionales... las cifras que atestiguan que las Matemáticas son la profesión del momento se amontonan desde hace un lustro y no dejan de crecer.

La demanda de plazas para estudiar esta carrera se ha disparado en la Universidad de Murcia, entre las más reconocidas de España, donde asisten fascinados al despegue hasta la primera línea de actualidad de su disciplina. Si en 2013 una calificación media de poco más de un cinco daba entrada a una plaza, la demanda ha ido estrechando la puerta de la facultad hasta el punto de que este curso es el segundo grado, solo por detrás de Medicina, con la nota de corte más exigente, un 13,192 en la última lista de admitidos. El doble título de Matemáticas y Física desbanca todos los números clausus conocidos, con un 13,808. Una calificación que implica que todos los matriculados finalizaron la Ebau con un currículo que roza la perfección, de matrícula de honor.

El 'boom' de las Matemáticas en las universidades tiene su origen en la tremenda eclosión de la demanda, por parte de las empresas, de analistas y científicos de datos, que ha ido paralela al desarrollo del 'big data', la inteligencia artificial y el análisis y procesamiento de datos, cruciales hoy en la industria. Si el internet de las cosas marcó un punto de inflexión hace un lustro, la detonación definitiva la ha activado la pandemia, que ha conectado y naturalizado las Matemáticas en la vida cotidiana con la exposición diaria de modelos para predecir la evolución de la epidemia y el impacto de las medidas, las tasas de vacunación, los patrones... «¿Cuándo hemos visto a un matemático todos los días en el telediario? La pandemia ha puesto de manifiesto lo que, quienes nos dedicamos a esto, ya sabíamos: están en todos sitios, y tienen una aplicación práctica en todos los campos», reivindica Luis Alias, catedrático de Geometría y Topología en la Universidad de Murcia.

La ciencia de los números (según la definición de la RAE, la ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones) se ha revelado como crucial en campos antes impensables: qué cosechas plantar en determinado territorio, qué tratamiento oncológico aplicar a un paciente concreto, cómo evolucionará un incendio, cómo se comportará la Bolsa, qué crecimiento económico experimentará el sector del automóvil... Las Matemáticas tienen respuesta para casi todo, y a los graduados, científicos de datos salidos de la Universidad de Murcia, se los disputan en Amazon, Facebook, La Liga, los bancos, Google, las grandes productoras agrícolas, las farmacéuticas...

En plena era del 'big data', los datos son cruciales, y los negocios necesitan profesionales capaces de sacar el máximo rendimiento a las grandes bases de información. Las industrias han comprobado que para explotar ese filón y hacer negocio con los datos, tan imprescindible como un informático es un matemático. Un profesional capaz de abstraer el problema, modelizar el análisis estadístico, sintetizar, resolver...

«La sociedad, las empresas, han visto la aplicación y utilidad de las Matemáticas. Empezaron las tecnológicas y los bancos sobre 2005, pero desde entonces ha habido dos hitos de peso: el 'big data' y la pandemia», reflexiona el decano de la facultad, Pascual Lucas, catedrático de Geometría y Topología. La divulgación, que la sociedad conozca las Matemáticas a través de la prensa, el telediario, internet, que compruebe que son muy útiles y que los matemáticos pueden realizar funciones imprescindibles para el desarrollo social, han sido claves para el estallido.

La salida laboral mayoritaria de los egresados en Matemáticas era, hasta hace pocos años, la docencia. En institutos o en la universidad, el 70% de los titulados terminaban de profesores. Desde hace un par de años, el porcentaje ha caído al 40%, y a los egresados se los disputan en tecnológicas, consultoras, empresas, logística, farmacéuticas, entidades financieras, el agro...

Los datos sobre empleabilidad recopilados en 'El libro blanco de las Matemáticas', dirigido por la Real Sociedad Matemática Española con el apoyo de la Fundación Ramón Areces, son concluyentes, a pesar de que la publicación se elaboró con cifras de 2019, previo a la explosión vivida por la disciplina en los dos últimos años. Un amplio 57% de los graduados consiguió su primer empleo en menos de seis meses desde que obtuvieron el título, y el 12% no llegaron al año. El paro en la profesión es casi técnico.

Los salarios medios solo son comparables a los de la profesión docente en sus primeros años de desempeño en la industria. Es poco frecuente que bajen de los 1.600-1.800 euros mensuales al inicio de la vida laboral. No es el único aliciente que lleva a los graduados en Matemáticas a dar el salto a la empresa: tan sugerente como el sueldo inicial son las posibilidades de progresión e incrementos salariales que se les plantean en el horizonte.

La posibilidad de fijar sus propios horarios y lugares alternativos de trabajo son otras de las condiciones que la generación de talento joven matemático valora casi tanto como los ingresos. Y en las empresas de su sector encuentran, en su mayoría, respuesta a esa ambición.

«Mi jornada es de 40 horas semanales, pero la flexibilidad para organizarme el horario es total. Te puedes gestionar como quieras con tal de que cumplas los objetivos; unos días trabajo en casa, otros en la empresa...», cuenta Rafa Jordá, quien disfruta de unas condiciones laborales similares a las de buena parte de sus compañeros. A Marcos Domínguez, su empresa, la americana AMPL, donde trabaja como científico de datos, le ha dado todas las facilidades para que pueda compatibilizar su trabajo con los estudios de máster que realiza. «Apoyan la formación; este año he tenido una jornada de 20 horas semanales para poder atenderlo todo», dice satisfecho de un salario que, a pesar de la reducción horaria, le parece más que decente.

¿Qué buscan las grandes corporaciones en la mente de los jóvenes matemáticos? Fundamentalmente, un cerebro moldeado y entrenado para abstraer problemas, localizar los puntos clave de su resolución, sintetizar, analizar con perspectiva, enfrentarlos sin decaer. Capaz de sacar el máximo rendimiento a los datos, que para muchos son el petróleo del siglo XXI. «Estudiar el grado es complicado, e implica un salto mental muy fuerte que puede ser traumático, pero una vez lo has alcanzado, es mágico», resume el decano de la Facultad de Matemáticas. Una competencia, la de resolver problemas sin venirse abajo, que, ya adquirida, «vale para casi todo. El método científico es aplicable a muchos campos». Superar los cuatro años de grado, coinciden también los jóvenes matemáticos, es cualquier cosa menos sencillo. «La formación es la 'caña'», bromea Margarita Martínez Gallardo. «Pero te moldea el cerebro; das un salto mental que merece la pena». Un valor añadido a la formación de un ingeniero informático (muchos estudian el grado doble en la UMU) basado en la destreza computacional, capacidad de modelización y de análisis estadístico de datos que es definitivo.

La incontenible demanda de matemáticos por parte de las grandes empresas está pasando factura, en cambio, a la docencia, y en la Región no se ha llegado al punto de que falten profesores de esa disciplina, pero se está cerca. En las últimas oposiciones a docente de ESO quedaron cubiertas las 72 plazas convocadas, al contrario de lo ocurrido en otras comunidades, con puestos desiertos. Pero entre los 725 aspirantes a lograrlas abundaron, más que nunca, los titulados en otras áreas compatibles, como Química, Arquitectura, Estadística e Ingeniería. «En junio del año pasado se tuvo que convocar una lista extraordinaria porque la de interinos estaba agotada, es decir, no quedaban titulados», apunta Juan Antonio Martínez Robles, del sindicato Anpe. Y es que son muchos los graduados que ni siquiera tienen la ocasión y el tiempo para plantearse estudiar la oposición. «Hay estudiantes que aún no han terminado y ya tienen una oferta de trabajo casi cerrada. Los que no están en activo es porque están preparando oposiciones», admite el decano. En esas condiciones, solo los muy vocacionales optan hoy por la profesión de profesor. En la UMU, muy limitados para convocar nuevas plazas de docente, acusan también el envejecimiento de la plantilla de profesores.

La demanda obliga, y los planes de estudios de las dos universidades públicas de la Región están tratando de darle respuesta. La UMU y la UPCT han diseñado de forma conjunta el nuevo grado interuniversitario en Ciencia e Ingeniería de Datos, que este curso no ha podido implantarse por falta de tiempo. «La sociedad lo reclama, y es el futuro», defiende Luis Javier Lozano, vicerrector de Profesorado y Promoción Institucional de la UPCT, cuyos graduados en 'teleco', entre otros, también encuentran un panorama laboral abierto en el análisis de datos.

Si el grado de Matemáticas concentra a buena parte de las mejores mentes de la Región, la condensación de talento bulle a fuego lento en los programas dobles de la facultad. El de estudios de Matemáticas e Ingeniería Informática lleva unos años formando a los estudiantes murcianos más sobresalientes, y en la última adjudicación requería una media de acceso superior al 13,5 sobre 14.

La joya de la corona este año académico es la doble titulación de Matemáticas y Física, el grado doble que solo admite expedientes que rozan la perfección en todas las áreas. Los diez estudiantes que han conseguido plaza en el título más exclusivo de la Región tienen un expediente de matrículas de honor, con dieces en casi todas las materias. Un talento en bruto que casi intimida a sus profesores. «Son una élite; es una responsabilidad formarlos», admite el decano de la Facultad de Matemáticas, deseoso de poder aumentar la limitada oferta de plazas (60 en Matemáticas, 30 en el doble grado con Ingeniería Informática y diez en el de Física) que oferta la UMU. «Estaríamos encantados de poder atender más solicitudes, pero estamos muy limitados por dos razones: la falta de espacio y de docentes. Dos condicionantes que requieren inversiones, y que ojalá lleguen para que seamos capaces de dar respuesta a la demanda social y empresarial».

Margarita Martínez Gallardo. Científica de datos en Hispatec. Matemática

«A los graduados se nos 'rifan' las empresas»

Margarita Martínez Gallardo, en Hispatec, en Almería.

A golpe de becas y con mucho esfuerzo, Margarita Martínez Gallardo se sacó el grado en Matemáticas en la Universidad de Murcia hace poco más de cuatro años, y antes de terminar los dos másteres que completó ya le llovían las ofertas de trabajo. «La verdad es que a los graduados en Matemáticas se nos 'rifan'. Cuando hacía las prácticas en mi primer empleo, todas las semanas tenía varias entrevistas con empresas que me ofrecían trabajo», cuenta muy satisfecha con la opción finalmente elegida. Analista de datos, desde hace tres años trabaja en la sede en Almería de Hispatec, centrada en el campo de la agrointeligencia y dedicada al diseño de analítica avanzada de datos para el campo. Sus depurados estudios dinámicos permiten al productor saber cuál será el resultado, por ejemplo, de la cosecha de una variedad concreta para prever el volumen de trabajo futuro.

Rafael Jordá. Científico de datos en Nommon

«Trabajo en lo que me gusta, tengo una jornada flexible y un buen sueldo»

Rafael Jordá, en una de las sedes de la multinacional en la que trabaja.

La nota de corte que pedían para estudiar Matemáticas en 2014, cuando Rafael Jordá decidió matricularse en la Universidad de Murcia, apenas llegaba al 6 de media, y las salidas laborales que se planteaban en su horizonte cercano se centraban en la docencia. El hoy científico de datos en la consultoría Nommon, dedicada a ofrecer soluciones basadas en análisis de datos e inteligencia artificial «al servicio del desarrollo sostenible», estudió el doble grado de Matemáticas e Ingeniería Informática, y remató su formación con un máster en 'big data' que le abrió las puertas al mundo laboral en plena pandemia. Tiene 24 años, un sueldo más que desahogado y unas condiciones laborales envidiables: 40 horas semanales que puede organizar cómo, dónde y cuando quiera. «Hago lo que me gusta en las mejores condiciones», resume. Su trabajo, en el área de desarrollo de nuevos productos, consiste en analizar, seleccionar y sintetizar datos para elaborar informes sobre nuevos negocios.

Mercedes Pelegrín. Investigadora en École Polytechnique (París)

«Todo lo que merece la pena requiere un esfuerzo»

Mercedes Pelegrín, en una de sus visitas a Murcia.

El «salto mental» del que hablan los graduados en Matemáticas es cualquier cosa menos sencillo, pero quienes lo han experimentado han caído rendidos ante la ciencia. «Es muy abstracto, y si no lo comprendes es difícil; pero todo lo que merece la pena requiere un esfuerzo», resume la investigadora, que trabaja en un proyecto multidisciplinar basado en cómo gestionar los coches voladores en las ciudades -especializada en soluciones de optimización combinatoria- y se encarga de diseñar las futuras y más eficientes vías que estos vehículos aéreos seguirán cuando el servicio sea una realidad en las ciudades. Investigadora postdoctoral en el Laboratorio de Informática LIX de la École Polytechnique (París), no le faltan las ofertas de trabajo desde países como Estados Unidos y Canadá, a las que no se cierra. «Hay que sopesarlo todo, valorarlo, y cuando llegue el momento, decidir».

Iván García. Científico de datos en el Banco Santander

«En el instituto te enseñan las herramientas, pero no qué hacer con ellas»

Iván García, en su mesa de trabajo.

No imaginaba Iván García, de 25 años y científico de datos en el Banco Santander, «la inmensidad de conocimiento, oportunidades y posibilidades» que le brindarían las Matemáticas. Sin querer exagerar, y haciendo una media rápida, recibe al menos una oferta de trabajo mensual. Acaba de cumplir 25 años, y como sus compañeros de promoción, sabe que no tendrá problemas para ganarse la vida en lo que le gusta. Antes de terminar su máster en Matemáticas Avanzadas y Geometría Diferencial accedió a una oferta de la entidad financiera, donde trabaja «sacando valor a los datos para ofrecer soluciones previas a la toma de decisiones». Apasionado de las Matemáticas, cree que su enseñanza está mal enfocada en el instituto: «Te enseñan muchas herramientas muy útiles, pero no te dicen para qué sirven esas herramientas. El grado es un proceso difícil, en el que al final das ese salto mental».

Marcos Domínguez. Científico de datos en AMPL

«Las Matemáticas aportan capacidad para analizar y resolver problemas»

Marcos Domínguez, trabajando desde su casa.

Desde su casa, con su ordenador y su formación (estudió el doble grado de Matemáticas e Ingeniería Informática en la UMU), Marcos Domínguez trabaja para la empresa estadounidense AMPL, que a su vez tiene entre sus clientes a IBM, Microsoft, la NASA... «Elaboro modelos matemáticos que dan respuesta a cualquier demanda empresarial, logística, comercial, sanitaria...». La capacidad para resolver problemas, el pensamiento analítico, la abstracción, la síntesis..., «que se pueden extender a cualquier ámbito», son algunas de las cualidades de las Matemáticas que más le llenan. Satisfecho con las condiciones laborales y la remuneración que le aporta su empresa, no descarta, en unos años, plantearse la docencia como salida. «Siempre me ha gustado, pero prefiero seguir fuera para avanzar, y en unos años ya me lo plantearé», comenta encantado con el salario que, a sus 24 años, es altísimo si se compara con la media de su generación.

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