Una entidad en la que priman las personas
Acción solidaria. Fundación 'La Caixa' ·
Copedeco pone en marcha proyectos de desarrollo comunitario que se enfocan en la promoción personal, la integración social y la mejora de la calidad de vida de sus usuariosBEA MARTÍNEZ
Lunes, 15 de marzo 2021, 02:31
La infancia y la adolescencia son dos de las etapas más importantes en la vida de cualquier persona. Es en estos años cuando los más pequeños de la casa forjan su personalidad y sus valores y dan así los primeros pasos que marcarán su vida. En este trayecto tan fugaz como trascendental, algunos cuentan con el apoyo de entidades como Copedeco, una cooperativa de iniciativa social, con sede en Alcantarilla, que abrió sus puertas en 1989 tras llevar sus fundadores varios años inmersos en programas relacionados con la infancia. En la actualidad, no solo se dedica a los menores, sino que tiene como objetivo general «ayudar a la promoción de la persona y al desarrollo comunitario», tal y como resume su vicepresidente, Enrique José Tomba.
Para poder cumplir con este fin, Copedeco cuenta con un amplísimo grupo de profesionales del campo de la intervención social y educativa que trabajan en ámbitos tan diversos como la infancia, la formación, la familia, la mujer o la tercera edad, entre otros, con la misión grupal de incentivar la promoción, la integración y la mejora de la calidad de vida de los individuos que participan en sus actividades. En este trabajo por enriquecer la sociedad y el entorno en el que se enmarcan, estos profesionales no están solos, sino que cuentan con el apoyo inestimable de voluntarios como Fátima Ezahhra Haddaji, estudiante de Trabajo Social que conoce desde muy pequeña Copedeco, donde «recibía refuerzo escolar y hacíamos campamentos, talleres y escuela de verano», explica. Para esta joven, la labor de la entidad fue «de gran ayuda, porque el idioma no lo dominaba muy bien y me costaba sacarme las materias. Empecé a trabajar con Cristina, que era mi profesora de apoyo, y me animó a que siguiese estudiando. Mi decisión de escoger Trabajo Social fue un poco a raíz de mi infancia, porque la ayuda que recibí por parte de Copedeco fue muy importante», resalta.
Fátima, hoy ya mayor, fue uno de los tantos menores que asisten cada año a las actividades que realiza Copedeco. Entre la amplia lista de iniciativas, una de las que más adeptos tiene es el Proyecto de Actividades con Infancia (PAI), que depende del Ayuntamiento de Murcia y está gestionado por la entidad. Esta iniciativa se desarrolla de septiembre a junio en los 34 barrios y pedanías de la capital y en ella participan cada año más de 1.000 niños de entre 6 y 12 años, que mediante actividades socioeducativas y de tiempo libre adquieren, sin apenas darse cuenta, valores que les acompañarán toda su vida. «Trabajamos la participación, las habilidades sociales, la interculturalidad, la educación para la salud, la resolución de conflictos, la autoestima... En definitiva, todos los aspectos que hacen que los niños mejoren sus relaciones tanto entre ellos como de cara a la sociedad y que en el futuro sean mejores ciudadanos», recalca el coordinador de infancia de Copedeco, Miguel Ángel Franco.
La actividad, con la que las familias están, como reseña Franco, «bastante contentas», ha tenido que ser modificada a causa del coronavirus, que ha impedido a estos pequeños disfrutar al aire libre mientras aprenden. Desde el año pasado, las actividades lúdicas han sido sustituidas por refuerzo educativo y académico que se realiza de forma telemática.
Primeros auxilios emocionales
La etapa que va de los 12 a los 21 años es una de las más complicadas. En estos años, los jóvenes deben enfrentarse a muchos cambios que no siempre saben cómo gestionar y que a veces pueden originar problemas en los que requieran la ayuda de profesionales.
Para apoyarles en esta etapa, Copedeco cuenta con iniciativas como el Proyecto para el Impulso del Bienestar de Jóvenes Vulnerables, una iniciativa subvencionada por la Comunidad Autónoma, a través de los fondos de IRPF autonómico-Sofía, que comenzó en el 2016 y que trata tanto a menores con medidas judiciales de medio abierto (aquellas que no suponen la privación de libertad y que se ejecutan en su entorno) como a los que proceden o están en el sistema de protección de la Comunidad Autónoma. Para ayudarles, el programa se enfoca en lo psicosocial, un ámbito «al que siempre le hemos dado mucha importancia en Copedeco. Pensamos que es una parte fundamental a trabajar en las personas», subraya la coordinadora de proyectos de juventud, María Guirao.
Así, bajo este paraguas se atiende a jóvenes con los que se llevan a cabo intervenciones psicoterapéuticas individuales donde se ofrece lo que Guirao entiende como «primeros auxilios emocionales». Por un lado, con aquellos con causas abiertas, los profesionales trabajan «la conciencia de la situación en la que están, el delito que han cometido y cómo no reincidir. Se enfoca en lo emocional, en ese conflicto que no están resolviendo y que les está impidiendo avanzar en el cumplimiento de su medida judicial», mientras que con el resto el programa está más centrado en «la prevención y el malestar emocional que pueda llevar aparejada la situación que están viviendo», aclara Guirao.
Estas sesiones individuales se complementan, además, con otras de carácter familiar y unas últimas grupales centradas en las habilidades socioemocionales, que son definidas por esta profesional como «fundamentales», porque «somos seres sociales. Tienen que saber cómo funcionar ante el estrés o posibles situaciones de conflicto. Deben aprender a gestionar todas sus emociones de cara a esos momentos que se le van a plantear».
Aprendizaje vital
Aunque ambas iniciativas están enfocadas en el aprendizaje de los menores y jóvenes de la Región, los profesionales de Copedeco no quedan exentos de una enseñanza vital que, para Guirao, es «muy gratificante». «He aprendido muchísimas cosas: a tener paciencia, a entender las diferencias entre unos y otros y a escuchar», una opinión que se complementa con la de Miguel Ángel Franco, a quien los pequeños le han enseñado «a ver las cosas sin prejuicios y a no perder esa curiosidad, que es lo que nos hace seguir evolucionando».