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Álvaro Rodríguez Beceiro, Berta Picamal y Héctor Dominguis, en el auditorio El Batel. PABLO SÁNCHEZ / AGM

La energía atómica vuelve a atraer los focos

Cartagena despide la reunión anual de la Sociedad Nuclear Española entre peticiones del sector para extender el futuro de las centrales después de que la UE las catalogue como 'verdes'

Lunes, 3 de octubre 2022, 01:23

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Con la crisis energética amenazando Europa a las puertas de los meses más fríos del año y todos los organismos internacionales alertando de las consecuencias del cambio climático, el debate sobre el papel de la energía nuclear en la política comunitaria ha recuperado un protagonismo que en los últimos años habían desempeñado casi en solitario las renovables. Cartagena ha sido el epicentro de la conversación durante la última semana, con la celebración de la 47 reunión anual de la Sociedad Nuclear Española (SNE), un evento de alto nivel que, durante cuatro ajetreados días, ha ofrecido 300 ponencias en 16 áreas temáticas y 40 sesiones técnicas. En ella, el mensaje más repetido ha sido la reivindicación de la extensión de la vida útil de las centrales nucleares españolas hasta los «60 u 80 años», mientras el Gobierno central continúa con sus agenda de desmantelamientos.

El presidente de la Sociedad Nuclear Española, Héctor Dominguis, defiende que esa es la forma «más inmediata con la que podemos hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos». «Lo corroboran organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energía y el Organismo Internacional de Energía Atómica, que señalan que es la forma más eficiente de garantizar el suministro de manera desarmonizada». «No nos queda otra opción si queremos cumplir con los objetivos de descarbonización y mantener el precio de la electricidad competitivo». Dominguis advierte: «Nos estamos quedando solos. Todos los países europeos que tienen centrales nucleares operativas están revisando sus planes de cierre. Incluso Alemania ha puesto en 'stand by' dos cierres que tenía previstos este año para pasar la crisis».

Uno de los motivos de mayor peso en la reapertura internacional del debate sobre la conveniencia de la energía nuclear, junto al riesgo de la restricción del acceso al gas por la guerra en Ucrania en el Viejo Continente y las últimas tensiones entre España y Argelia, su principal suministrador, es su inclusión en la taxonomía de la Comisión Europea, una herramienta que básicamente le otorga la etiqueta de sostenible de forma oficial. «Han estimado que tiene un impacto medioambiental equivalente al de las renovables si se considera todo su ciclo de vida, desde la minería hasta el desmantelamiento y la gestión de residuos», explica Dominguis.

«Nuestras centrales están incluso en mejor estado y son más eficientes y seguras hoy que cuando arrancaron hace 40 años»

Héctor Dominguis

Pte. Sociedad Nuclear Española

El camino hasta llegar a esta nueva consideración ha sido largo e intrincado. Berta Picamal, directora jurídica de Nuclear Europe, la asociación comercial con sede en Bruselas para la promoción del uso de la energía atómica en Europa, explica que, en primer lugar, «se publicó un acto delegado en el que no entraba porque la Comisión consideraba que necesitaba la opinión de unos expertos para determinar si tenía que incluirse dentro de la taxonomía. Ese grupo dijo que, como no era suficientemente entendido en el tema, era mejor que la Comisión llamara al Centro Común de Investigación de la Unión Europea (JRC por sus siglas en inglés) para que hiciera el estudio». De ahí salió el informe que acabó convenciendo al Parlamento. «Las conclusiones fueron bastante contundentes», argumenta Picamal. «El estudio es todo un libro que entra muy en detalle en el impacto de la energía nuclear, tanto en residuos como en operación o desmantelamiento».

Combustible gastado

La consecuencia directa, aparte del cambio de imagen, es el acceso a una financiación más barata para los proyectos nucleares que cumplan determinados requisitos. Pero las voces contrarias a las centrales nucleares siguen advirtiendo del aspecto más crítico de su actividad: los residuos radiactivos de alta actividad, que deben ser protegidos y custodiados durante miles de años, así como su vida después de servir de combustible, un asunto que Álvaro Rodríguez Beceiro, director técnico de Enresa, la empresa pública española responsable de su gestión y el desmantelamiento de las centrales, considera «resuelto» con el «almacenamiento geológico profundo», aunque esta solución está todavía lejos de verse en España. «No estamos tan avanzados como otros países», reconoce.

«Una de cada cuatro bombillas que se encienden en Europa lo hace porque contamos con un parque de 104 reactores»

Berta Picamal

Dirª. jurídica de Nuclear Europe

Expertos de Francia, Suecia y Suiza mostraron en Cartagena sus progresos en este aspecto. «Los tres acaban de tener un hito muy importante, que es la designación de emplazamiento», cuenta, con unas instalaciones entrarán en funcionamiento entre 2025 y 2033. «Aquí en cambio no hemos avanzado mucho en eso, que es la parte más difícil».

El almacenamiento geológico profundo se realiza en «instalaciones a entre 400 y 600 metros en formaciones adecuadas para ello, lo que requiere analizar las características sísmicas e hidrogeológicas», cuenta. «Son minas donde los residuos quedan protegidos de forma definitiva por barreras de ingeniería, como cápsulas o contenedores rodeados de bentonita, y por la barrera geológica».

«Debemos desarrollar instalaciones geológicas profundas para almacenar de forma definitiva nuestros propios residuos de alta actividad»

Álvaro Rodríguez Beceiro

Director técnico de Enresa

España guarda en un cajón los «estudios realizados entre 1983 y los años 2000» para determinar posibles candidatos. «Esto requiere un proceso legislativo para establecer los procedimientos de designación», asegura. Las estimaciones son que España pueda contar un almacenamiento geológico profundo «en 2073». «Tenemos que hacerlo para guardar nuestros propios residuos de alta actividad». Mientras tanto, estos se custodian «de forma temporal» en las propias centrales que los generan.

Picamal recuerda que la nuclear está tras el encendido de «una de cada cuatro bombillas de Europa gracias a que tenemos un parque de 104 reactores», mientras Dominguis subraya que las centrales españolas están hoy en mejor estado que cuando se inauguraron. «Son más seguras. No tiene sentido cerrarlas», concluye.

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