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Profesión en extinción. Celestino Soler chequea la esfera de metacrilato del reloj del Ayuntamiento de Murcia. Vicente Vicéns / AGM

Relojero de Murcia busca aprendiz de un oficio de altura y gran precisión

Celestino Soler es el encargado de mantener a raya un instrumento que pasó de ser mecánico a digital: «Puedo hacerlo sonar con el móvil desde cualquier parte del mundo»

Martes, 28 de enero 2025, 18:19

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Cuenta Celestino Soler que cuando vio por primera vez el engranaje del sistema mecánico del reloj del Ayuntamiento de Murcia sintió «amor a primera vista». De eso hace ya 35 años y señala que, como la vida en general, el sistema que marca el paso del tiempo en el corazón de la ciudad «ha cambiado muchísimo con las nuevas tecnologías». Como prueba de los avances de las últimas décadas, resalta que «ahora se puede controlar con una aplicación móvil y hacerlo sonar desde cualquier punto del mundo, ya que la central de mando pasó a ser digital».

Atrás quedó la necesidad de darle cuerda a diario. Una tarea que, según explica, desempeñaba antiguamente el alguacil del Consistorio y que provocaba algún que otro «desfase horario», además de «bastantes piques con el encargado de hacer la misma tarea en el reloj de la Catedral, que actualmente funciona con «un sistema GPS aún más avanzado que el de la Glorieta», según detalla Soler.

De Murcia a Japón

Este vecino de Puente Tocinos que estudió Ingeniería Mecánica Industrial dice no conocer a nadie que se dedique a lo mismo que él en España y teme que su oficio caiga en el olvido cuando le llegue la hora de jubilarse. Aunque no será por falta de faena, ya que a su taller ubicado en la huerta del Segura llegan para ser restaurados relojes monumentales cargados de historia y campanas de multitud de iglesias repartidas por todo el mundo.

«He ido aprendiendo sobre la marcha; con mucha ilusión, ingenio y perseverancia», destaca el ingeniero industrial

«Hemos trabajado hasta en Japón porque tienen una plaza con una campana que le regaló Estados Unidos cuando firmaron la paz tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Aquí hicimos el yugo, que es el soporte sobre el que oscila», comenta. Elementos que Celestino trata con gran esmero y precisión como su progenitor (con quien comparte nombre) dice que hacía con todo lo que pillaba. «Siempre ha sido muy ingenioso y de él me viene esa inquietud».

De padre «inventor»

«Toda la vida he dicho que mi padre es inventor», destaca este relojero que se declara autodidacta. «He ido aprendiendo sobre la marcha; con mucha ilusión, ingenio y perseverancia porque este no es un trabajo que te enseñen en la universidad ni en ningún ciclo de Formación Profesional», lamenta mientras chequea la esfera de metacrilato del Consistorio murciano, que antes era de cristal. «Se sustituyó el material porque podía romperse y provocar desprendimientos, además de que era símbolo de modernidad frente a las esferas opacas de antes que no se podían retroiluminar como ahora». Tendencias que, según asegura Celestino, ha ido marcando el reloj más famoso del país, el de la Puerta del Sol de Madrid, epicentro de las campanadas de Nochevieja año tras año.

En el taller que tiene en Puente Tocinos, Soler restaura campanas de iglesias de todo el país y del resto del mundo

Toque. Detalle de una de las dos campanas del reloj del Consistorio. Vicente Vicéns/ AGM

Una fecha en la que estos instrumentos cobran un papel protagonista. Y como anécdota, rememora que «en el Ayuntamiento de Granada un año no se escucharon las campanadas por la cantidad de gente que se concentró en la plaza para comerse las uvas.» De ahí la necesidad de contar con altavoces como los dos que se instalaron en Murcia para evitar este tipo de situaciones.

Una errata «intencionada»

Sobre las curiosidades que esconde el reloj del Ayuntamiento de Murcia, Celestino se refiere a una errata «intencionada» en el aspecto del número romano correspondiente al cuatro. «Debería ser un IV, pero se presenta como IIII por cuestiones de estética, ya que así se equipara la cantidad de I, V y X que contiene la esfera y se consigue un equilibrio visual», argumenta sobre esta particularidad que suele pasar desapercibida y que se mantuvo al renovar la esfera en 1998.

Respecto a las campanas artífices del sonido que se escucha cuando el reloj marca las horas en punto y los cuartos, Celestino indica que «conservan el soporte original de los años 40». Fecha en la que se instaló el primer reloj, cuya esfera y mecanismo de 600 kilos están expuestos en el Museo de la Ciudad.

Y añade que, la instalación de un carrillón digital musical hace posible que las campanas reproduzcan melodías como el Canto a Murcia que sonará durante todo el año a las doce del mediodía para conmemorar el 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad. Una forma de poner en valor un instrumento histórico que es testigo del paso del tiempo y que sigue apasionando a Celestino como el primer día.

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