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La lorquina María Reyes Molina tiene en sus manos la restauración de la piedra deteriorada o perdida del imafronte, como los jarrones de la planta más alta.

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La lorquina María Reyes Molina tiene en sus manos la restauración de la piedra deteriorada o perdida del imafronte, como los jarrones de la planta más alta. Javier Carrión / AGM

Manos de mujer para la piedra de la Catedral de Murcia

María Reyes Molina, una de las pocas canteras de España, trabaja en la restitución de los elementos deteriorados o desaparecidos de tallas y frisos del imafronte

Domingo, 5 de mayo 2024, 07:23

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Lleva tres semanas trabajando en el proyecto de restauración del imafronte de la Catedral de Murcia, centrada en la reposición de los elementos de piedra deteriorados e incluso desaparecidos. Es María Reyes Molina Manzanares (Lorca, 1979), una de las pocas mujeres que se dedica a la cantería en España.

Con experiencia previa en la rehabilitación del patrimonio español, asegura que el haber sido llamada para participar en los trabajos del imafronte de la Catedral de Murcia ha supuesto un salto cuantitativo y cualitativo en su carrera, y más siendo de la tierra: «Una fachada como esta no se encuentra fácilmente, y menos tener la suerte que supone poder trabajar en ella», destaca.

Desde 2011 lleva subida «al andamio», lo que le supone un plus frente al trabajo en el taller, «pese a que en ocasiones tiene un punto de dureza por estar expuesto a la intemperie».

la intervención será 'quirúrgica' y muy detallada para evitar «dañar más que arreglar» las piezas

Lo «más gratificante» de su incorporación al amplio equipo multidisciplinar reunido por la empresa Orthem, del Grupo Hozono, es devolver al imafronte barroco catedralicio, casi 300 años después, el esplendor que le ha restado el paso del tiempo y los distintos agentes 'agresores' (condiciones metereológicas adversas y excrementos de las palomas, entre otros).

«La fachada está totalmente disgregada en algunos sitios, sobre todo en la parte más alta, y con los trabajos que estamos haciendo va recuperando las formas y los elementos perdidos», apunta. María Reyes explica que todas las partes que tienen algo que decir en esta restauración (tanto el Obispado, como el director del proyecto, Juan de Dios de la Hoz, y los expertos de las distintas áreas), han marcado un criterio de hasta dónde intervenir, al que ella se ajusta. «Hay que hacerlo en todos los elementos estructurales, como pilares y cornisas, que estén dañados y en los que haya peligro de caída; pero tal vez no merezca la pena en pequeñas zonas afectadas de una moldura o un canto romo», apunta la cantera. Es poner lo que falta «donde la piedra lo necesite».

Una de las partes donde más se va a intervenir es en la planta cero, en la zona del mármol negro, muy erosionada, porque al ser una piedra con una veta de óxido ha entrado el agua, lo que ha reventado algunas zonas.

La parte superior, por contra, sufre menos daños por el agua, y la piedra está en mejor estado, por lo que la intervención será 'quirúrgica' y muy detallada para evitar «dañar más que arreglar». Y allí donde se pueda, se recolocará la original, Es el caso de una pieza con la que María Reyes se quedó en la mano, cuando fue a comprobar su estado. «Ha sido una suerte que no se haya caído».

Balaustrada lateral que se debe reforzar. Javier Carrión / AGM

Una de sus intervenciones más importantes en la parte más alta de la fachada es la restitución de piezas en la base de los jarrones de las esquinas; así como parte de la pierna de uno de los ángeles que sustentan el emblema del Cabildo Catedralicio.

«Los elementos de la base de los jarrones están más disgregados porque al no estar las juntas bien selladas les ha entrado el agua durante mucho tiempo, incluso había vegetación». Colocará piedra nueva y reforzada.

Algunas de las esculturas están especialmente 'tocadas' e incluso con un grado de inclinación que no tenían originalmente, por lo que se intentará corregir, y si no se puede «se anclará para que no se corra peligro». En otra, la piedra tiene una fisura que la atraviesa longitudinalmente, «que no es una rotura, pero que hay que tratarla para que no siga deteriorándose la pieza».

Si de algo se congratula («ha sido una enorme suerte», dice), es de haber hallado la piedra con la que trabajar que es prácticamente igual en características y color a la original. «La más difícil ha sido encontrar la sustituta de la cantera del Mayayo; pero ya tenemos un bloque que nos servirá para toda la restauración». Se han localizado en una cantera de Hellín y otras en Abanilla.

El caso del mármol es especialmente singular, ya que se trata de un bloque del mismo tipo de piedra que el de la Catedral. Lo tenía guardado el propietario de una cantera en Cuello Tinaja, entre Monteagudo y Orihuela y mide 1,20 metros por 2,50 metros. Según las pruebas que se han efectuado, «es la misma».

María Reyes Molina destaca que todo el proceso, el trabajo de la intervención, está siendo «profusamente documentado», con fotografías y con explicaciones del cómo y porqué de lo que se ha realizado.

Más de 16.000 visitantes a las obras

El pasado 24 de octubre el Obispado de Murcia comenzó las visitas guiadas a las obras de la fachada de la Catedral. Desde entonces, se han realizado 1.193, y en ellas han participado 16.386 visitantes.

El Obispado decidió ampliar, debido a la demanda, el número y el aforo de las visitas con siete 'tours' diarios para veinte personas por grupo. Seis son consecutivas en horario de mañana, de unos 45 minutos cada una, arrancando a las 10 horas, y la última por la tarde, fijado a las 16 horas y que solo se realiza de martes a sábado. Los lunes los guías del Museo de la Catedral descansan.

Molina coloca la nueva pieza de la pierna de un ángel. Javier Carrión / AGM

Una lorquina que se centró en el patrimonio tras el terremoto

A María Reyes Molina le viene de familia el amor por trabajar con las manos, de lo que culpa a su abuela. Aunque sus inicios profesionales estuvieron ligados a la madera, a la carpintería, con el tiempo viró hacia la piedra en un pequeño taller familiar, pero no fue hasta después del terremoto de Lorca, cuando se involucró de lleno en la restauración del patrimonio. De hecho, comenta que ella, junto a sus otras tres hermanas, están vinculadas a esta faceta, y de todas, tres están más cercanas al mundo de la piedra, de la masonería.

Junto a Lorca, ha intervenido en la restauración del edificio de Correos de la Puerta del Sol de Madrid; en el Casillo de Belmonte, en Cuenca; y en el parque de las Adoratrices de Guadalajara, entre otras.

La cantería es una profesión en receso, a la que, como en otros trabajos, la gente joven no tiene en cuenta fuera de la vertiente meramente artística, lamenta Molina, quien anima a las administraciones a crear algún tipo de formación académica para que esto cambie.

Reconoce que pese a ser un mundo «de hombres» no ha tenido problemas de discriminación. «Les choca y tienden a tratarme con un punto protector; pero es algo que irá desapareciendo; y sobre todo cambia la perspectiva cuando ven cómo trabajas».

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