Aquellos eneros murcianos con 20 grados a las nueve de la mañana
Cada cosa tiene su tiempo... y los nabos, según asevera el remoto refrán huertano, en Adviento. Certera sentencia que, en tantas ocasiones y en cambio, ... no se ha cumplido en esta tierra murciana donde otra máxima recordaban los abuelos para describir los vaivenes del clima: «En agosto, frío en el rostro». Así las cosas, con la historia en la mano, igual existe el tan cacareado cambio climático. Pero si ha llegado, no ha sido ahora. Inviernos cálidos en Murcia siempre los hubo. Algunos, incluso, más devastadores que el que atravesamos. Pasen, abaniquense y lean.
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Empecemos por lo más cercano en el tiempo. El 29 de enero de 2021 se vivió la temperatura absoluta más alta de todos los inviernos desde que se disponen de registros. En la estación meteorológica de Alcantarilla los termómetros subieron hasta los 28,2 grados, superando la anterior anotación que databa de 1966.
En la ciudad de Murcia, el mercurio ascendió a 29,7 grados en el paseo Alfonso X, lo que le vino muy bien, sin duda, a las tabernas de la urbe, que no pocas cañas y marineras, con su anchoa en todo lo alto, despacharon aquel día.
Viajemos ahora a 1966. Aquel año, el día 4 de enero publicaba el periódico 'Línea' que la temperatura máxima registrada fue de 23,6 grados, con una mínima de solo diez. Dos semanas después, el mismo rotativo contaba que «el tiempo está brusco». Y tanto.
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Alcanzaba el mercurio los 25 grados, con el cielo encapotado, «y ello determina neuralgias que se sufren: ¡No puedo más! ¡Qué dolor de cabeza! ¡Este tiempo!». Casi la misma máxima que se registró el pasado jueves, según la Aemet, y que ascendió a 25,9. Nada nuevo bajo el sol.
Esa calor, porque en Murcia siempre se nombra en femenino, provoca no pocos problemas a los campos. La floración, por ejemplo, se adelanta. Observen en los próximos días las moreras recién escardadas. El calor provoca dejar las flores de algunos cultivos a merced de próximos fríos que las quemarán y se caerán al suelo como las expectativas de los agricultores.
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Huele a jazmín en enero
'Línea' también lo explicaba en 1966 al consignar que «la floración ha abierto, llena de dicha y júbilo». Y con ella los jazmineros, ya en pleno enero cuajados de olorosos pétalos. Aunque no solo eso: también amanecían rebosantes de gentes las playas «y los restaurantes cara al mar, y la carretera de Murcia a Cartagena para ir al litoral».
Por último, pero no menos curiosa, es otra crónica del mismo periódico firmada el 28 de enero. En ella, el redactor advertía de que en Murcia se registraban 28 grados, «que merecen pasar a la historia de los inviernos cálidos murcianos». Eso sí, al día siguiente la temperatura se desplomó a quince grados. Y todos al brasero.
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A finales de enero de 1966, el día 24, el Imperial empató a dos goles con el Orihuela. Contaba el redactor del diario 'Línea' en su crónica que la mañana no es que fuera primaveral, «sino de pleno verano. Hace un calor agobiante».
El diario LAVERDAD se hizo eco de las increíbles temperaturas de aquella mañana del 20 de enero cuando se registraron «veinte grados a las nueve de la mañana». Además, el rotativo advertía de algo que también vivimos hoy: semejante temperatura primaveral podría, como sucedió, «ser muy perjudicial para la cosecha de almendra».
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Una década antes, en 1955, también tuvo Murcia su enero primaveral. A finales de mes, el día 27, publicaba 'Línea' que, en apenas unas horas, «se ha notado un cambio en la meteorología murciana. Ahora que está a punto de terminar es cuando parece que empieza enero como tal enero».
Seres animados
Podemos rastrear eneros cálidos muchos años antes. Por ejemplo, en 1867, cuando el periódico 'La Paz de Murcia' publicaba en su portada que «estamos en pleno verano por el calor que se ha desarrollado». La temperatura subió tanto que provocaba, en opinión del redactor, un «grave perjuicio de la salud y la vida de todos los seres animados».
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En el otro extremo de la balanza meteorológica se sitúan eneros de hielo, como el que en 2017 cubrió de nieve la ciudad de Cartagena, donde no habían visto algo semejante desde 1954. Igual ocurrió en Lorca y Murcia, localidad que desde 1983 no disfrutaba del fenómeno. De hecho, no pocos padres fueron a buscar a sus hijos a los colegios para que los chiquillos vieran nevar. La temperatura media fue de 7,3 grados, la más baja de aquellos últimos once años.
Así las cosas, eneros cálidos siempre los hubo, incluso cuando nadie se planteaba los efectos del cambio climático. O quizá sí. El diario 'La Región', allá por 1932, advertía de que «las condiciones meteorológicas del planeta han cambiado de un modo muy sensible». Así puede leerse en un artículo fechado un 23 de julio. El columnista proponía como ejemplo que aquel mes había sido «frío y húmedo».
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Su conclusión, un siglo después, resulta harto práctica y, en no menor medida, descriptiva de cómo somos los murcianos ante estos vaivenes del clima. «Las gentes hablan de todo esto [del cambio climático] como de algo que les parece y es inevitable». Así que si hizo frío en julio, pues «se abrigan. Y si tienen calor en enero se aligeran de ropa». Pura idiosincrasia murciana.
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