Al colegio esquivando la acequia en Los Garres
Padres del Severo Ochoa piden soluciones para poder acceder a pie al centro sin caminar por un carril de huerta sin arcén o atajar por una vía para regantes
«Voy detrás de ti», tranquiliza una pequeña a su padre antes de saltar una cadena y adentrarse en la huerta por el camino que hay junto a una acequia. Es la senda que ambos siguen cada mañana para ir al colegio concertado Severo Ochoa, en la pedanía murciana de Los Garres. Junto a ellos recorren la vereda, saltando de lado a lado del canal, decenas de padres, abuelos y cuidadores que no disponen de vehículo propio y deben ocuparse de llevar a los menores a clase.
Debido a la pandemia, el colegio estableció que los alumnos de 4 y 5 años accedan a las aulas por una puerta situada en la parte trasera del centro, junto a la huerta, en lugar de por la delantera, en el camino de Tiñosa. El itinerario habilitado para llegar al acceso trasero es el carril de Los Valeras, pero el trazado es demasiado largo para hacerlo a pie, según denuncian los padres. «Nos llevaría media hora caminando con los niños por una carretera de huerta sin arcén y por donde ni siquiera caben dos coches a la vez», explica una de las madres afectadas.
Así, «la mayoría de familias lo que hacen es atajar por el camino junto a la acequia, que discurre pegado al colegio, donde más de un niño se ha caído», señala Rosa Herrero, que cuenta con tres hijos cursando estudios en este centro. «Hablé con la Consejería de Educación y nos dijeron que no podían hacer nada», explica.
Conchi Fernández, de 67 años, está indignada. Lleva de la mano a su nieto, al que este año le toca acceder por esa puerta. «El camino es malo, pero cuando llueve es un barrizal. Me resbalo. Vengo con un niño de 4 años y tengo 67. Voy vendida. Un día me mato», denuncia. «Muchos padres llevan a los niños en brazos, pero yo no puedo y, como yo, muchísimos abuelos».
Desde el equipo directivo del colegio señalan que utilizar ese atajo es «una decisión de los padres» que ellos desaconsejan. «Para cumplir con el Plan de Contingencia contra la Covid hemos habilitado todas las entradas y salidas que tenemos en el centro para minimizar las concentraciones de gente», explican. «Este es un acceso que siempre ha estado en funcionamiento, desde antes de la pandemia, y que hemos dejado para los niños de 4 y 5 años porque a través de él tienen acceso directo a sus aulas, que están pegadas, sin mezclarse con ninguna otra etapa educativa –insisten desde la dirección–. Y hay que recordar que en esa edad no llevan mascarilla».
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«Dicen que venimos por aquí porque queremos. No señor –se queja Conchi–. Yo no puedo venir en coche. ¿Qué tengo que hacer? ¿Darme toda la vuelta al pueblo y hacer media hora andando con mi nieto?». «Si no tienes vehículo, es que no tienes más remedio», asegura Antonio, otro de los padres. «Ni siquiera con el coche está bien el acceso –lamenta Teresa, que lleva a sus dos hijas de 4 y 7 años al centro–. Hay un parking, pero no cabemos todos y, si te cruzas con un coche de frente, ya la tienes liada, porque no cabemos».
La dirección subraya que la entrada, asignada a niños de 4 y 5 años por protocolo anticovid, es necesaria para que los alumnos no se mezclen con otros cursos
Alberto González, propietario de parte de los terrenos que discurren junto a la acequia, subraya que la senda no es «ningún acceso» para el colegio, sino «un camino de regantes». «Toda esta gente no tiene que pasar por aquí». «Teniendo un acceso por delante, habrá que organizarse para que todos los niños puedan entrar por ahí. Yo también he tenido que sufrir esa decisión todo un año, pero esto es para que pase la gente que tiene huertos. El camino se pone muy mal ahí delante. No es para niños», apunta.
La dirección del colegio resalta que «la puerta se abre a las 8.45, y son 1.400 alumnos». «No podemos pasarlos a todos con horario escalonado por el mismo sitio», defiende. «Cada uno debe ver cómo llegar por el camino habilitado. Además, arbitramos otros medios como el aula canguro o el aula comedor; sí que es verdad que es un servicio que hay que pagar, pero como el espacio donde se desayuna está al otro lado, el acceso se haría por delante. Solo velamos por la mínima deambulación posible», afirman en el centro, donde recuerdan a los padres que el acceso es una solución «provisional» por la Covid. «No podemos hacer más».
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