AC reabrirá el hotel del puerto de Cartagena tras cinco meses de reforma

Desde marzo, los obreros han desarrollado un trabajo frenético que está ya muy cerca de concluirse. Con las obras de envergadura prácticamente acabadas, los empleados ya empiezan a trabajar sobre los detalles, a limpiar, vestir las habitaciones y hacer las primeras pruebas. Y es que todo debe estar listo, preparado y en perfecto estado de revista para el próximo 5 de agosto. Esa es la fecha en la que, confirma la directora del hotel, Mari Carmen Ayala, tendrá lugar la esperada apertura.

Tal y como pudo constatar este periódico 'in situ', el hotel se reinventa. Abandona su viejo aspecto más noventero y se moderniza con nuevos espacios para captar al turista tanto nacional como internacional, pero también a ese empresario que visita la ciudad de forma ocasional por trabajo o para acudir a un congreso. Así se puede apreciar en el 'hall'. Con un aspecto más ejecutivo, la cadena ha incorporado más espacios donde trabajar es mucho más cómodo que antes y se hace en un ambiente más tranquilo y acogedor.

En la planta baja, los espacios de tertulia conviven con aquellos para descansar y para sentarse con el ordenador a hacer gestiones. El bar se resignifica con una barra central que se convierte en protagonista y una terraza, explica Ayala a este periódico, más grande, llamativa y atractiva para el cartagenero que decide hacer un alto en su camino por el centro histórico para tomar un café.

El sótano, aparte de albergar los aseos públicos, será además el que centralice otros dos servicios cada vez más demandados. Abajo estará el gimnasio y una sala de reuniones polivalente y subdivisible en dos para adaptarse al número de asistentes.

Las habitaciones, tal y como avanzó LA VERDAD, cambian también de concepto. Las bañeras han dado paso a las duchas, igual de amplias y de menor consumo. Por lo demás, se incorporan todos los servicios. Desde un televisor de gran formato, un minibar, un sillón y mesa junto a la ventana y un armario equipado con caja fuerte hasta una tabla de planchar.

Como otra novedad, el acceso a los dormitorios se blinda contra posibles robos a través de dos ascensores cuyo uso estará limitado a los clientes. Los huéspedes tendrán en la tarjeta de su cuarto la llave para pulsar los botones de los elevadores.

Los más privilegiados serán los que se hagan con una habitación de las plantas superiores. A ellos se les reserva el privilegio de poder asomar sus cabezas a las vistas con las que todo cartagenero sueña tener en su propia casa. Desde allí, es visible prácticamente toda la bahía, de San Julián a Galeras. Todo ello por encima de los techos de los edificios de la Aduana, la Autoridad Portuaria y el propio Palacio Consistorial.

A esto se suma que algunas habitaciones del quinto piso, además de ser algo más grandes y con salón independiente, tendrán también una terraza personal amplia y discreta y equipada con sillas y mesas en las que poder comer y departir con el compañero de habitación a la fresca, mientras se otea el horizonte en busca del próximo crucero que haga su escala en el puerto.