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El centenario Tío Pedro posa para el calendario artístico de la pedanía, entre Fortuna y Abanilla. FOTO: JUANJOYDAVID | VÍDEO: VERABRIL

'A calzón quitado' para vestir de vida el pueblo

Peña Zafra de Abajo se desnuda en un calendario para sufragar la intensa actividad vecinal y defender la pedanía del extractivismo

YOLANDA SALMERÓN

Lunes, 28 de noviembre 2022, 02:18

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Peña Zafra de Abajo es una gran familia: auténtica y diversa, como el paraje natural que habita y defiende. Los cerca de diez residentes habituales esperan como agua de mayo la visita de los vecinos que tienen raíces y segunda residencia en la pedanía entre Fortuna y Abanilla, y la de esos amigos que son ya hijos adoptivos. Todos son bienvenidos en esta comunidad, y también en su calendario artístico 'Lo que somos' destinado a sufragar la intensa actividad de la asociación vecinal. En la programación semanal hay espacio para voluntariado ambiental, talleres de las más diversas disciplinas, encuentros gastronómicos y fiestas populares. «¡Todos los fines de semana tenemos algo!», dicen a coro los vecinos.

En las doce imágenes los modelos se desnudan para mostrar las bondades de esta pedanía del interior, que entre sus reclamos turísticos cuenta con la casa rural Peña Zafra. A través de sus paisajes, la recuperación de oficios y costumbres, la agricultura ecológica y la gastronomía, así como la elaboración artesanal de vino, ponen en valor el medio rural y la tolerancia como base de la convivencia.

Cuando expusieron en asamblea la idea del calendario 2023 no esperaban que el éxito de ventas impulsara una segunda edición. «Creíamos que no saldría adelante porque vecinos que vivan todo el año son entre siete y diez. Pero se han sumado allegados que comparten valores y tiempo con la pedanía», apunta Lucía Nicolás, alcaldesa pedánea y presidenta de la asociación de vecinos.

«Ni una cantera más»

En Peña Zafra de Abajo hay cuatro explotaciones a cielo abierto dedicadas a la extracción de piedra y arena. Los vecinos rechazan la apertura de otro complejo bajo el lema «ni una cantera más», que asoma en las fachadas de algunas viviendas, y suscriben la reivindicación que desde hace años mantiene la Plataforma de afectados por las explotaciones mineras- Peña Zafra, Balonga y Quibas.

«El ruido, el polvo, las vibraciones y el tránsito de 'dumpers' a escasos metros de las viviendas provocan pérdida del paisaje, del patrimonio natural y cultural», lamenta la pedánea. Además del deterioro del paraje, impactan en la calidad de vida y salud de las personas. «Se están dando casos de enfermedades respiratorias graves», asegura Nicolás.

JUANJOYDAVID

Los vecinos no persiguen el cierre de estas explotaciones, sino un mantenimiento sostenible y recuperar la tranquilidad. Por ello, exigen que las empresas cumplan la normativa y asuman su responsabilidad social. Entre las soluciones propuestas están el establecimiento de una barrera vegetal, almacenar los materiales en contenedores y hermetizar las instalaciones.

Un siglo de sabiduría

De los primeros en aceptar el posado artístico fue el centenario tío Pedro, alcalde pedáneo en su día y hoy escudo de Peña Zafra de Abajo. La sabiduría que atesoran sus vivencias, enriquecidas con el ingenio y simpatía naturales, lo han convertido en todo un icono. Aunque si por algo es querido el tío Pedro es por su carisma y predisposición a colaborar con una eterna sonrisa, como muestra en diciembre. El tío Pedro nació en La Parra, un paraje cercano a Peña Zafra de Abajo donde acabó por amor y pasa los días componiendo rimas sobre vino, y alguna que otra picante dedicada a las mujeres. Pedro Sánchez, que también se dedicó a la minería, recuerda que la que practicaban antes era más respetuosa con el medio ambiente. Para él, la comunidad y las explotaciones «convivieron en armonía hasta que llegó la gran maquinaria».

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En mayo, Antonia Perea teje ganchillo siguiendo los patrones maternos. «Mi hija me ha instalado una aplicación en el móvil con la que se aprende mucho», dice Antonia, a quien no le convence la manera que tienen de coger la aguja. Quizás por eso está dispuesta a enseñar lo que aprendió de sus antecesoras. Natural de Abanilla, ha cumplido las bodas de oro en la casa cueva familiar donde cocina los platos típicos de la pedanía en las reuniones vecinales: gachasmigas, migas de harina y de pan o arroz con conejo. Ya no cambia Peña Zafra de Abajo por nada, aunque no puede pasar un mes sin visitar su Santa Cruz, de la que es devota. «Tener fe ayuda a agarrarse a la vida. Da igual si es a una religión o a mantener el latido del mundo rural. ¡El polvo y los ruidos no nos van a echar de nuestras casas!».

Parte de la familia de Peña Zafra de Abajo, algunos de ellos modelos del calendario, junto con los creadores artísticos, Juanjo y David. vicente vicéns / AGM

Septiembre se reserva para el poder transformador de la cultura, representado por la maestra Leyla Hemadi en la escuela rural de la pedanía jumillana La Zarza. Su amistad con las vecinas de Peña Zafra de Abajo le llevó a integrarse en la asociación desde el comienzo. «La teoría de los libros y la práctica de los pueblos son una fuente inagotable de conocimiento para formar a ciudadanos libres y críticos», reflexiona Hemadi.

Mirada al interior

'Lo que somos' es obra de los fotógrafos profesionales, y pareja sentimental, Juanjo y David, especializados en desnudos artísticos desde la pandemia. La conjunción de sus talentos y la delicadeza de sus objetivos captan las singularidades de cada cuerpo para romper estereotipos. Su primera exposición fue todo un éxito: 'Abanilla se desnuda', en la que un centenar de vecinos se mostró al natural con fines benéficos. Ahora trabajan en 'Fortuna se desnuda', proyecto en el que incluirán este calendario. «El desnudo es una mirada al interior. La expresión más real de un ser humano», aseguran los artistas que tienen su estudio en Abanilla.

Galería.

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Galería. juanjoydavid

Los vecinos de la pedanía no tuvieron reparo en inmortalizarse sin trampa ni cartón. «Nacemos desnudos. ¿Qué vergüenza me va a dar posar sin ropa?», asevera Juan José Pérez, uno de los autóctonos que dedica gran parte del día a su huerto ecológico e ilustra noviembre con sus frutos. El yerno del tío Pedro, que también fue minero, se alegra de que la Sierra de la Pila esté protegida. «De lo contrario, estaría en el mismo estado lamentable que el resto de montes», insiste.

Antonio Nicolás recupera en marzo el tractor paterno, con el que aún labra las tierras. Para él, conservar es honrar a los antepasados y cuidar el medio ambiente. La fotografía se localiza en una de las cocheras que fue posada para los forasteros. Un símbolo de la hospitalidad de Peña Zafra de Abajo que sigue en pie y tiene en la mesa de Perea un cubierto siempre disponible. El último en incorporarse al festín ha sido Ian Ayliffe, que sin dominar el idioma se ha enamorado de la pedanía. Y sus vecinos de él, porque la llegada del inglés en abril coincidió con la instalación de la deseada fibra óptica. Aquí comienza una nueva historia entre fronteras en la luchadora familia de Peña Zafra de Abajo.

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