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Cabeza de la manifestación feminista del pasado 8-M en Murcia.
Cabeza de la manifestación feminista del pasado 8-M en Murcia. Guillermo Carrión / AGM

Unas altas esferas aún por conquistar

Las mujeres ya son multitud e incluso mayoría en algunos sectores laborales, como la sanidad, la educación o la justicia, pero las esferas de poder siguen copadas mayoritariamente por sus compañeros varones. La brecha salarial, de casi un 27%, sitúa a Murcia como la quinta región más afectada por esta discriminación

Domingo, 3 de marzo 2019

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La posibilidad de que tropiece con una profesional la próxima vez que un problema de salud le obligue a acercarse a un hospital o a entrar a quirófano es ya mayor de que lo haga con un facultativo. El año pasado, por primera vez en la historia, el número de médicas en activo en la Región sobrepasó al de sus compañeros varones. De acuerdo a los datos que maneja el Sindicato Médico de la Región (CESM) , las féminas ya suponen el 51% de este colectivo, que integran más de 6.700 profesionales en la Comunidad de Murcia.

A base de esfuerzo, las mujeres han ido haciéndose un hueco en las facultades de Medicina y en el futuro de la profesión. No en vano, seis de cada diez estudiantes de MIR son chicas, unas cifras que, en los próximos años, acentuarán aún más una feminización de la medicina que ya se da por hecho. Entre 2011 y 2017, los colegios españoles de médicos dieron de alta a 25.212 mujeres, frente a 4.999 hombres. Este ingente volumen de colegiación femenina percibido en los últimos años supone la ruptura de una brecha de género que en 1990 era de más de 39 puntos y en 2011 se mantenía aún por encima de los siete puntos.

Francisco Miralles, secretario general de este sindicato, es consciente de que en su profesión hay cada vez más mujeres y de que, en el futuro, va a ser «mayoritariamente femenina». En algunas especialidades, como Microbiología y Parasitología, Nefrología o Medicina Física y Rehabilitación, más del 70% de los profesionales de la Región son mujeres.

La elevada representación que las féminas han alcanzado en este sector no encuentra su reflejo, sin embargo, en las esferas de poder.

Las cúpulas siguen copadas mayoritariamente por hombres y para muestra un botón. En el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, el más grande de la Región, solo existen a día de hoy cinco jefas de servicio frente a 31 varones que ocupan jefaturas –apenas suponen un 13,8%–, de acuerdo a los datos facilitados por el propio centro. Además, solo tres de las doce áreas de salud en las que se divide la Región tienen una mujer al frente. Un porcentaje llamativamente bajo que, desde luego, no se corresponde con el elevado número de facultativas que ya se cuentan en el sector.

Este problema de infrarrepresentación en las esferas de poder no es exclusivo, ni mucho menos, del ámbito sanitario y se repite, de manera recurrente, en las empresas, las universidades, los juzgados, los medios de comunicación... Guarda una relación directa con una brecha salarial que coloca a la Región como la quinta comunidad más afectada por la discriminación salarial entre sexos, de acuerdo a los datos que maneja UGT. Solo Asturias, Navarra, Cantabria y Aragón arrastran una brecha salarial mayor que la de la Región.

Estructura salarial

La secretaria de Igualdad del sindicato, Eugenia Pérez Parra, asegura que, a día de hoy, las murcianas cobran un 24,7% menos que los hombres. Este porcentaje –basado en la Encuesta Anual de Estructura Salarial que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) y cuyos últimos datos son relativos a 2016– traducido a dinero contante y sonante supone que las murcianas ingresan de media al año 5.914 euros menos que los murcianos. Frente a los 14,46 euros por hora ordinaria que cobran los hombres, las mujeres ganan 12,34 euros, remarca.

Esta brecha salarial que, incide, apenas se ha reducido en los últimos diez años, es uno de los argumentos que sindicatos y organizaciones feministas han puesto encima de la mesa para llamar a la movilización y la huelga el próximo viernes, 8-M.

«No se ha logrado aún que las mujeres, con los mismos títulos, consigamos los mismos trabajos», remarca Lola Frutos, profesora titular de Sociología en la UMU

De acuerdo a los datos que maneja el sindicato, la discriminación salarial respecto a los varones aumenta a menor categoría profesional de las trabajadoras, alcanzando casi un 37%. Cuando los grupos de cotización son mayores, explica Pérez Parra, la brecha desciende al 18%. Para poner en valor la importancia de este problema el sindicato ha tirado de números y ha realizado un cálculo que engloba los 35 años de vida laboral de una trabajadora –en el hipotético caso de que las condiciones y la brecha salarial actual se mantuviesen estables–. «En ese caso las mujeres tendrían que trabajar 11 años más que los hombres para tener las mismas retribuciones», subraya la secretaria de Igualdad de UGT.

Salto significativo

El sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ultima estos días su análisis de la brecha salarial –relativa a 2017–, que incluye datos regionales. Su secretario general, José María Mollinedo, avanza a 'La Verdad' que la brecha salarial de la trabajadora murciana se sitúa en 3.768 euros. Esta cantidad supone el 26,6% del sueldo medio de las mujeres. La discriminación en el salario aumenta con la edad, dado que el salto realmente significativo se produce a partir de los 46 años. Alcanza su máximo entre los 56 y 65 años, con una brecha de 9.642 euros, un 62% del sueldo. En términos relativos sobre el sueldo de la mujer, remarca Mollinedo, se aprecia además que las mujeres mayores de 65 años no prolongan su actividad laboral en la cúspide retributiva, pues la brecha salarial a partir de esa edad es de un 152,3% de su sueldo medio, es decir un abismo de 8.057 euros anuales.

Según explica el secretario general del sindicato Gestha, las causas de esta brecha salarial encuentran su explicación en dos razones. Por un lado, las mujeres ocupan mayoritariamente los trabajos más precarios, con jornadas parciales y sueldos anuales por debajo de los 7.400 euros. Mollinedo apunta, asimismo, a la existencia de un 'techo de cristal' en los trabajos mejor retribuidos. A partir de los 60.000 euros apenas ocupan un tercio de los puestos de trabajo, desplomándose su presencia a solo una de cada diez trabajadoras en el 'top salarial' con ingresos de más de 126.000 euros anuales. En ese colectivo, además, la brecha salarial se agiganta hasta los 18.000 euros anuales, un 14,3% de su sueldo medio.

El puesto que le corresponde

«Se consiguió que las mujeres accediesen a la universidad y que mujeres y hombres estudiasen lo mismo, pero no se ha logrado todavía que las mujeres, con los mismos títulos, consigamos los mismos trabajos», remarca Lola Frutos, profesora titular de Sociología en la Universidad de Murcia. «La mujer, pese a tener formación, no suele estar en el puesto que le corresponde».

«La maternidad es una penalización muy grande», subraya la secretaria de Mujeres e Igualdad de CC OO

Los 'techos de cristal' se dejan entrever en muchos ámbitos del mundo laboral, incluso en aquellos en los que la presencia de mujeres es más notoria. De un tiempo a esta parte la irrupción de las féminas en el mundo judicial ha sido aplastante. Seis de cada diez nuevos jueces que se graduaron este año son mujeres, de acuerdo a los datos que maneja el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El año anterior su peso en el número total de ingresos a la carrera fue aún mayor, por lo que la Justicia podría vivir en los próximos años una feminización como la que ya se ha dejado notar en el ámbito de la medicina.

En la Región de Murcia, las juezas y magistradas en activo suman ya 69, un 45,1% del total del colectivo. Aunque son amplia mayoría en algunos de los órganos de batalla, como los juzgados de Primera Instancia e Instrucción o los penales, su presencia se vuelve más anecdótica cuando uno mira hacia arriba. De los 13 profesionales que integran el Tribunal Superior de Justicia de Murcia solo cuatro son mujeres. Un porcentaje que resulta aún más llamativo en la Audiencia Provincial donde, de acuerdo a los datos del CGPJ, dos magistradas trabajan mano a mano con 21 compañeros varones.

En la Fiscalía, por su parte, las mujeres suponen actualmente el 62,9% de la plantilla regional. Suman ya 39 frente a sus 23 compañeros varones. En las plazas de jefatura, delegados o decanos, sin embargo, los porcentajes se invierten y ellos son mayoría. Figuran ocho mujeres frente a once hombres.

Ana Mellado, secretaria de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras, se ha zambullido de lleno en el estudio de un sector que también resulta muy representativo de este problema: el universitario. Según explica, en la Universidad de Murcia, por ejemplo, el 61% de los estudiantes de grado son mujeres, un porcentaje que llega al 62% en el caso de los máster y al 54,7% en los doctorados. En el colectivo de personal docente e investigador la representación femenina se queda, no obstante, en el 41,12%. «La mayor brecha está en las cátedras», advierte Mellado. En esta categoría ellas suponen solo un 25%, de acuerdo al informe la UMU en cifras, relativo al curso 2016-2017.

«Las mujeres tienen que trabajar 11 años más en su vida para tener las mismas retribuciones», lamenta Pérez Parra

«La tasa mayor de empleo de mujeres en la universidad es en el sector de la ayudantía, sustituciones...», incide la secretaria de Mujeres e Igualdad de CC OO. «Aquello que implica temporalidad o un contrato más precario». En la UPCT, de acuerdo a los datos que maneja, las mujeres solo suponen el 21% del personal docente e investigador.

Esta representación desigual en los cargos directivos también se deja ver en otros ámbitos del sector educativo, en las aulas de colegios e institutos. De acuerdo a los datos facilitados por la Consejería de Educación, Juventud y Deportes, las maestras suponen el 79,6% de los 10.734 profesionales que imparten clases en los centros de Primaria de la comunidad. En puestos directivos, las féminas acaparan el 62,5% de los mismos. Un reparto que varía levemente en el caso de Secundaria, donde las mujeres suponen el 60,6% del profesorado y tan solo un 49,8% de los cargos directivos en institutos. Entre los cargos directivos de catedráticos de Secundaria, sin embargo, es más difícil encontrar nombres de mujer. De los 92 que actualmente desempeñan su labor en la comunidad, de acuerdo a los datos de la Consejería, apenas una tercera parte son catedráticas.

«Una resistencia machista»

La secretaria de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras lanza el primer dardo para ayudar a entender esta infrarrepresentación femenina en puestos de poder. «La maternidad es una penalización muy grande», enfatiza. «Y no es solo el cuidado de los menores, en las mujeres también recae el cuidado de los mayores y de los dependientes». Las obligaciones familiares siguen cargándose mayoritariamente a las espaldas de las mujeres y eso conlleva que los contratos a tiempo parcial sean más habituales en este colectivo. «Haría falta un Estado que generara servicios a la ciudadanía para el cuidado de los niños, los mayores....», subraya Lola Frutos. «Eso es lo que más favorece la igualdad entre hombres y mujeres».

Mellado considera que, detrás de estos números, también pervive «una cierta resistencia machista» a que las mujeres entren en los órganos de gobierno. «Hay una cierta normalización de la desigualdad de género», remarca Mellado, «y se tienen que generar mecanismos para revertir esta situación».

La responsable de Igualdad de UGT recuerda que su sindicato y Comisiones Obreras plasmaron hace unos días, negro sobre blanco, una retahíla de propuestas para plantar cara a esta avergonzante brecha salarial. Unas medidas destinadas a atajar la discriminación salarial que sufren las trabajadoras y que, insiste, pueden ser desarrolladas en el ámbito autonómico.

Recuperar el Instituto de la Mujer, incorporar la perspectiva de género de manera transversal en las políticas públicas o generalizar la prohibición de contratar desde la administración pública a aquellas empresas sancionadas por discriminación son solo algunas de las ideas que los sindicatos pusieron sobre la mesa y que podrían suponer el principio del fin de este techo inconquistable en la Región.

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