Alejandro Cuerda, el submarinista que guarda el secreto del caldero
El alto mando militar saca tiempo para preparar recetas autóctonas mientras dirige el apoyo logístico a las unidades navales en el Mediterráneo y sigue de cerca el Programa S-80
Con toda la intención del mundo, el Ministerio de Defensa designó al vicealmirante Alejandro Cuerda Lorenzo (Cádiz, 1965) nuevo jefe del Arsenal de Cartagena, la mayor base logística de la Armada y el principal astillero nacional en el Mediterráneo. Un avezado submarinista para seguir muy de cerca el programa S-80 de nuevos sumergibles y el proceso de entrada en servicio de su primera unidad, el S-81 'Isaac Peral'. En dicho prototipo navegó por primera vez este jueves y comprobó los avances conseguidos en su puesta a punto por la tripulación que comanda el capitán de corbeta Manuel Corral.
Cuerda conoce bien los mares que navega. En el empleo de capitán de navío fue comandante de la Flotilla, Base y Escuela de Submarinos entre 2017 y 2019 en el Arsenal cartagenero, donde dejó un buen recuerdo por su profesionalidad, capacidad de trabajo y cercanía con sus subordinados, según estos. Mucho antes fue comandante del sumergible 'Tonina' y segundo en el 'Galerna'. «Soy submarinista por vocación y estoy encantando de vivir en la tierra de Isaac Peral», asegura el militar recién retornado a la que considera su casa, pues nació en tierras gaditanas por circunstancias familiares –es hijo de marino– y aquí ha pasado gran parte de su vida.
Llega a Cartagena tras desempeñar importantes destinos en el Cuartel General de la OTAN en Oeiras (Portugal), en el Estado Mayor de la Armada, así como en el Órgano Auxiliar de Dirección del almirante director de Ingeniería y Construcciones Navales, donde profundizó en el conocimiento de los avances del Programa S-80. Posteriormente, fue segundo comandante del Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad, comandante de la fuerza de la misión Atalanta y representante militar de España ante el mando central de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, en Tampa, Florida. Es diplomado en Estado Mayor, especialista en Submarinos y Comunicaciones. Y alcanzó la aptitud de buceador elemental y el curso de observadores de paz.
El vicealmirante regresa a la que considera su casa tras desempeñar altas responsabilidades militares internacionales
Más allá del control de la evolución del programa de nuevos submarinos, Cuerda Lorenzo se encargará de dar apoyo logístico a todas las unidades navales de Cartagena, especialmente a los buques de la Fuerza de Acción Marítima, cuyo cuartel general se ubica en Capitanía General.
Extrovertido y cercano, su regreso no ha podido ser en mejor momento que en vísperas de Semana Santa. Ocho días después de tomar posesión en su nuevo destino, dio franco de ría a San Pedro Apóstol en una de las ceremonias más pintorescas de la pasionaria levantina. Al viejo pescador le da el almirante solemne permiso para que pueda participar en la procesión california del Prendimiento. Pero 35 horas más tarde, siguiendo la costumbre cartagenera, no tiene más remedio que aplicarle el código disciplinario a dicho santo por regresar tarde «y tras pasar por unos cuantos bares», añade el militar con guasa.
Cuerda estaba encantando, pues se siente tan cartagenero como sus hijos, Alejandro y Jaime, que lo son de nacimiento. Él de hecho también ejerce de ello y como buen cocinillas se atreve con los michirones, con el café asiático y, sobre todo, con el caldero, su especialidad. Cuentan sus allegados que le sale bueno. Y él lo atribuye a que, dentro de la ortodoxia que requiere plato tan marinero, emplea en su elaboración una técnica secreta aprendida de las gentes de la mar, así como a un ingrediente que tampoco está dispuesto a desvelar. En Cartagena tendrá tiempo de cocer arroces, mientras lidera el amplio equipo que mantiene a punto la fuerza naval.
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